Dragon Ball es uno de los animes de mi vida, pero estas siete cosas de la serie de Akira Toriyama me siguen frunciendo el ceño
Publicado el 27/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Es innegable que Dragon Ball es, para muchos, una de las obras que más los ha marcado en su vida. Su aparición en buena parte de nuestra infancia y adolescencia ha provocado que una enorme cantidad de jóvenes que crecieron en los 80, los 90 y los 2000 queramos más a Goku que a muchos familiares, pero lo cierto es que, conforme pasa el tiempo, vemos cada vez más fallos en esta obra.
Es por ello que he querido recopilar ciertos conceptos o cosas que me rechinan de esta obra. Eso sí, quiero dejar claro que, a pesar de estos problemas, Dragon Ball ha sido, es y será una de las obras de mi vida, tanto que incluso llevo a uno de sus personajes tatuado en mi piel. Pero las cosas como son: tiene fallos y hay que reconocerlos de una vez por todas.
¿Para qué tantas transformaciones?
No os voy a mentir, la transformación de Goku en Super Saiyan es brutal. Creo que es imposible no emocionarse como cuando éramos pequeños al ver al legendario Saiyajin cabrearse con Freezer por matar a su mejor amigo Krilin y transformarse de una manera legendaria. Pero cuando llevamos siete transformaciones distintas, la verdad es que cansa.
Ya en el arco de Buu dije: "okey, creo que con el Super Saiyan 3 han llegado al máximo”, pero después, viendo Dragon Ball GT y Super, pensé: "basta ya, ¿no?". De hecho, las transformaciones no han parecido tener demasiada relevancia debido a que había evoluciones más poderosas. Entonces, ¿para qué se crearon todas estas transformaciones? ¿Para presumir? ¿Para exprimir más a Goku?
¿Personajes Secundarios? Goku, Vegeta y Gohan son suficientes
Desde el inicio de la serie disfrutamos de todo tipo de personajes bastante interesantes y divertidísimos, como Krilin, Bulma o incluso Mr. Satán. Sin embargo, la aparición de estos personajes fue bastante descafeinada, ya que solo unos pocos sobrevivieron a la atención de Toriyama.
Goku, Vegeta, Gohan y algún que otro personaje más siguen siendo medianamente relevantes, pero la enorme mayoría de secundarios se ha quedado en un segundo plano y apenas ha tenido relevancia, a pesar de tener un futuro prometedor, como Yamcha, que comenzó siendo una amenaza y acabó convirtiéndose en una carga.
Empezó como una aventura y se convirtió en un festival de tortas
Algo que me enamoraba de la primera etapa de la serie era la enorme sensación de aventuras que dejaba cada episodio del anime. Ver a Goku en su versión más curiosa y divertida siempre me transportará a una época de mi vida que recuerdo con enorme cariño, y si bien Dragon Ball Z fue un torrente de acción, perdió esta magia.
Y es que, con la llegada de las transformaciones y enemigos formidables, Toriyama dejó de lado ese espíritu aventurero para centrarse en los enfrentamientos, algo que, si bien es entendible, sí que me chapó un poco, debido a que me encantaba ese sentido aventurero que también estaba al inicio de One Piece.
Nuevo arco, mismo destino
Otra cosa que me fruncía el ceño a lo largo de la serie es que cada arco era básicamente un Sota, Caballo y Rey: el arco empieza desenfadado, con diferentes personajes nuevos, alguna que otra pelea molona y momentos divertidos para romper el hielo, pero una vez llega el enemigo, comienza lo mismo de siempre.
El villano se presenta como alguien superpoderoso, vence a algún amigo del protagonista, parece que todo está perdido y, de la nada, aparece (cómo no) Son Goku. Le cuesta vencer al villano, se transforma, ocurre un giro inesperado y, para sorpresa de nadie, el Saiyan consigue ganar al enemigo formidable. Siempre lo mismo y nada diferente, aunque en realidad esto no es un error solo de Dragon Ball, sino del shonen en general.
Escala de poder que se fue al traste

Si bien en las primeras etapas de Dragon Ball no se tenía demasiado en cuenta la escala de poder, en Dragon Ball Z sí que comenzaron a fumarse poco a poco los niveles de los personajes más poderosos. En un inicio parecían estar más o menos equilibrados, pero una vez llegó el arco de Freezer, todo se fue al traste.
Que si Super Saiyan, que si las tres transformaciones de Freezer, que si Vegeta y el Superego, que si la evolución de Piccolo… Demasiadas transformaciones y escalas de poder que dejan de tener sentido y comienzan a brillar los guionazos de Toriyama, que si bien tienen sentido, dan un poquito de rabia en algunas ocasiones.
Más muertes y resurreciones que la Biblia
Cuando Krilin murió en Dragon Ball, ninguno de los jóvenes espectadores se creía que alguien pudiera asesinar a una persona tan inocente y divertida como el mejor amigo de Goku. Sin embargo, este impacto tan grande dejó de ser algo importante una vez comenzaron a morir cada vez más personajes.
Primero Krilin, luego el propio Goku, Vegeta, Krilin de nuevo… Y así hasta llegar a la Tierra al completo. Las muertes pasaron de ser un evento importante a una anécdota, ya que todos sabíamos que iban a ser resucitados tarde o temprano por Shenlong, y era un tanto aburrido tener que ver a los de siempre morir para volver a verlos resucitados 50 capítulos después.
Es hora de descansar, Goku
Por último, quiero dejar claro algo que creo que muchos llevamos esperando bastante tiempo: Dragon Ball debe terminar, de manera definitiva, en poco tiempo. Toyotaro será buenísimo y todo lo que quieras, pero Toriyama ya no está entre nosotros, y la obra, por mucho que nos duela, tiene que llegar a su fin.
Que sí, que Super recogió a una enorme cantidad de fans y Daima nos ha dejado fascinados, pero creo que es hora de cerrar todo lo que tenga que ver con Dragon Ball y darle las gracias a todos los involucrados por hacernos la vida un poco más feliz y alegrarnos nuestra juventud.
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