Si queremos saber cómo afectará el cambio climático a los Pirineos no hay que fijarse en el calor o en la nive. Hay que estudiar las cuevas

Publicado el 22/09/2025 por Diario Tecnología
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Si queremos saber cómo afectará el cambio climático a los Pirineos no hay que fijarse en el calor o en la nive. Hay que estudiar las cuevas

En ocasiones hemos hablado ya de la amenaza que el cambio climático supone para los Pirineos, para su equilibrio ecológico y para uno de los elementos clave en la economía de la región, el esquí. Las regiones montañosas son zonas vulnerables ante los cambios en el clima, pero para descubrir cómo no tenemos que fijarnos en sus nieves, sino en sus piedras.

16.500 años. Un nuevo estudio ha estudiado la evolución de las temperaturas en el entorno de los Pirineos durante los últimos 16.500 años. El estudio nos permite establecer una correspondencia entre la evolución de las temperaturas en esta frontera natural de la península Ibérica y la evolución del clima en otras regiones del mundo.

Casi siete grados. Uno de los detalles enfatizados por el equipo responsable del estudio es un cambio brusco en la temperatura de la región registrado hace unos 14.600 años: un aumento de unos 6,7º Celsius (con un margen de error de unos 2,8º) en la temperatura del entorno montañoso.

Este aumento de las temperaturas se corresponde a un cambio en el clima del hemisferio norte ocurrido durante la misma era y cuenta con un contrapunto: un descenso de más de seis grados ocurrido casi dos milenios más tarde, hace unos 12.800 años, durante el evento conocido como Younger Dryas, hacia el final del Último Periodo Glaciar.

Este aumento de las temperaturas se corresponde a un cambio en el clima del hemisferio norte ocurrido durante la misma era y cuenta con un contrapunto: un descenso de más de seis grados ocurrido casi dos milenios más tarde, hace unos 12.800 años, durante el evento conocido como Younger Dryas, hacia el final del Último Periodo Glaciar.

Analizando estalagmitas. El estudio fue realizado aplicando una nueva técnica que permite extraer nuevos datos climáticos a partir de las incursiones de agua atrapadas en estalagmitas, los depósitos de minerales que se forman en numerosas pruebas, similares a las estalactitas pero cuyo crecimiento se da de abajo hacia arriba. El análisis se realizó en dos cuevas de Ostolo y Mendukilo, en el norte de Navarra.

Según destaca el equipo responsable del estudio, el nuevo análisis nos permite “no solo identificar los cambios cualitativos de temperatura de los últimos 16.500 años, sino también ofrecer números cuantitativos de estas variaciones con una alta precisión cronológica”.

Los detalles del estudio han sido publicados en un artículo en la revista Climate of the Past.

Aprender para el futuro. El nuevo estudio es prueba de que nuestro entorno responde “de manera rápida y sincronizada” a los cambios en el clima global y que lo hace, además, en escalas de tiempo relativamente cortas. Esto puede ayudarnos a prevenir con mayor precisión los impactos locales de futuros cambios en el clima, algo de singular importancia en un entorno ya de por sí vulnerable ante estas alteraciones.

“Conocer cómo respondió el clima en el pasado nos ayuda a entender mejor lo que puede ocurrir en el futuro ante perturbaciones similares. Para que las predicciones de futuro de los modelos climáticos sean lo más robustas posible necesitan datos del pasado para entender cómo ha funcionado el clima ante fenómenos como la parada de la circulación termohalina o anteriores aumentos de CO2”, destacaba en una nota de prensa Ana Moreno, coautora del estudio.

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