Los drones Shahed ya eran una auténtica pesadilla para Ucrania. Rusia acaba de hacerlos un poco más letales

Publicado el 26/06/2025 por Diario Tecnología
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Los drones Shahed ya eran una auténtica pesadilla para Ucrania. Rusia acaba de hacerlos un poco más letales

La escena tuvo lugar un día despejado de junio. Desde una ubicación secreta, un dron “nodriza” de seis metros se elevó hacia el cielo por orden de los soldados, atravesó 200 kilómetros dentro del territorio enemigo y liberó dos drones suicidas que colgaban de sus alas. Diseñados para volar a baja altitud y eludir los radares, los drones secundarios buscaron de forma autónoma un objetivo y, una vez identificado, se lanzaron para detonarse sobre él sin intervención humana directa.

Esto es hoy la guerra de Ucrania.

Terror sistemático. Lo hemos ido contando a lo largo de la guerra en Ucrania. El dron Shahed se ha convertido en el arma más mortífera de la contienda gracias a añadidos y evoluciones como la fibra, pero de un tiempo a esta parte esa evolución está sobrepasando los límites conocidos. Contaba el New York Times en una larga y sobrecogedora pieza lo que está suponiendo para el pueblo ucraniano. El Shahed-136, desarrollado por Irán y fabricado bajo licencia por Rusia como Geran-2, ha evolucionado de ser un rudimentario dron de motor de dos tiempos y fuselaje de cartón reforzado a una sofisticada arma de terror.

Rusia lo ha modificado con recubrimientos negros para vuelos nocturnos, navegación resistente a interferencias, múltiples tipos de ojivas  (incluidas termobáricas, incendiarias y de fragmentación con bolas de tungsteno) y sistemas de navegación asistidos por tarjetas SIM ucranianas y antenas satelitales Kometa, resistentes a la guerra electrónica.

Barato. El coste por unidad, entre 50.000 y 80.000 dólares, lo convierte en una opción mucho más barata que misiles balísticos como el Iskander-M (2 millones) o el Kh-101, y hasta más barato que los misiles antiaéreos que se utilizan para interceptarlos. Su bajo coste, producción masiva en complejos industriales en Tartaristán e Izhevsk, y su adaptabilidad lo han convertido en una de las armas más eficaces de la guerra moderna, ideal para hostigar a la retaguardia civil y agotar defensas.

Misiles con IA. Subrayaban en Forbes el dato más llamativo de las últimas evoluciones de los Shahed: motores a reacción. Aunque Irán había presentado públicamente una variante de este tipo (el Shahed-238), no fue hasta hace poco que se confirmó su uso en Ucrania mediante restos analizados en el campo. Se estima que estos modelos pueden alcanzar velocidades de hasta 480 km/h, cuadruplicando la velocidad de crucero de las versiones anteriores.

Su rugido agudo y veloz sustituye el zumbido del viejo motor, y su velocidad reduce drásticamente el tiempo de reacción de las defensas. Sin embargo, su coste y complejidad probablemente obligue a Rusia a emplear una estrategia mixta de drones a pistón y turbojet, complicando aún más los sistemas defensivos.

Navegación visual: más IA. Además de motores más potentes, algunas unidades Shahed ahora están blindadas en el compartimento del motor y con tanques de combustible reubicados al interior del fuselaje. Esto ha reducido y mucho la eficacia de las armas ligeras, obligando a los operadores defensivos a apuntar con precisión quirúrgica a partes vulnerables como el alerón o el propio motor.

Plus: ya se han visto drones Shahed dotados de sistemas de visión computarizada con procesadores de inteligencia artificial, según imágenes divulgadas el 18 de junio por el especialista ucraniano Serhii Beskrestnov. Estos sistemas ofrecer navegación visual autónoma, prescindiendo del GPS, lo que los haría inmunes ofrecen una de las tácticas defensivas más efectivas hasta ahora: la interferencia satelital.

Los Shahed entrarían así en una nueva era de autonomía y letalidad.

Remains Of Shahed Drone In Mykolaiv Oblast 2024 02 01 02 Shahed interceptado

Miedo a la noche. Explica en su reportaje el Times que todo cambió a partir de mediados de 2024, cuando los lanzamientos se dispararon: de 34 drones por semana en 2022, a más de 1.000 por semana en 2025. El 8 de junio de este año, Rusia lanzó 479 drones en una sola noche. Muchos Shahed ya no apuntaban a objetivos militares: impactan en mercados, bloques de apartamentos, iglesias y otros blancos sin valor táctico, en violación de las Convenciones de Ginebra.

Según Ucrania, Rusia ha implementado una campaña deliberada de terror nocturno para agotar emocional y físicamente a la población civil. El 20% de los drones logran superar las defensas ucranianas en ciertas semanas, una cifra creciente.

Contraofensiva ucraniana. Para contrarrestar la amenaza, Ucrania ha desplegado unidades especializadas como Darknode, un regimiento secreto dentro de las Fuerzas de Sistemas No Tripulados. Estos soldados, en su mayoría civiles reconvertidos, libran batallas nocturnas usando drones cazadores para interceptar Shaheds. Su tecnología, aún en desarrollo, ya permite identificar y destruir drones enemigos en vuelo, incluso cuando maniobran o cambian de altitud.

El Times explicaba casos como el de Kyrylo, un joven piloto reclutado por sus habilidades con videojuegos que ha derribado ya más de una docena de objetivos. Usan drones interceptores de 6.000 dólares y los lanzan desde campos abiertos siguiendo patrones que recuerdan a rituales agrícolas nocturnos. A este respecto, una de sus mayores ventajas es que pueden guiar al dron enemigo lejos de zonas habitadas antes de hacerlo estallar, evitando daños colaterales.

Shahed Shahed negro

Carrera evolutiva. En una carrera que no para, Rusia también ha ajustado sus tácticas: los Shaheds ahora vuelan más alto, cambian de altitud, siguen rutas enrevesadas y vienen acompañados de señuelos como los drones Gerbera, construidos en espuma, que consumen misiles y distraen defensas.

Además, algunas unidades Shahed portan cámaras para evaluar el daño o para asistencia remota en vuelo. Dicho de otra forma, la guerra ha entrado en una dinámica de innovación constante: cada mejora en defensa es respondida por una evolución táctica o técnica rusa. “Es como una carrera entre la espada y la armadura”, explicaba al diario un soldado ucraniano.

Gt9y5x4wkaahxrs Guía rusa en el manejo de dron con fibra

La fibra y una guía. Lo contamos hace unas semanas. Los drones con fibra son la evolución más mortífera de la contienda hasta el punto de que Rusia ha publicado un manual (imagen encima) para operaciones de FPV con fibra óptica. En la misma se incluyen procedimientos para condiciones de viento, como evitar tender la fibra sobre árboles o líneas eléctricas que puedan moverse y romper el cable, y reducir la altitud a 1 o 2 metros para minimizar la curvatura del cable.

Por qué cambian las reglas. Con respecto a la fibra, recordaba el Financial Times que todos los últimos drones rusos utilizan un cable ultrafino para mantener conexión continua con su operador, lo que los hace inmunes a las interferencias electromagnéticas. Las defensas ucranianas, basadas en el bloqueo de señales GPS, radio o celular, son inútiles ante esta tecnología. El método permite que los drones actúen en tiempo real con instrucciones precisas, sin temor a perder señal o caer en trampas de spoofing. Y lo hacen con gran precisión, incluso dentro de entornos urbanos.

La cobertura de carreteras críticas con redes antidrone y la prohibición de movimientos diurnos en ciertos sectores son respuestas desesperadas ante una amenaza sin precedentes. En la zona de Siversk, por ejemplo, los comandantes han ordenado restringir el movimiento vehicular únicamente al crepúsculo o durante la noche para evitar ataques letales.

Una guerra que se globaliza. La evolución del Shahed también tiene implicaciones estratégicas más allá de Ucrania. Como explicaba el presidente Zelenski durante la cumbre del G7, los ataques con drones de largo alcance se perfilan como una característica de las guerras del futuro. Con costes de entre 50.000 y 80.000 dólares por unidad, y usando componentes de libre mercado, el Shahed representa una revolución industrial en armamento: letal, barato y replicable.

La urgencia. Así, mientras las ciudades ucranianas siguen ardiendo por las noches, las defensas del país dependen cada vez más de su capacidad para adaptarse al mismo ritmo que lo hace el Shahed. Ucrania pide a los aliados occidentales, especialmente Estados Unidos y la UE, a acelerar el envío de ayuda técnica y económica.

Mientras tanto, en las trincheras y los pueblos devastados, la guerra se redefine en términos de tecnología, adaptabilidad y agotamiento humano. La aparición de drones imposibles de bloquear, la precisión quirúrgica de los ataques rusos con ejembres que actúan de forma autónoma en busca del objetivo humano, y la inestabilidad estructural de las líneas defensivas ucranianas, anuncian una nueva fase del conflicto: menos visible, más letal y radicalmente asimétrica.

Si se quiere también, la pregunta ya no apunta a si los drones cambiarán la guerra, sino cuánto tiempo queda antes de que colapsen los frentes más vulnerables.

Imagen | Wikimedia Commons, NATO, CNS, X

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