Nuestro cerebro también "saca la basura". Y es uno de los motivos por los que el sueño es tan importante

Publicado el 07/09/2025 por Diario Tecnología
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Nuestro cerebro también "saca la basura". Y es uno de los motivos por los que el sueño es tan importante

Sabemos desde hace tiempo que el sueño es más que descanso, es una necesidad vital como comer o respirar. La falta de sueño puede tener consecuencias devastadoras sobre nuestro estado físico, pero también sobre nuestro estado mental. La gran pregunta para muchos científicos es la de por qué, una pregunta que aún no hemos respondido del todo, pero en cuya resolución hemos avanzado notablemente.

Sueño y demencia. Una línea de investigación que en los últimos años ha ganado importancia ha sido la que estudia el rol del sistema glinfático en la relación entre nuestro sueño y la aparición de demencia. La clave estaría en las labores de “limpieza” que este sistema ejerce en nuestro cerebro.

El sistema glinfático. El sistema glinfático puede verse en ciertos contextos como un análogo cerebral del sistema linfático. Este olvidado sistema anatómico, ejerce distintas labores en nuestro organismo, siendo una de ellas la de “sacar la basura”, limpiar la acumulación de residuos generados por las células y eliminar sustancias nocivas que puedan estar presentes en nuestros tejidos.

El sistema linfático no se extiende por nuestro cerebro, pero alguien debe realizar esta importante tarea en el sistema nervioso central. Hace unos años comenzamos a comprender quién y cómo. El problema es que aún no hemos logrado averiguar los aspectos más relevantes del llamado sistema glinfático.

Limpiando las placas. Esta labor de limpieza podría estar vinculada con la aparición de enfermedades como el Alzheimer. En un artículo reciente en The Conversation, un grupo de investigadores de la Macquarie University conformado por Julia Chapman, Camilla Hoyos y Craig Phillips, explicaba esta relación.

Esta hipótesis se basa en el papel que desempeñan en la aparición del trastorno las proteínas beta-amiloides (Aβ). Con el tiempo estas proteínas tienden a acumularse en nuestro cerebro y, si no son depuradas, forman placas que dificultan el correcto funcionamiento neurológico, dañando el cerebro y dando lugar a la aparición de la enfermedad.

Trabajo nocturno. La hipótesis que vincula sueño y Alzheimer por la vía del sistema glinfático se basa también en la idea de que es durante el sueño que el sistema aprovecha para hacer limpieza de impurezas y toxinas.

Sin embargo las dudas sobre hasta qué punto es el sueño lo que desata esta relación. Como destacan Chapman, Hoyos y Phillips, los estudios a veces parecen contradecirse, por ejemplo a la hora de medir si los niveles de Aβ que encontramos en el líquido cerebroespinal son mayores durante el sueño o durante la vigilia.

De ratones a personas. Uno de los problemas que encontramos en esta línea de investigación es que mucho de lo que conocemos lo sabemos gracias a estudios realizados en ratones, mientras que los análisis con humanos son limitados. Sin embargo algunos estudios sí han logrado acercarnos al problema desde la biología humana.

Un ejemplo citado por el equipo es el de un estudio publicado en 2018 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). En él el equipo observó cómo una sencilla noche de privación de sueño podía hacer que los niveles de Aβ aumentaran significativamente en el hipocampo. El estudio por tanto refuerza la teoría de que el sueño está estrechamente vinculado a la probabilidad de padecer demencia.

Los riesgos del insomnio. El estudio de 2018 fue realizado en personas sanas que experimentaban una noche de privación de sueño. Entonces, ¿qué hay de las personas que tienen problemas de insomnio o similares? Esta cuestión es distinta y requiere un estudio aparte.

Según señala el equipo de Macquarie, algunos análisis realizados con personas con insomnio y con apneas del sueño (interrupciones causadas por problemas con la respiración) han asociado este tipo de problemas con un mayor riesgo de demencia o con menores niveles de Aβ. Esto de nuevo parece respaldar la tesis de una relación entre sueño y demencia mediada por este “sistema de limpieza”.

Otra cuestión relevante es la de cómo influyen los somníferos en esto, si es al dormirnos facilitan el funcionamiento del sistema glinfático o si por el contrario el efecto de estos no llega a facilitar su actividad nocturna. Un estudio realizado en ratones y publicado este año en la revista Cell apunta a la segunda posibilidad ya que estos compuestos no activaban la aparición de la norepinefrina, un compuesto que parece desempeñar un importante ron en esta función de “desagüe” de toxinas y otros compuestos nocivos para el cerebro.

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Imagen | Craig Adderley / Milad Fakurian

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