En 1962, un niño mexicano encontró una píldora radiactiva y se la llevó a casa. Murieron todos menos el padre

Publicado el 21/09/2025 por Diario Tecnología
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En 1962, un niño mexicano encontró una píldora radiactiva y se la llevó a casa. Murieron todos menos el padre

27 años antes del desastre en Chernóbil, Ciudad de México vivió en sus carnes los efectos de la radiación ionizante. Con un claro paralelismo con la muerte de Marie Curie unos 30 años antes, una familia mexicana desapareció tras ser expuesta durante días a una cápsula radiactiva que encontraron por ahí tirada.

Y lo peor es que nunca se aclaró como algo tan peligroso acabó en esa casa.

El caso. En marzo de 1962, una familia compuesta por cinco miembros (padre, madre embarazada, abuela paterna, una hija y un hijo) se mudaron a una nueva casa en Ciudad de México. Se estima que, jugando en un jardín, el niño se encontró una ‘cápsula’ y la cogió. Con unos diez años, era incapaz de saber de qué se trataba, pero la cápsula tampoco es que tuviese algún distintivo fácilmente reconocible.

La célula. No sabían que esa pequeña cápsula de cobalto-60 de apenas pocos centímetros tenía una actividad de 200 gigabequerelios (GBq). Por ponerlo en contexto, es una radiación entre cientos y miles de millones más pequeña que la que se dio en Chernóbil, pero suficiente como para causar estragos sin la debida protección. Y, desde luego, la manipulación estuvo lejos de ser la correcta.

Como Marie Curie 30 años antes con sus tubos radiactivos, el pequeño llevó durante algunos días la cápsula de cobalto-60 en el bolsillo del pantalón, absorbiendo de manera más que directa la radiación ionizante. La madre se hizo con ella y la guardó en un cajón de la cocina. Ahora seguimos teniendo problemas con la radiación en Chernóbil y se construyen grandes sarcófagos para contenerla, por lo que un cajón de madera poco tenía que hacer.

La Pastilla La pieza

Desenlace trágico. Unos días después, la madre empezó a notar que los vasos de vidrio empezaron a cambiar de color. Se trata de un fenómeno llamado solarización por radiación que ocurre cuando materiales transparentes como el vidrio se someten a radiación de alta energía (como rayos X o gamma). Dependiendo del color del vidrio y su composición, la nueva tonalidad varía, pero los efectos son patentes.

También empezó a causar síntomas misteriosos en los diferentes miembros de la familia, como cansancio al principio y vómitos. El desenlace fue el esperado. A comienzos de abril, unos pocos días tras el hallazgo de la píldora radiactiva, falleció el niño. Fue el que recibió las mayores dosis, lo que causó un gran daño en la médula ósea, infecciones y necrosis en las zonas de máxima exposición.

La madre, que era la que pasaba más tiempo en la cocina, falleció en julio debido a hemorragias en los tejidos hematopoyéticos. La hermana menor, de dos años, murió en agosto tras desarrollar una infección respiratoria, anemia, leucopenia y trombocitopenia. La abuela fue la última: en octubre de ese año y por causas similares a las de la niña. El padre recibió una alta dosis, pero como pasaba menos tiempo en casa por trabajo, sobrevivió.

Home 1962 Mexico City Radiation Accident 1 Un plano de la casa, de unos 25 m². La ubicación de la píldora en la cocina está marcado con el símbolo de "radiación"

¿Explicaciones? En apenas ocho meses, esa pequeña ‘pila’ radiactiva acabó con cinco miembros de una familia y aquí la pregunta más interesante es cómo algo así, sobre todo cuando ya había conocimiento de la peligrosidad del material radiactivo, acabó sin protección en el jardín de una casa. Lo más grave es que han pasado 60 años y no hay una versión oficial.

La cápsula, tras quedar obsoleta, fue retirada de un hospital donde se utilizaba en equipos de radiología y no se transportó con las medidas de protección necesaria. Ahí empiezan las versiones que apuntan que llegó a un vertedero junto a otros residuos, pero sin señalizar sobre el peligro que representaba y, de algún modo, terminó en ese jardín. Un reporte médico de la 1964 apuntó que la pieza estaba en un contenedor de plomo que se otorgó a la familia para su cuidado, pero sin informar de su contenido o peligrosidad. Lo único claro es que salió del hospital sin la debida vigilancia y no se encontró al responsable de esa cápsula de cobalto.

No fue el único. Ese misterio ha dado lugar a teorías de la conspiración como el asegurar que fue un hecho premeditado que acabara en esa familia, pero no dejan de ser eso: teorías. Y, aunque habría sido una historia perfecta para alguna película con componente sobrenatural (muertes misteriosas, cambio de color en objetos), nunca se hizo nada con ello. Tampoco hay grandes documentales, al contrario de lo que ocurrió con otro caso de radiación con una cápsula de cobalto-60: el de Ciudad Juárez en 1984.

La protagonista fue otra unidad de radioterapia con cobalto-60, pero en esta ocasión, una desmantelada de forma indebida. Destinada al basurero, cuando los operarios perforaron la unidad con cobalto-60, las partículas salieron disparadas, contaminando miles de toneladas de metal destinado a crear piezas de construcción y bases metálicas para mesas. Durante los próximos meses, se construyeron cientos de casas que tuvieron que ser demolidas, y también se recuperaron toneladas de metales contaminados que habían sido distribuidos por todo México y el sur de Estados Unidos.

Se calcula que unas 4.000 personas estuvieron expuestas, sin consecuencias catastróficas, pero sí dejando una valiosa lección sobre el riesgo de reciclar maquinaria médica obsoleta.

Imágenes | IAEA, V1adis1av

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