Baleares se queda sin agua y ya responsabilizan al turismo de ello: el salvavidas vuelven a ser las desaladoras
Publicado el 03/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
El paraíso turístico de las Islas Baleares se enfrenta a su espejo más incómodo: el del grifo seco. Mientras el archipiélago se enfrenta a un verano que apunta a cifras récord de visitantes (como ocurre en todo el verano), sus recursos hídricos se desploman a mínimos históricos. La situación es tan crítica, que el municipio de Sóller apenas tiene agua garantizada para 10 días, e Ibiza registra sus peores reservas en una década.
Sóller como epicentro del problema. La voz de alarma más estridente suena en la Sierra de Tramutantana, en Mallorca. En Sóller, un municipio de 13.000 habitantes, el ayuntamiento se ha visto obligado a decretar medidas de emergencia el pasado 29 de agosto. Entre estas, se ha prohibido llenar piscinas con agua potable, regar jardines o huertos, lavar el coche o limpiar la fachada. Incluso el propio servicio de limpieza municipal tiene vetado el uso de agua para baldear las calles.
La situación, calificada por el alcalde como "nada alentadora", ha provocado el enfado de los vecinos. Desde la plataforma local Sos Sóller, su portavoz, Bartu Miró, denuncia una "completa dejadez para dejar al turista hacer lo que quiera durante todo el verano" como recoge El Confidencial. En sus declaraciones, Miró lamenta que el consistorio haya esperado hasta el último día de agosto para actuar, cuando la escasez era un problema previsible y monitorizable. "Ahora nos encontramos en emergencia", sentencia.
Un fantasma del pasado. El temor que tienen los vecinos no es infundado. Los residentes ya recuerdan episodios en el pasado en los que la extracción desesperada de agua de los pozos provocó la salinización de los acuíferos. En concreto, en 2001 diez de los 21 acuíferos de Mallorca estaban salinizados, y algunos de ellos con niveles muy superiores al límite máximo de potabilidad. Algo que puede dejar inservible la fuente hídrica durante muchos años.
De esta manera, estamos ante un error técnico y de gestión que nadie quiere repetir, pero que se va a extendiendo por los vecinos de alrededor, como por ejemplo Deià, que ya en agosto tuvo que aplicar cortes de suministro en diferentes zonas, incluyendo a los propios hoteles.
Un archipiélago en prealerta. Lo que ocurre en la Tramuntana no es un caso aislado, es el síntoma de una enfermedad que está afectando a todo el archipiélago. Según los datos proporcionados por la Conselleria de la Mar y del Ciclo del Agua, la situación de los recursos a julio 2025 comienza a ser preocupante.
Prácticamente, todas las unidades de demanda se encuentran en un escenario de prealerta por sequía. Solo se salvan Formentera y la zona sur de la Tramuntana, que paradógicamente es donde se encuentran los municipios con mayores restricciones, como es Sóller. Este nivel de alerta significa, según la propia administración autonómica, que "los recursos empiezan a menguar y es necesario empezar a tomar algunas medidas de gestión".
Los datos de Ibiza son preocupantes. La isla sufre su peor dato de reservas de los últimos años, siendo la misma que se reportó en junio de 2016 por última vez, rozando el estado de alerta por sequía. En el caso de Menorca, las reservas se encuentran ahora mismo en el 40%, lo que marca su segundo peor registro histórico.
Formentera, pese a tener un estado de prealerta menos severo, también cuenta con una situación frágil. Cuenta ahora mismo con menos de 400 litros de lluvia al año, y esto hace que la isla dependa casi en exclusiva del agua producida por la desaladora lo que supone un importante coste energético.
¿Cuánta agua consume el turismo? Mientras se pide a los residentes que no laven el coche o que pongan la lavadora cuando esté llena, los colectivos ecologistas señalan como culpable al modelo turísticos de las islas. Un informe de la Universitat de les Illes Balears (UIB) ya apuntaba a que el 25% del consumo total de agua se debía a los visitantes que se recibía en el archipiélago.
Pere Joan, portavoz de la plataforma Menys Turisme, Més Vida, critica que "las restricciones se suelen aplicar en las zonas menos turísticas y más alejadas del mar", dejando entrever una gestión que prioriza el consumo del visitante sobre las necesidades del residente.
Una solución tecnológica. Ante el colapso de los recursos naturales, el Govern balear ha puesto sobre la mesa un plan de acción dotado con 288 millones de euros para mejorar el suministro, principalmente a través de la ampliación y mejora de las desaladoras y de las redes de saneamiento y depuración. Además, se han destinado 4,4 millones de euros para fomentar la reutilización de aguas depuradas, una medida clave para reducir la presión sobre los acuíferos.
El problema de las desaladoras. Pese a que estos equipos que convierten el agua del mar en agua potable mediante ósmosis inversa son vitales para el suministro de muchas zonas costeras, tienen sus inconvenientes. Entre ellos se encuentra el gran impacto energético, ya que el proceso de desalinización requiere de una gran cantidad de energía, lo que en un contexto de transición energética supone un desafío económico y medioambiental.
Pero no se queda aquí. La salmuera, el residuo hipersalino que se devuelve al mar, puede dañar a los ecosistemas marinos, especialmente las praderas de posidonia, vitales para la salud del Mediterráneo.
utm_campaign=03_Sep_2025"> José A. Lizana .