El problema no es solo que EEUU no haya destruido el uranio enriquecido de Irán: es que además le ha perdido la pista
Publicado el 23/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Pasadas las primeras horas, y con ellas las afirmaciones de Trump de que el programa nuclear iraní había sido “completa y totalmente aniquilado”, altos funcionarios estadounidenses han reconocido que, en realidad, no saben dónde está el elemento más sensible iraní, una incógnita de 400 kilogramos de reserva.
Una bomba latente. Tras la contundente ofensiva aérea estadounidense sobre las principales instalaciones nucleares de Irán (Fordow, Natanz e Isfahán), la atención de las agencias de inteligencia no se centra únicamente en los cráteres, sino en un elemento invisible pero crucial: los, a priori, algo más de 400 kg de uranio enriquecido al 60%, muy cerca del umbral de uso militar, cuyo paradero sigue siendo incierto.
Como decíamos, a pesar las proclamas de Trump sobre las capacidades nucleares iraníes, expertos y funcionarios reconocen que la verdadera incógnita es si el material fue destruido, trasladado (han tenido tiempo de sobra desde que estalló el conflicto) o diseminado en instalaciones clandestinas. La diferencia entre un programa nuclear neutralizado y uno latente depende del destino de ese stock vital.
La sombra de Fordow. Contaba en el Financial Times el exfuncionario estadounidense Richard Nephew, que la destrucción de las instalaciones visibles podría no haber afectado al material más sensible, almacenado en forma de polvo dentro de cilindros metálicos en túneles profundamente excavados.
Fordow, al estar oculto bajo una montaña, habría ofrecido protección limitada pero no nula. Con todo, existe una creciente sospecha de que Irán trasladó su uranio antes de los bombardeos, lo que representaría una jugada estratégica anticipada. Un informante del régimen iraní declaró que habría sido “muy ingenuo” dejar el uranio en los sitios atacados, y aseguró que el material sigue intacto. Es más, figuras como el director de la OIEA, Rafael Grossi, dan por hecho tras revisar imágenes satelitales y registros de movimientos logísticos cerca de túneles subterráneos en Fordow, que Irán pudo haber evacuado el uranio días antes de los ataques.
Retirada silenciosa. Explicaba el New York Times que esas evidencias apuntan a que Irán desplazó parte del uranio desde Isfahán, su principal centro de almacenamiento, hacia sitios aún desconocidos. Si bien las centrifugadoras (piezas clave del proceso de enriquecimiento) no pudieron ser evacuadas debido a su tamaño y complejidad, el combustible almacenado sí habría sido suficientemente móvil como para ser extraído en vehículos discretos.
Las imágenes satelitales mostraron al menos 16 camiones cerca de los accesos a Fordow días antes del ataque, lo que refuerza la teoría de una evacuación preventiva. La instalación de Natanz, por su parte, fue devastada por Israel, que inutilizó el centro de enriquecimiento superficial y causó un apagón que probablemente destruyó las centrifugadoras. Sin embargo, Irán ya había comenzado la construcción de una instalación subterránea más profunda al sur de la ciudad, aunque asegura que aún no está operativa.
Entre la disuasión y la actividad clandestina. Aunque Irán insiste en que su programa tiene fines civiles, la destrucción parcial de su infraestructura y el asesinato selectivo de al menos once científicos nucleares han alimentado voces dentro del régimen que sugieren revisar la doctrina nuclear.
Analistas internacionales temen que el golpe catalice un giro hacia la clandestinidad, con la instalación de nuevas centrifugadoras avanzadas y el reinicio de actividades en instalaciones no declaradas. A la gran pregunta sobre esos 408 kg de uranio al 60%, Irán podría en cuestión de días refinarlo hasta alcanzar la pureza necesaria para armas nucleares (90%) si dispone del equipo técnico necesario, aunque el proceso de miniaturización y ensamblaje aún tomaría meses o incluso un año.
Precedentes. Los casos de India, Pakistán y Corea del Norte demuestran que, incluso bajo vigilancia internacional, es posible construir una capacidad nuclear oculta. Sima Shine, exanalista de inteligencia del Mossad, afirmaba en FT estar convencida de que Irán ya reubicó tanto su uranio enriquecido como parte de su infraestructura técnica, lo que permitiría un rearme rápido si se toma la decisión política. Dicho de otra forma: a pesar del golpe militar, la voluntad política, el conocimiento científico y la experiencia industrial siguen intactos.
Colapso del control internacional. Lo hemos contado antes. Las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) se han suspendido debido a los ataques israelíes, lo que ha dejado un vacío crítico en la verificación del programa iraní.
Incluso antes de la ofensiva, la cooperación iraní con la agencia había disminuido drásticamente, y Teherán ya había construido en secreto una tercera instalación de enriquecimiento no declarada. Israel logró dañar Natanz e Isfahán, pero reconoció que no tenía capacidad para destruir Fordow sin ayuda de Estados Unidos, que aportó su artillería antibúnker más potente en el interior de sus B-2.
La gran duda. Así las cosas, nadie sabe con exactitud si estamos ante un punto final o un cambio de fase. El consenso emergente entre analistas es que no se ha destruido el programa nuclear iraní, sino su forma conocida. Si sobrevive, se transformará: o bien en un programa clandestino orientado a la obtención de armas, o bien (en caso de negociaciones exitosas) en una versión puramente civil, desprovista del ciclo completo del combustible.
El asesor Ali Shamkhani lo resumía con frialdad: "aunque se destruyan las instalaciones, el juego no ha terminado". Las capacidades, el material y la determinación siguen ahí. De ahí que el verdadero desenlace es posible que no dependa de los cráteres visibles, sino del polvo almacenado en algún lugar oculto del subsuelo iraní.
Y hasta que se sepa dónde está ese uranio, la “incógnita” solo se ha vuelto más difícil de rastrear.
Imagen | Maxar
utm_campaign=23_Jun_2025"> Miguel Jorge .