Hace 60 años descubrimos un Dorado oculto en la selva de Perú. Ahora sabemos que en realidad era mucho más
Publicado el 25/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Entre los siglos VII y XVI los Andes nororientales de lo que hoy es Perú vieron prosperar una rica civilización que plantó cara a los incas: los chachapoyas, la "gente del bosque nuboso". Allí, a entre 2.000 y 3.000 metros sobre el nivel del mar, sus gentes levantaron construcciones funerarias y ceremoniales que con el paso de los siglos acabaron devoradas por la maleza. Uno de sus mayores legados es Gran Pajatén, en la región de San Martín. Los arqueólogos lo conocen desde hace décadas, pero al estudiarlo con nuevas técnicas, como el escaneo LiDAR, se han llevado una sorpresa. Conocían solo una pequeña parte del complejo.
Lo que se han encontrando es tan interesante que el World Monuments Fund (WMF) ya habla del mayor hito arqueológico en la región desde los 80.
¿Qué ha pasado? Que Perú acaba de dar una sorpresa agradable a los historiadores. Sobre todo a aquellos dedicados al estudio de las civilizaciones prehispánicas. Hace unos días el WMF) reveló que un grupo de investigadores ha identificado y documentado más de un centenar de estructuras arqueológicas en el Gran Pajatén, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del Parque Nacional Río Abiseo, en la Amazonía peruana. De hecho también se lo conoce como "la Ciudad perdida de los chachapoya" o "El Dorado del Antisuyo".
¿Por qué es importante? Por varias razones. El estudio no solo aporta información que ayuda a comprender el asentamiento. También nos sirve para conocer mejor la civilización a la que representa: la chachapoya ("gente del bosque nuboso"), una cultura precolombina que floreció entre los siglos VII y XVI y brilló entre otras cuestiones por sus construcciones, como la impresionante fortaleza de Kuelap, una ciudadela situada a 3.000 metros sobre el nivel del mar en lo que hoy es la provincia de Luya; o el Gran Pajatén, con sus edificaciones circulares de piedra, terrazas decoradas, caminos de trazado sinuoso y plataformas.
¿Y quiénes eran los chachapoya? Un parte destacada de la historia del Antiguo Perú. Como recuerda la WMF, la civilización floreció entre el VII y XVI en los Andes nororientales de lo que hoy es Perú, organizándose en torno a señoríos regionales. A pesar de lo escarpado del terreno consiguieron adaptarse y demostrar su habilidad como arquitectos: edificaron asentamientos con unas características construcciones circulares, frisos y mausoleos. No solo eso. También lograron resistir el empuje de los inca, aunque acabaron sometidos en el siglo XV.
¿Qué han descubierto exactamente? El Gran Pajatén se conoce desde hace décadas, se encuentra en un entorno catalogado por la UNESCO y los arqueólogos ya se habían encargado de examinarlo antes. De hecho en los 60 documentaron 18 estructuras y tiempo después, en los 80, ampliaron la lista hasta los 26 elementos. Ahora los expertos han descubierto que aquello era solo la punta del iceberg.
Con ayuda de nuevas técnicas y recursos, la expedición liderada por el WMF ha identificado más de 100 estructuras arqueológicas que dan una nueva dimensión al asentamiento. Tan relevante es el hallazgo que el organismo habla del "primer descubrimiento importante en la región desde la década de 1980". "Más que duplica el número de estructuras arqueológicas conocidas", celebran.
¿Qué nos dice todo eso del Gran Pajatén? Mucho. El yacimiento se descubrió en 1963 y desde entonces los arqueólogos lo consideran "uno de los sitios chachapoya más notables que se conservan", con edificaciones ceremoniales decoradas con frisos y mosaicos de piedra que representan figuras humanas. El problema es que los expertos no lograban hacerse una imagen de conjunto del complejo chachapoya ni de su alcance. ¿El motivo? Gran parte de su arquitectura seguía oculta, tapada por la frondosa vegetación de la selva alta peruana.
Ese hándicap y la falta de perspectiva había condicionado hasta ahora la imagen que los expertos tenían del yacimiento. "Su escala, función y cronología eran objeto de especulación continua", señalan desde WMF, que recuerda el "ecosistema único y altamente frágil" que rodea el asentamiento, en Parque del Río Abiseo. Para blindarlo las autoridades incluso restringen el acceso de los turistas.
¿Y qué conclusiones han sacado? De entrada los investigadores han confirmado que la presencia chachapoya en Gran Pajatén puede remontarse al siglo XIV. Y eso como mínimo. Hay ciertas pistas que sugieren "una ocupación significativamente más temprana". Durante su expedición también detectaron una red cercana de caminos prehispánicos que conectan el conjunto con La Playa, Las Papayas o Los Pinchudos, lo que para el WMF apoya "una interpretación más amplia del complejo como parte de un territorio jerarquizado e interconectado".
"El equipo documentó un conjunto arquitectónico compuesto por múltiples sectores interconectados. Esto permite entender al Gran Pajatén en su verdadera magnitud, no como un conjunto aislado, sino como parte de una red articulada de asentamientos prehispánicos de diferentes períodos", comenta Juan Pablo de la Puente, directivo de WMF. "Este hallazgo cambia radicalmente la dimensión del sitio y plantea nuevas preguntas sobre el rol de Pajatén en el mundo chachapoya".
¿Cómo lo han descubierto? Si Gran Pajatén se conoce desde hace más de medio siglo y hasta ahora la tupida vegetación había impedido a los arqueólogos profundizar en su estudio, la siguiente pregunta es obvia: ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué han descubierto nuevas construcciones ahora? La respuesta es sencilla: los expertos han recurrido a nuevas herramientas que les han permitido ver a través de ese manto verde sin necesidad de alterar el entorno ni dañar estructuras.
La clave está en los escaneos LiDAR aéreos y manuales, la fotogrametría, el registro topográfico y los análisis tecnomorfológicos. Gracias a ellos los expertos han podido levantar el denso manto de vegetación para echar un vistazo a lo que hay debajo, cartografiarlo todo, estudiar las técnicas arquitectónicas empleadas en el asentamiento y cómo se adapta a su entorno. "Todo sin dañar el delicado paisaje ni sus vestigios arquitectónicos", insisten desde la federación internacional.
¿Han hecho algo más? "Gracias al empleo de tecnología avanzada, nuestro equipo pudo recopilar documentación visual y científica extraordinaria que da vida al Gran Pajatén, preservando su delicado entorno", celebraBénédicte de Montlaur, presidenta de WMF. "Aunque el sitio sigue siendo inaccesible para la mayoría de personas, estas herramientas nos permitirán compartir su significado". El equipo ha presentado en el Museo de Lima imágenes de sus trabajos, entre 2023 y 2024.
Para completar su misión los investigadores también realizaron tareas de conservación, limpiando vegetación de forma "controlada" y reforzando las escalinatas, mosaicos y un muro exterior. Todo, insisten desde la organización, "sin alterar su autenticidad". "Este trabajo constituye una intervención pionera que servirá de modelo a futuras acciones de conservación en la zona", añade el doctor Ricardo Morales Gamarra, uno de los expertos que participó en el proyecto.
Imágenes | World Monuments Fund (Heinz Plenge Pardo) y
utm_campaign=25_May_2025"> Carlos Prego .