El queso está muy bueno, pero tiene un pequeño problema: es probable que te cause pesadillas mientras duermes

Publicado el 16/07/2025 por Diario Tecnología
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El queso está muy bueno, pero tiene un pequeño problema: es probable que te cause pesadillas mientras duermes

La intolerancia a la lactosa puede quitarnos el sueño, y de una forma bastante literal: los problemas estomacales causados por la mala digestión de esta proteína pueden poblar nuestro sueño de pesadillas, convirtiendo el descanso nocturno en un reto aún más difícil.

Combustible para pesadillas. Un nuevo estudio ha encontrado un curioso vínculo entre nuestra dieta y la calidad de nuestro sueño. El análisis mostró que opciones más saludables se correlacionaban con recuerdos más plácidos sobre los sueños vividos, mientras que el consumo de lácteos se relacionaba con el recuerdo de pesadillas.

La explicación podría estar en la intolerancia a la lactosa. Esta reacción gastrointestinal, explica el equipo responsable de la investigación, podría ser la responsable de alterar nuestro sueño causando estos sueños intranquilos.

Mal asunto. “La severidad de las pesadillas está robustamente asociada con la intolerancia a la lactosa y otras alergias alimentarias”, explicaba en una nota de prensa Tore Nielsen, coautor del estudio. “Estos nuevos hallazgos implican que cambiar los hábitos alimentarios en gente con algunas sensibilidades alimentarias podría aliviar las pesadillas. Esto también podría explicar por qué la gente a menudo culpa a los lácteos de sus pesadillas”.

1.082 estudiantes. En el estudio participó más de un millar de estudiantes de la Universidad MacEwan, en Alberta, Canadá. Los participantes respondieron a una encuesta en la que se cuestionaba por su sueño, el tiempo y la calidad de este, así como sueños y pesadillas. El cuestionario también consultaba acerca de la percepción entre sueños y alimentos, así como sobre el estado de salud, fisiológica y psicológica de los alumnos y su relación con la comida.

El equipo observó que cerca de un tercio de la muestra respondió haber tenido pesadillas, siendo este hecho más común entre las mujeres. También declararon en la encuesta un mejor recuerdo de sus sueños y una peor calidad del sueño. También se observó que ellas eran el doble de propensas a declarar alergias alimentarias que ellos.

Queso y pesadillas. Analizando las respuestas de la encuesta, el equipo observó que las personas con peores hábitos alimenticios declaraban con mayor frecuencia tener sueños negativos, y tendían a recordar menos sus sueños en general, explica el equipo.

Al estudiar las intolerancias, observaron que la intolerancia a la lactosa se asociaba no solo a síntomas gastrointestinales sino también a pesadillas y a una mala calidad del sueño. El equipo sugiere por ello la posibilidad de una relación entre el consumo de lácteos, problemas gastrointestinales y una incomodidad que afecta no solo a la calidad del sueño de las personas sino también al “contenido” de sus sueños.

Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Frontiers in Psychology.

Del plato a la almohada. La relación entre nuestra dieta (especialmente los alimentos que consumimos antes de irnos a la cama) y la calidad de nuestro sueño está bien documentada. Sin embargo no es sino poco a poco que vamos conociendo nuevos detalles que nos muestran las complejidades de esta interacción.

Conocer estos detalles es lo que puede ayudarnos a entender qué acciones y qué cambios en los hábitos pueden ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida, por ejemplo, facilitando un sueño reparador y placentero. Quizás un paso pueda ser tan sencillo como dejar el queso para la merienda.

No es perfecto. El estudio también presenta limitaciones, como recuerda en un artículo para The Conversation Timothy Hearn, de la Anglia Ruskin University. Hearn, que no estuvo involucrado en el estudio recuerda que la muestra se limita a participantes jóvenes y generalmente en buen estado de salud psicológica. La naturaleza del estudio, en forma de encuesta, también plantea importantes límites, como el llamado “sesgo de la memoria”, que puede surgir si nuestra capacidad de recordar determinados sueños se correlaciona con alguna de las variables de interés.

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Imagen | Maksim Goncharenok

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