Peter Jackson jamás se olvidará de El Hobbit y una de las escenas más complicadas y desesperantes de grabar de toda su carrera

Publicado el 25/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original

Rodar una película de la magnitud de El Hobbit no tuvo que resultar nada sencillo, por la cantidad de secuencias que no paran de desfilar y por su duración. Seguro que Peter Jackson puede dar buena fe de ello, ya que es precisamente en esta entrega de la saga en la que se encuentra una de las escenas que más le costó grabar en su carrera y que, probablemente, llegó a acabar con su paciencia.

Se trata del momento en el que el grupo de enanos y hasta el mismísimo Gandalf acuden a Bolsón Cerrado para conocer a Bilbo y contratar sus servicios para que se una al grupo. Los enanos no paran de moverse por la acogedora casa poniéndola patas arriba mientras comen y cantar sin parar, pero no hay que olvidar que se trata de un hogar diseñado para los Hobbits y, además, había que lograr que Gandalf pareciera mucho más alto que todos los demás.

Para conseguir esta apariencia, en realidad Ian McKellen no estuvo presente en el set de rodaje de Bolsón Cerrado. En su lugar, se encontraba frente a una pantalla verde desde la que grabó todas sus escenas de esta parte de la película, por lo que no interactuó en ningún momento con los demás. Sin duda, supuso una enorme frustración para el actor de Gandalf al no tener esa referencia en persona, aunque la intención era añadir sus partes más adelante durante la postproducción.

Por su parte, para grabar las escenas de los enanos, se emplearon cámaras controladas por ordenador debido a la cantidad de actores que estaban presentes y el espacio tan reducido en el que se encontraban, así que supuso un desafío mayúsculo, hasta el punto que Peter Jackson y su equipo lo pasaron realmente mal para lograr un material en condiciones.

Todos los movimientos debían estar perfectamente sincronizados y hubo mucha tensión durante el rodaje. De hecho, el propio Peter Jackson llegó a afirmar que en aquel momento fue la única vez en su carrera que se pasó un día entero sin conseguir material útil, así que optó por mandar al equipo a descansar para olvidar el asunto y liberar estrés. Por suerte, reposar con la almohada fue una buena decisión, porque al día siguiente sí que obtuvo el material que ansiaba, aunque seguro que aquellos instantes tan frustrantes perduran en la memoria del director.

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