Tras la polémica por la batería del iPhone 17 Air, TDK y su ánodo de silicio cambia la perspectiva

Publicado el 20/05/2025 por Diario Tecnología
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Tras la polémica por la batería del iPhone 17 Air, TDK y su ánodo de silicio cambia la perspectiva

Durante años, la conversación sobre la autonomía de nuestros iPhones ha girado en torno a una premisa casi inmutable: más miliamperios-hora (mAh) equivalen a más tiempo de uso. Esta es una verdad a medias. Porque llega un punto en esta carrera donde exprimir cada electrón no irá más allá límites físicos impuestos por la tecnología. Entonces el progreso se estanca y hay que buscar alternativas.

Ayer hablamos de una, presumiblemente, "mala noticia": el nuevo iPhone 17 Air apunta a tener una batería muy pequeña, un retorno al iPhone 6 según varias filtraciones, que la sitúan en 2800 mAh. Pero Apple tiene un socio. Este socio es TDK. Siempre ha colaborado con Apple suministrando componentes pasivos (inductores, condensadores...). Fue un colaborador clave con Foxconn cuando se fabricaron las primeras generaciones de iPod y llevan desde 1935 fabricando electrónica. Y parece que serán el socio clave para que la autonomía del iPhone 17 Air sea muy diferente a lo que se venía rumoreando.

La delgadez como dogma

17 Air

Para entender la magnitud de este avance, necesitamos parar un momento para entender mejor una batería de ion-litio. Imaginemos una batería como un hotel con dos edificios principales: el cátodo, donde se alojan los iones de litio cuando la batería está cargada, y el ánodo, donde se mudan durante la descarga, liberando energía. El grafito, por su parte, es como un hotel con un número concreto de habitaciones. Es decir, podrá albergar una cantidad específica de iones de litio —aproximadamente un átomo de litio por cada seis átomos de carbono—.

Lo bueno es que a día de hoy es barato de producir, es estable y ha servido bien durante décadas. Pero ha llegado al límite. Y es aquí donde entra en juego el silicio. El silicio, en teoría, puede albergar muchísimos más iones de litio que el grafito –hasta 4.4 átomos de litio por cada átomo de silicio, lo que se traduce en una capacidad gravimétrica teórica casi diez veces superior. Dicho en datos: unos 3579 mAh/g frente a los 372 mAh/g del grafito.

Siguiendo con la metáfora, el silicio otorga la capacidad de que el hotel sea igual por fuera, pero un rascacielos por dentro, con mucho más espacio para los huéspedes.

Tdk

Este rascacielos tiene un problema estructural masivo: cuando los iones de litio entran en el silicio (conocido como proceso de litiación), este se hincha y crece entre un 300 y un 400% de su volumen original. Si las paredes se expanden y contraen tanto, el material del ánodo se pulveriza, pierde contacto eléctrico y la batería muere más pronto de lo deseable. Este problema de expansión volumétrica ​​ha sido el principal obstáculo para la adopción masiva del silicio. Y aquí es donde TDK lleva años innovando, con el ánodo de silicio.

Al parecer, usan el silicio a nanoescala y crean un compuesto donde el carbono actúa como un amortiguador estructural. Quizá han desarrollado nuevos aglutinantes, es algo que no ha trascendido, porque forma parte de una tecnología privada. Pero lo que está claro es lo que TDK ha afirmado: que su tecnología permite una densidad de energía volumétrica de hasta 1.000 Wh/L, lo que supone un incremento del 20-40% respecto a sus baterías de grafito actuales Según Patently Apple, esto supone una densidad energética de aproximadamente 100 Wh/kg, 1,5 veces la de los ánodos de grafito convencionales.

Su nueva generación de baterías han sido diseñadas específicamente para dispositivos ultradelgados. Es la pieza del puzle que nos faltaba: todo apunta al iPhone 17 Air. Y aquí es donde se rompe el paradigma. Porque aunque puedan ser ciertos esos 2.800 mAh frente a los 3.600 mAh del iPhone 16, en la práctica podría ser igual de eficiente, o incluso más, al ser menos potente.

Por qué ánodo de silicio

La idea no es nueva: desde principios de los 2000, distintos equipos de investigación, como los del Lawrence Berkeley National Laboratory y la Universidad de Stanford, publicaron estudios que exploran cómo el silicio podría transformar la arquitectura de las baterías.  Un artículo clave de 2008, liderado por Yi Cui en Nature Nanotechnology, introdujo nanocables de silicio como una solución a la expansión catastrófica del material durante la carga. Desde entonces, el progreso ha sido gradual: la empresa Amprius o Sila han ido refinando compuestos híbridos y métodos de fabricación.

Como decíamos más arriba, la mayoría de baterías actuales usan un ánodo de grafito con una capacidad más o menos concreta, de unos 372 mAh por gramo. El silicio tiene ese pico teórico de 3.600 mAh por gramo. Diez veces más pero una degradación más rápida. Si el iPhone 17 Air cambia la tendencia, sería el primer móvil de Apple en establecer un hito a partir del cuál se medirán el resto de rivales.

Con un chip A18 mejorado o un A19 aún más eficiente, un iOS 19 preparado para modular el consumo según hábitos e incluso usar un modo ahorro inteligente, el apellido "Air" parece que se justifica solo. Sería la punta de lanza tecnológica de la marca, una jugada típica en Cupertino: esperar a que una tecnología madure en laboratorios ajenos, integrarla con precisión quirúrgica y llevarla al mercado como si siempre hubiera sido suya. Veremos a ver en qué queda, pero tiene muy buena pinta, eso es innegable.

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