Esta ciclista española se hizo viral en YouTube, se pasó al cine porno y ahora ejercerá su derecho al olvido. No lo tendrá fácil
Publicado el 18/08/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Cecilia Sopeña es una madrileña nacida en 1986, profesora de matemáticas de formación (ingeniera de recursos minerales y energía), ciclista competitiva y figura pública con fuerte presencia en redes. En los últimos años, su nombre ha ido asociado a dos mundos que rara vez se tocan: el deporte y la industria del contenido para adultos.
Esa doble vida —y las consecuencias de su exposición online— la han llevado a ahora a invocar el derecho al olvido para, según explica ella misma, intentar reconfigurar su identidad pública y recuperar control sobre su imagen.
De las aulas al escaparate digital
Hace unos años, Sopeña compatibilizaba la docencia con el ciclismo, disciplina en la que suma más de un centenar de victorias a nivel nacional. Pero en 2022, contando ya con una activa comunidad en plataformas de vídeo y redes —desde donde relataba retos deportivos como triatleta—, decidió tomarse un descanso como docente de la pública y dar el salto a OnlyFans: como ella misma explicaba, llegar a la plataforma con una audiencia previa multiplicaba sus posibilidades de éxito.
Económicamente, la decisión fue impactante: "gano en un día [en OnlyFans] lo mismo que en un mes de docente", explicaba. En sus primeros meses en la plataforma para adultos declaró ingresos de 8.000 € (septiembre), 56.000 € (octubre) y 62.000 € (noviembre) de 2022. Para 2024, su perfil sumaba unos 2.900 suscriptores con una cuota mensual de 17 €.
En conjunto, la creadora situaba su facturación bruta acumulada por encima del millón de euros en dos años, con picos mensuales cercanos a 88.000 €.
Pisando el acelerador antes de frenar
Ella misma ha relatado en alguna ocasión, en su canal de YouTube, que en el pasado se había visto expuesta a comentarios sobre su cuerpo, así que un momento dado decidió sacar rendimiento económico a ese interés que los hombres tenían en ella. Y ahí, dos años después de empezar a publicar contenido erótico en OnlyFans, el pasado mes de noviembre, anunció su decisión de dar otro salto más, en este caso al cine 'hardcore' para adultos.
Hace tan sólo tres meses parecía convencida de haber dado este paso profesional, pues anunciaba en redes que buscaba un compañero para grabar: "Quiero a una persona activa sexualmente", "disponible las 24 horas" y que "sea un máquina como yo". Sin embargo, algo parece haber pasado a lo largo de este verano, que le ha hecho replantearse por completo este giro profesional.

El punto de inflexión: "tengo derecho al olvido"
Hace unos días, Sopeña anunció que emprendía una "nueva etapa, más consciente, ordenada y digna" y comunicó que había pedido a sus abogados que hicieran uso de su "derecho al olvido", solicitando que su material multimedia para adultos sea borrado de Internet, tanto en plataformas como en buscadores: cualquier difusión de imágenes, vídeos, extractos o enlaces fuera de las plataformas originales y privadas será perseguida judicialmente.
Aclara que, por motivos de gestión fiscal y compromisos profesionales, algunas cuentas privadas permanecerán temporalmente abiertas, pero "ya no representan" su identidad pública.
"Mi nombre merece ahora silencio, honor y dirección. No necesito ser entendida y quien quiera proyectar sobre mí juicios, etiquetas o desprecio, solo está revelando lo que lleva dentro. Cada crítica habla más del emisor que del destinatario".
¿Qué es el "derecho al olvido" y cómo se ejerce?
El artículo 17 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) reconoce el derecho a solicitar la supresión de datos personales cuando ya no son necesarios para su finalidad, se retira el consentimiento o su difusión resulta ilícita o lesiva, entre otros supuestos.
Su aplicación exige ponderar caso por caso frente a otros derechos, como la libertad de información. En la práctica, se formulan peticiones a los responsables del tratamiento (plataformas, sitios web) y, si procede, a motores de búsqueda para desindexación; ante negativas o incumplimientos, queda la vía de la autoridad de control o la judicial.
Desindexar no borra el contenido de origen, pero impide que aparezca fácilmente al buscar su nombre, reduciendo así su exposición pública. Pero, aunque la UE presiona para que la desindexación tenga efecto en todo el mundo, algunas compañías limitan la retirada a sus dominios europeos (.es, .fr, .de…), lo que significa que alguien en América, por ejemplo, aún podría encontrar enlaces que en España ya no aparecen.
Además, si el material sobre Sopeña está alojado en páginas con sede fuera de la UE que no tienen representación en Europa, forzar su eliminación es complejo. Y, además, existe el riesgo de activar el "efecto Streisand": al intentar eliminar contenidos, a veces éstos se multiplican en sitios de terceros (foros, y repositorios en países con legislaciones laxas).
Imagen | Marcos Merino mediante IA + Wikimedia
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