Ucrania acaba de abrir los tanques utilizados por Rusia. La sorpresa es mayúscula: los ha fabricado Occidente
Publicado el 03/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
En la guerra también se dan “unboxing”, pero de drones de combate. De hecho, Así es como se han desvelado desde mensajes ocultos de las tropas de Moscú, hasta la procedencia de la gran mayoría de los componentes de la tecnología (con grandes sorpresas). También se desveló hasta qué punto China forma parte de la maquinaria bélica, o incluso que la potencia de estos aviones de combate no tripulados tiene a NVIDIA como motor principal.
Lo que no sabíamos hasta ahora es lo que había dentro de los tanques rusos.
Dependencia extranjera. Sí, la revelación de la inteligencia ucraniana sobre el uso masivo de equipos occidentales y asiáticos en la producción de tanques rusos ha puesto de manifiesto hasta qué punto la autosuficiencia industrial del Kremlin está comprometida.
El informe actualizado del GUR detalla más de 260 máquinas de alta precisión empleadas por Uralvagonzavod, único gran fabricante de carros de combate en Rusia y responsable de toda la gama de los T-series, desde los veteranos T-72 hasta el T-14 Armata.
Made in occidente. La mayoría de estos equipos, que incluyen tornos verticales estadounidenses, centros de mecanizado alemanes y prensas italianas de doblado, fueron adquiridos en los quince años previos a 2022, durante la modernización militar previa a la invasión de Ucrania.
Dicho de otra forma, aunque no constituyen en sí violaciones a las sanciones más recientes, su presencia en las fábricas rusas plantea un problema de continuidad: sin repuestos ni actualizaciones de software, la producción blindada corre el riesgo de degradarse rápidamente.
El papel central de Uralvagonzavod. Con sede en los Urales, Uralvagonzavod concentra el corazón de la capacidad rusa de blindados, sosteniendo una producción que se estima en 20 a 30 tanques nuevos al mes, pese a la presión de la guerra. En 2024 inauguró una planta de motores equipada con máquinas CNC europeas, evidencia de cómo incluso en plena campaña bélica Rusia siguió beneficiándose de tecnología extranjera a través de rutas indirectas y terceros países.
El GUR advierte que estas entregas, aunque más complicadas y costosas debido a las sanciones, no se han detenido, lo que mantiene viva la línea de ensamblaje de los blindados rusos. La paradoja es que el prestigio industrial soviético, antaño símbolo de autosuficiencia, descansa ahora en gran medida sobre el legado de maquinaria extranjera.
La dimensión estratégica. La lista publicada por Ucrania, que recoge también 42 tipos de equipos provenientes de Austria, Japón, Corea del Sur y China, apunta a un patrón más amplio: Rusia utiliza un total de 1.396 máquinas foráneas en 169 fábricas vinculadas a la invasión.
Cada uno de estos equipos está documentado mediante contratos, grabaciones y expedientes de adquisiciones estatales, lo que dota de peso probatorio a la denuncia. El mensaje ucraniano parece claro: al cortar el acceso a repuestos, fluidos técnicos y licencias de software, se puede estrangular la base industrial militar rusa. Kiev ha propuesto medidas de diligencia reforzada, como añadir rastreadores GPS a las máquinas exportadas y exigir inspecciones in situ, con el fin de impedir que sus productos acaben sosteniendo la industria bélica enemiga.
Espejos de la vulnerabilidad. Lo hemos contado antes. El hallazgo de componentes occidentales y chinos en drones de largo alcance fabricados por Moscú, versiones locales de los Shahed iraníes, refuerza la tesis de que la industria militar rusa depende críticamente de piezas extranjeras.
El Kremlin puede disimular esta debilidad con propaganda sobre su autonomía tecnológica, pero en la práctica su maquinaria bélica se apoya en engranajes fabricados en países que hoy forman parte del bloque que lo sanciona. El propio Putin, consciente de los límites de la producción, admitió públicamente en abril que “no hay suficientes armas”, reflejando las tensiones entre el discurso de autosuficiencia y la realidad de una industria que, sin acceso a Occidente, corre el riesgo de quedar paralizada.
El talón de Aquiles industrial. Si se quiere, la denuncia ucraniana convierte la dependencia rusa en un talón de Aquiles estratégico: mientras su ejército gasta blindados en el frente a un ritmo superior al de reposición, la capacidad de fabricar nuevos depende de máquinas que no controla. Si las sanciones logran aislar a Moscú de repuestos y servicios, la capacidad de sostener su esfuerzo bélico podría deteriorarse de manera irreversible.
Al exponer estas vulnerabilidades, Kiev no solo busca debilitar al enemigo, sino también involucrar directamente a fabricantes y gobiernos occidentales en la supervisión de sus cadenas de exportación, recordando que en los talleres de los Urales se libra otra batalla: la del pulso industrial que puede decidir la guerra.
Imagen | Виталий Кузьмин
En Xataka | Ucrania ha cazado un dron "invisible" de Rusia. La sorpresa ha sido mayúscula al abrirlo: es "made in USA"
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