Un radar prohibe en Alcoy circular a más de 30 km/hora. Unos hombres quieren demostrar que pueden saltárselo... corriendo
Publicado el 23/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Nada hay más humano que intentar superarse a sí mismo. Plantearse una meta e intentar ir más allá es una aspiración tan antigua como el género humano. La misma esencia de los Juegos Olímpicos es esa: rebasar las marcas máximas que conocemos y que miden nuestro desempeño físico más perfecto. Y si encima la autoridad competente prohíbe rebasarlas, con más ganas se intenta.
Corre, alcoyano. Ha sido en Alcoy, en una de sus calles más céntricas, Sant Vicent Ferrer. Allí hay instalado un radar de tipo "pedagógico" que marca un máximo de 30 kilómetros por hora para los vehículos que pasen por la vía. Un grupo de paisanos se ha preguntado si serían capaces de rebasar esa velocidad... corriendo. El resultado: un vídeo que en TikTok ha generado más de 3700 kilómetros, más de 240.000 Me Gusta y cuatro millones de visualizaciones.
¿Qué es un radar pedagógico? Se trata de un radar con unos paneles electrónicos que muestran a los conductores la velocidad a la que están circulando y los alertan si superan los límites de la vía: si pasan sin rebasar la velocidad reciben una cara sonriente en verde, y si se pasan, obtienen una cara triste y el aviso en rojo. Se ubican sobre todo donde el máximo permitido es de 30 kilómetros por hora, en zonas donde se ha detectado una alta siniestralidad o en entornos escolares. En cualquier caso, no sancionan al conductor, solo miden e informan de la velocidad, de ahí el nombre.
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¿Se puede o no se puede? La obvia pregunta que nos tenemos que hacer ante semejante reto es: ¿se puede llegar a correr a más de 30 kilómetros por hora? En el vídeo, de hecho, una sola persona lo consigue por los pelos, pero es muy complicado: solo los atletas de élite en distancias muy cortas logran mantenerse tan arriba: el record mundial lo posee Usain Bolt, quien llegó a una velocidad punta de 44,72 km/h durante su histórica carrera en 2009, y su promedio en los 100 metros fue de unos 37,57 km/h.
Cosas de tíos. Lo que vemos aquí es un comportamiento típicamente masculino, con una pequeña competencia para medirse con sus iguales y evaluar sus propias capacidades y logros. Aquí, la dinámica de "quién logra ir más rápido" es un claro ejemplo de comparación entre pares, donde el reconocimiento y el estatus se obtienen al superar a los demás en una prueba pública y visible. En este caso, eso sí, la actividad no es arriesgada, un detalle que a veces aparece en este tipo de competiciones, donde se busca demostrar valía a través de conductas de riesgo viriles, como la conducción temeraria. Aunque muy saludables para las rodillas no son estos trotes.
Piedras tirar, radares correr. En realidad, no hace falta ponerse tan trascendentes ni psicologistas: este impulso de superar la marca que indica el radar es pura competitividad masculina que cuaja en gran cantidad de competiciones estúpidas en las que se embarcan los tíos. Acordaos del panorama hace un par de veranos, cuando se puso de moda tirar piedras por puentes, cuanto más gordas mejor, en un meme que adquirió vida propia en cuentas de redes sociales como piedras.tirar. Entretenerse con cualquier chorrada (cuántas cuentas de redes sociales conoces que son trick shots cada vez más alambicados y demenciales), competir por cualquier cosa, la vida masculina.
El deporte como medida de todas las cosas. Solo hay que ver a José Luis Almeida reventando la cara a balonazos a cualquier crío que se le ponga por delante para entender de forma intuitiva todo lo que nos lleva a este punto: exhibicionismo viril, jugar regular a todo pero creernos atletas griegos solo porque una vez en el patio del colegio metimos un gol de cabeza. Pero es la magia del deporte, que actúa como un dispositivo de normalización de la masculinidad: el cuerpo es una máquina de rendimiento, y atributos como la fuerza, la resistencia, la velocidad y la competitividad se convierten en estándares de valor masculino.
Por eso, si medimos esto mismo en términos de "correr delante de un rádar" entenderemos el lado no tan épico de la situación: la obsesión por competir puede convertir cualquier situación cotidiana en una "batalla" o un "partido". Quién come más rápido, quien llega antes a la oficina en coche o quién bebe más cervezas. "El héroe del domingo" que es capaz de igualar momentáneamente la marca de Usain Bolt durante una milésima de segundo. Lo épico en un punto muy concreto del cosmos.
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