El vino no va a aliviar tus penas. La ciencia cree que el vinagre sí

Publicado el 26/06/2025 por Diario Tecnología
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El vino no va a aliviar tus penas. La ciencia cree que el vinagre sí

La depresión es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo y tratarla no es fácil. A menudo los especialistas deben recurrir a tratamientos farmacológicos con severos efectos secundarios adversos. Por otra parte también sabemos que hábitos como el ejercicio o el contacto con la naturaleza pueden servir para apaciguar algunos de sus síntomas.

Vinagre y depresión. Un nuevo estudio ha observado cualidades antidepresivas un condimento de lo más cotidiano, el vinagre. El equipo responsable del trabajo no solo ha hallado en este ingrediente habitual en ensaladas cierta capacidad de aliviar síntomas depresivos, también ha indagado en el posible mecanismo detrás de esta relación.

B3. Este mecanismo no sería otra cosa que la nicotinamida, una de las formas en las que encontramos la vitamina B3. El experimento realizado por este equipo halló un aumento de los niveles de este compuesto en un 86% tras cuatro semanas con un consumo alto de este condimento ácido.

Sabemos que la nicotinamida es un compuesto empleado por nuestro cuerpo en tareas como el desarrollo, supervivencia y funcionamiento de las neuronas del sistema nervioso central. Según hemos averiguado, esta vitamina cumple una función neuroprotectora, evitando lesiones en estas células en casos como lesiones traumáticas e infartos. También sabemos que se vincula con algunas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.

Antes poner a prueba nuestras papilas gustativas con el aliño de nuestra próxima ensalada, conviene saber que la nicotilamida está presente en diversos alimentos como carnes, leche, huevos, verduras y cereales.

Dos cucharadas. En el estudio participaron 45 personas (aunque solo 28 completaron el experimento), adultos sanos con sobrepeso. Los participantes fueron aleatoriamente divididos en dos grupos, experimental y de control.

Los asignados al primer grupo tomaron dos cucharadas de vinagre diluida dos veces al día durante dos semanas; los asignados al segundo tomaron una pastilla con una dosis baja de vinagre, una vez al día durante el mismo periodo. La dosis de ácido acético en los grupos era de 2,95 y 0,025 gramos respectivamente.

El equipo recogió muestras de sangre antes y después del experimento. Compiló también información sobre la dieta de los participantes, peso, estatura y otras variables. Los participantes rellenaron cuestionarios sobre su estado de salud y evaluaciones sobre sus síntomas depresivos. También declararon su consumo cotidiano de vinagre para más detalle.

42%. Los grupos de control y experimental no mostraron diferencias significativas al inicio del experimento pero sí pasadas las cuatro semanas. Concretamente los participantes en el grupo experimental vieron una reducción del 42% en las puntuaciones de sus tests evaluando síntomas depresivos. También se registró una mejora en el estado de ánimo.

Los tests sanguíneos mostraron unn aumento en la nicotinamida en el grupo experimental, pero también una reducción en los niveles de isoleucina, un aminoácido esencial cuya presencia en el cuerpo ha sido también vinculada con determinados problemas de salud. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Nutrients.

Una muestra limitada. El estudio ofrece una visión interesante sobre el impacto que determinados alimentos y nutrientes pueden llegar a tener en nuestro bienestar psicológico y salud mental, pero también presenta importantes limitaciones que deben ser mencionadas. La primera es la muestra de tan solo 28 participantes, un número escaso para dar validez estadística a los resultados.

Otro detalle importante es la duración del estudio. Aunque el equipo observó diferencias a las cuatro semanas, haría falta un estudio más prolongado para conocer si los efectos se sostienen en el tiempo y si hay impactos adicionales.

Finalmente, el estudio se realizó con personas sanas y con sobrepeso. Esto no es necesariamente extrapolable a la población general y, sobre todo, no tiene por qué ser extrapolable a personas con síntomas severos o con depresión clínica. Harán falta más estudios para conocer los posibles efectos en estas poblaciones.

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Imagen | Artheos

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