La IA está matando las búsquedas. Lo paradójico es que eso es precisamente lo que ha salvado a Google del expolio
Publicado el 03/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
La sentencia del caso de Estados Unidos contra Google, publicada al fin ayer, es una de las más importantes de la historia del mundo de la tecnología. Y en ella el juez Amit Metha, encargado del caso, menciona 133 veces una misma palabra.
IA.
Hace tres años esta sentencia hubiera sido muy distinta, y probablemente no habría habido ni una sola mención de ese acrónimo. Pero el lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022 lo ha cambiado todo, y ha provocado una consecuencia sorprendente para Google. A pesar de haberse confirmado que tiene un monopolio en el negocio de las búsquedas, el castigo ha sido suave. Casi benigno.
Google no tendrá que vender Chrome como exigía la acusación, y en lugar de eso el juez ha obligado a la empresa a compartir datos de búsqueda con sus competidores y a limitar —pero sin prohibirlos— los contratos de búsqueda exclusivos que mantiene con empresas como Apple.
El resultado del juicio es claro: Google ha ganado, sobre todo porque ha perdido mucho menos de lo que podría haber perdido. Y el gran responsable de ese triunfo legal ni siquiera es Google, sino ChatGPT. Ya en la introducción de la sentencia, en su primera página, se dejan claras las bases de esa decisión:
"Google sigue siendo la firma dominante en los mercados relevantes de producto [de búsqueda]. Ningún rival ha logrado luchar con la cuota de mercado de Google. Y ningún nuevo competidor ha entrado en el mercado. Pero las tecnologías de inteligencia artificial, en particular la IA generativa ("GenAI")) puede acabar cambiando las reglas del juego".
A partir de ahí la sentencia habla de cómo las tecnologías de IA generativa se han ido integrando cada vez más en los buscadores tradicionales. Es algo que vimos primero con Perplexity y que ha acabado cambiando totalmente la experiencia de búsqueda de la mismísima Google.
ChatGPT, el inesperado salvador de Google
De la página de resultados con una lista de enlaces hemos pasado a una página en la que cada vez más a menudo lo primero que aparece es una AI Overview, una respuesta generada por IA y construida directamente a partir de distintas fuentes. El nuevo AI Mode va incluso más allá y plantea la futura transición del buscador tradicional —tú preguntas, él genera listas de enlaces— a uno con el que conversaremos.
La IA ha entrado como un elefante en una cacharrería, arrasándolo todo, y las búsquedas se han visto especialmente impactadas. Somos muchos los que empezamos a usar mucho más ChatGPT, Claude o Gemini que el buscador tradicional de Google o alguno de sus rivales, y esa realidad se ha plasmado en la sentencia: el buscador, tal y como lo conocíamos, se está transformando en otra cosa, así que el buscador clásico ya no es "tan peligroso".
De hecho, esta sentencia es desde ese punto de vista muy razonable: el auge de la IA está creando tal competencia en el mercado de las búsquedas que obligar a Google a hacer cambios estructurales drásticos —como vender Chrome— parece innecesario.
Por supuesto, eso no hace que la sentencia haya contentado a todos. Gabriel Weinberg, CEO de DuckDuckGo, cree que la posición privilegiada de Google le seguirá beneficiando e impidiendo la libre competencia. En un comunicado compartido en X explicaba cómo "A Google se le seguirá permitiendo continuar usando su monopolio para frenar a los competidores, incluidas las búsquedas con IA".
Tim Sweeney, CEO de Epic, iba más allá y criticaba el castigo que la justicia había impuesto a Google, considerándolo absurdo y planteando una analogía de lo más sugerente:
"Es como si un acusado hubiera robado una serie de bancos y el veredicto del tribunal lo hubiera declarado culpable, y luego lo hubiera condenado a libertad condicional, en virtud de la cual podría seguir robando bancos, pero tendría que compartir información sobre cómo lo hace con otros ladrones de bancos de la competencia".
Es una forma interesante de ver esa sentencia, desde luego, pero está claro que compartir esos datos de sus búsquedas —Google ya ha avisado de que revisará esa decisión— abre una puerta a más competidores. No solo eso: plantea cambios para el panorama de los futuros buscadores, incluidos aquellos con los que no pararemos de conversar. ChatGPT, el inesperado salvador de Google, incluido.
Imagen | Xataka con ChatGPT
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