El ayuno intermitente es la dieta de moda. Al menos entre los científicos que estudian sus efectos en el microbioma

Publicado el 14/05/2025 por Diario Tecnología
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El ayuno intermitente es la dieta de moda. Al menos entre los científicos que estudian sus efectos en el microbioma

En nuestro interior coexisten billones de organismos microscópicos, muchos de los cuales tienen nuestro tracto digestivo fijado como lugar de residencia. A lo largo de las últimas décadas nos hemos ido dando cuenta del destacado papel que este ecosistema interno desempeña en nuestra salud, mucho más allá de la salud gastrointestinal. 

Existen muchos factores que pueden afectar a nuestro microbioma, incluyendo nuestra genética, nuestro lugar de residencia, las personas con las que convivimos, los fármacos que consumimos o nuestros hábitos cotidianos. Y por supuesto, nuestra alimentación.

Nuestra alimentación puede afectar de distintas formas al microbioma de nuestro interior. Por ejemplo, la introducción de un patógeno como la bacteria Clostridium difficile puede hacer que el equilibrio del “ecosistema” intestinal se vaya al traste por la propagación de la bacteria. Sin embargo, sin llegar a extremos patológicos, los nutrientes que consumimos, como la fibra, también pueden afectar a los microorganismos que residen ahí.

Lo que comemos afecta, pero esto también implica que lo que dejamos de comer también importa. Seguir una dieta nos lleva a tomar una serie de decisiones enfocadas a lograr un objetivo, a menudo (que no siempre) este es el de bajar de peso, pero los cambios introducidos tendrán efectos diversos, entre ellos el de afectar, para bien o para mal, a nuestro microbioma.

El ayuno intermitente es una de las dietas que más fama han ganado en los últimos años. Es por eso que las dietas que restringen temporalmente nuestra ingesta calórica y a las cuales nos referimos convencionalmente con el nombre de ayuno intermitente hayan recibido gran atención por parte de los expertos en nutrición.

Lógicamente, esto ha llevado a diversos grupos de investigación a indagar en cómo afecta el ayuno intermitente a nuestro microbioma, cuáles son los potenciales beneficios y cuáles los riesgos de estos cambios. El problema es que, como es habitual, los resultados de estas investigaciones son bastante diversos. Lo que sí parece cierto es que el ayuno intermitente afecta a nuestra microbiota.

Uno de los últimos estudios realizados en este sentido ha llamado la atención de algunos pese a no haber sido aún publicado en una revista tras pasar el proceso de revisión por pares. El trabajo fue liderado por investigadores de la Anhui Medical University y era citado recientemente por la revista NewScientist.

El estudio, realizado con ratones, sugería que el ayuno intermitente podía dañar la barrera intestinal y causar una disrupción en la microbiota, aumentando el riesgo de sufrir inflamación intestinal. Sin embargo también abría la puerta a vías terapéuticas que podrían evitar estos problemas, como la administración de ácido indolacético.

El manuscrito que detalla el análisis, disponible en repositorio Research Square, se encuentra aún en proceso de revisión para su publicación en la revista Scientific Reports. Es por eso que debemos tomarnos estos resultados con cierto grado de escepticismo.

En declaraciones recogidas por la propia revista NewScientist, Satchidananada Panda del Salk Institute for Biological Studies de California planteaba algunas dudas respecto a la metodología, como el hecho de que el manuscrito no señalara los detalles de la dieta a la que se sometió a los ratones o que estos eran de una edad muy joven a la hora de comenzar con la dieta.

Para bien o para mal

Otros estudios han dibujado una perspectiva algo más optimista respecto a los efectos del ayuno intermitente sobre nuestra microbiota y con ello sobre nuestro bienestar. Eso sí, lo hacía introduciendo un elemento adicional, combinando el ayuno intermitente con una dieta de dosificación de proteínas, la cual espacia de forma equilibrada las proteínas que consumimos a lo largo del día

El estudio, publicado hace casi exactamente un año en la revista Nature Communications, señalaba que el ayuno intermitente “mostraba promesa” en la mejora de la salud intestinal, y lo hacía precisamente atendiendo a nuestro microbioma.

Según detalla el equipo, además de ver un aumento en sus niveles de ciertas proteínas, como las citoquinas, los participantes que siguieron el protocolo marcado por el ayuno intermitente también experimentaron un aumento en la presencia de microbios beneficiosos en su sistema digestivo, microorganismos asociados a menor grasa corporal y a una mejor salud global.

Los estudios de Scientific Reports y de Nature Communications son dos de los más recientes en la materia pero no el único. El año pasado un grupo de investigadores publicó una revisión sistemática de la literatura en la revista Frontiers in Nutrition. Este tipo de trabajos compilan de forma exhaustiva los estudios previos realizados analizando una relación concreta, en este caso la del ayuno intermitente y la microbiota gastrointestinal.

Lo que detectó el equipo que condujo este “estudio de estudios” es que existía una literatura variada y una “heterogeneidad sustancial de los resultados” que hacía difícil validar resultados, si bien estos parecían sugerir que el ayuno intermitente podía mejorar la riqueza y la diversidad de la microbiota. Lo que sí parece cada vez más evidente es que este tipo de dietas afecta a nuestro microbioma y que debemos seguir estudiando las consecuencias de esta relación.

En Xataka | Cada vez tenemos más claro que nuestro microbioma es clave para nuestra salud. Nuestras fuentes de proteínas también pueden alterarlo

Imagen | Foodie Factor / Cats Coming

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