Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
Telefónica no es solo la decana y líder en clientes de las telecos españolas: también es quien domina las licitaciones tecnológicas del Ministerio de Defensa. No es casualidad.
Y va a ir a más.
Por qué es importante. España se ha adherido al plan para llegar al 5% del PIB en gasto militar, aunque mantiene su plan de no invertir más del 2%. En cualquier caso, hay un horizonte de aumento de esa partida que se traducirá en más de una decena de miles de millones de euros adicionales a la inversión actual.
Y todo apunta a que Telefónica va a ser una de las grandes beneficiadas de esta expansión.
En cifras.
No es un monopolio porque hay pluralidad de adjudicatarios, pero la concentración es muy elevada.
El contexto. El Estado es el principal accionista de Telefónica con el 10% que invirtió –2.300 millones– en mayo de 2024.
Marc Murtra, el presidente que llegó hace seis meses, venía de Indra, otra participada por el Estado, después de que la SEPI forzara el cambio de gestión.
En detalle. En los últimos dos años, Telefónica ha multiplicado su presencia en Defensa. Entre los principales contratos recientes destacan:
Sí, pero. Esta concentración en empresas estatales tiene una lógica geopolítica. El Gobierno quiere blindar las comunicaciones militares frente a dependencias tecnológicas extranjeras.
Especialmente tras la ruptura reciente con proveedores israelíes como Elbit Systems que propugna el Gobierno. La beneficiada, según adelantó una exclusiva de El Confidencial, será muy probablemente Indra. En cualquier caso, la seguridad nacional justifica el control estatal.
La amenaza. Para la competencia privada, el panorama se complica. Con el aumento del gasto en Defensa y la preferencia por empresas participadas por el Estado, las oportunidades para el resto de operadores se reducen. Es un mercado que se estatiza por la puerta de atrás.
La declaración de Murtra en el Congreso hace tres semanas habla por sí sola: "Telefónica quiere invertir en defensa, pero siempre subordinados a la política de defensa que marque el Ministerio", dijo.
Traducción: somos un brazo ejecutor del Estado, no un competidor independiente.
Profundiza. El nuevo presupuesto de 34.000 millones para los 31 Programas Especiales de Modernización será el gran test. Telecomunicaciones, ciberseguridad, sistemas de mando y control: todo pasa por la infraestructura digital que Telefónica ya controla.
Es su momento para capitalizar años de inversión.
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Javier Lacort
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
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Orejitas de conejo y una sonrisa muy siniestra. Así son los Labubu, unos pequeños muñecos de colección que, siguiendo la estela de éxitos como los Sonny Angel, están invadiéndolo todo. Tras su éxito en China, la fiebre por estos muñecos de colección ha salido de sus fronteras y ha llegado a España. Y con ella también está llegando lo inevitable: las falsificaciones.
Contexto. Los Labubu son una creación original del artista hongkonés Kaising Lung, comercializada por la empresa Pop Mart, que también comercializa otras líneas de juguetes de colección similares. Se trata de unos pequeños peluches con un enganche de llavero, que se suelen colgar del bolso o mochila. Cuando compramos uno, en el lateral de la caja aparecen varios diseños y nos puede tocar cualquiera de ellos. Este efecto sorpresa y la gamificación de la compra han hecho que se conviertan en un objeto de deseo para coleccionistas de todo el mundo, llegando a pagar auténticas fortunas por ellos.
Éxito viral. Aunque existían desde mucho antes, el boom de los Labubu se produjo en 2024. En China generaron la friolera de 3.000 millones de yuanes (unos 355 millones de euros). 2025 está siendo aún mejor para estos pequeños duendes. Sólo en China el crecimiento es del 100%, pero en el resto del mundo estaría ya en el 480%. Hay un factor clave en este éxito global: cada vez hay más famosos e influencers que muestran en público sus Labubus. La primera celebrity que los popularizó fue Lisa, del grupo de k-pop Blackpink. Ahora se ven colgando de los bolsos de Rihanna, Dua Lipa, Madonna o Kim Kardashian.
La fiebre llega a España. Decíamos que hay una invasión de Labubus y España no iba a ser menos. A finales del año pasado abrieron una tienda en Barcelona y las colas para comprar uno de estos muñecos eran kilométricas. En la tienda oficial están agotadísimos y, aunque hay otras tiendas que venden Labubus en España, pasa lo mismo: casi todas tienen colgado el cartel de 'fuera de stock'‘(sí, también Amazon). Con este panorama, las plataformas de compraventa se están llenando de Labubus, con un aumento en las búsquedas de un 856%.
Falsificaciones y estafas. Tiendas sin stock y demanda por las nubes son los ingredientes perfectos para que los falsificadores entren en acción. Según un informe de Kaspersky, ya está pasando. Se han creado sitios web fraudulentos que venden figuras falsificadas y, además, roban datos de los usuarios que compran. Recomiendan comprar siempre de distribuidores oficiales, pero dado que en Pop Mart España apenas hay stock, muchos usuarios acuden a Wallapop, Milanuncios o Vinted. Hay muchos disponibles, muchos de ellos originales, pero aquí se presenta otro problema: el precio. Normalmente un Labubu cuesta entre 15 y 30 euros. Aprovechando la escasez, muchos vendedores hinchan los precios.
Precedentes. Coleccionar figuritas no es ninguna novedad. Hace unos años vivimos la fiebre de los Funko Pops. En 2019, la empresa norteamericana presumía de haber triplicado su valor, aunque hace un par de años supimos que sus finanzas no pasaban su mejor momento. La fiebre de los Labubu aprovecha la ola generada por un fenómeno más reciente: los Sonny Angels, esos muñecos japoneses que mucha gente llevaba pegados en sus smartphones y que también fueron un problema por la cantidad de falsificaciones que circulaban.
En la ambigüedad está el éxito. Aunque parecido a los Sonny Angels, los Labubu son pioneros en una cosa: es la primera vez que China “coloniza” Europa con un fenómeno cultural y consumista de este tipo. Según esta periodista china, el secreto del éxito sería justamente que los Labubu no parecen algo chino. Su diseño ambiguo hace que sea más consumible por un público masivo. La imagen corporativa de su empresa matriz, Pop Mart, también es más ambigua o “menos china”, algo que según esta periodista es intencionado y tendría un objetivo: “hay menos probabilidades de que haya una reacción violenta si Beijing hace algo mal”.
Y China se hizo cool. Lo contaban en este artículo de The Economist, donde exploran el cambio de imagen que ha experimentado China desde occidente en los últimos años. Un claro indicador es el éxito de productos culturales chinos como la película Ne Zha 2, o videojuegos como ‘Genshin Impact’ y ‘Black Myth: Wukong’. El éxito de TikTok, su liderazgo en industrias como el coche eléctrico o los drones han contribuido a mejorar la imagen del país fuera de sus fronteras, algo que coincide con una creciente visión negativa de Estados Unidos bajo el mandato de Trump.
Imagen | Declan Sun en Unsplash
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Amparo Babiloni
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
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Después de cuatro años de ausencia, la industria del anime volverá a darle la bienvenida a una serie que conquistó medio mundo: Black Clover. La obra creada por Yuki Tabata volverá por todo lo alto y la enorme mayoría de los fans está tremendamente feliz, pero lo cierto es que yo tengo una preocupación.
Recuerdo que, cuando comencé a ver la serie, al igual que la enorme mayoría, me quedé gratamente sorprendido por la buena animación que tenía en los momentos más vibrantes de la serie, pero hay algo que la marcó casi al mismo tiempo: a excepción de estas secuencias, la calidad de la serie era bastante mala.
Superposición de dibujos y objetos, mala estructura corporal e incluso falta de extremidades llegaron a verse a lo largo de la serie, algo que los propios fans también destacaron y que dejaba claro que Pierrot, a pesar de tener picos de calidad gigantescos, sufría de una irregularidad que acabó afectando a una de sus grandes producciones.
Pero existe una razón muy clara para esta irregularidad: Pierrot seguía con una filosofía de producir capítulos de manera semanal, y esto provocó que, inevitablemente, tuvieran que bajar el listón para poder llegar sin problemas a las fechas de entrega que la productora pedía.
Es por ello que, para que Black Clover vuelva a lo grande, necesitaría un formato adecuado a los tiempos que corren, con un bloque de capítulos no muy extenso y separando su contenido por temporadas, para tener así sostenibilidad, tal y como han hecho con Bleach, que incluso creó una nueva división en Pierrot para este tipo de producciones.
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Iván González
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
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Un reciente y demoledor informe de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) ha puesto sobre la mesa una realidad que muchos jóvenes ya podíamos intuir: para mantener un nivel de vida similar al que se tiene durante la etapa activa, será necesario alargar la vida laboral hasta los 71 años.
La proyección apunta a que, para 2065, los jóvenes de hoy que únicamente hayan conseguido cotizar 30 años deberán retrasar su retiro hasta los 71 años para tener una pensión similar a su última nómina. Y el motivo principal está bastante claro: el acceso más tardío al empleo.
El informe lo deja claro al afirmar:
“El acceso más tardío a un empleo dificultará que los jóvenes de hoy en día logren completar carreras laborales suficientemente largas y, por lo tanto, tendrán que prolongar su permanencia en el mundo laboral para conseguir una pensión que les permita mantener su nivel de vida”.
El acceso al mercado como responsable de este problema
Si miramos los datos concretos, el problema es evidente: mientras que en 2024 la tasa de ocupación de las personas entre 16 y 26 años estaba en el 43,2%, en 2007 este porcentaje era 15 puntos más alto, situándose en el 58,7%. Esto indica que la juventud en España cada vez accede más tarde al mercado laboral.
A este acceso tardío se suma otra dificultad: cada vez es más complicado obtener una jubilación con el 100% de la pensión. La última reforma del sistema de pensiones, que aún se está aplicando progresivamente, establece que la edad de jubilación aumentará hasta los 67 años en 2027 para quienes hayan cotizado menos de 38 años y medio. Además, se eleva a 37 años el requisito de cotización para percibir el 100% de la pensión.
Pero... ¿Qué pasara en el año 2065? Tomando como base los datos económicos más recientes, el informe ha mostrado sus proyecciones de cara a 2065 y son bastante claros con respecto a la reducción en la calidad de vida de los empleados:
Cuanto menor sea la duración de la carrera laboral, más baja será, es decir, la pensión será más reducida respecto al último salario. Esto, si lo unimos a unos salarios más bajos de base, podría dar lugar a problemas de suficiencia, y por lo tanto un nivel de bienestar mermado tanto durante su vida laboral como tras la jubilación
Y siguen explicando de manera extensa sus previsiones atendiendo a las proyecciones legislativas que hay planteadas ya:
Con la legislación prevista actualmente, proyectada a 2065, se obtendrá una tasa bruta de reemplazo del 90% ―que equivale aproximadamente a una tasa neta del 100%, lo que significa mantener el nivel de vida previo― con 40 o más años cotizados y con una edad de jubilación de 65 años. Para conseguir la misma tasa de reemplazo con una carrera laboral de 35 años, se deberá demorar la jubilación hasta los 68 años, y hasta los 71 años con solo 30 años cotizados
El informe también señala que las últimas reformas del sistema obligan a un mayor esfuerzo contributivo. Es decir, los jóvenes deberán aportar más a la Seguridad Social para terminar recibiendo una pensión que, en proporción, será inferior a la que percibieron sus padres.
Un dilema para la juventud española
El informe plantea un gran dilema: si los jóvenes acceden más tarde al mundo laboral, tendrán que elegir entre trabajar más allá de los 70 o asumir una pérdida significativa de poder adquisitivo durante la jubilación. Según los expertos, esto podría compensarse mediante ahorro o inversión durante la etapa activa, aunque no siempre es posible.
También hay que considerar posibles reformas futuras para hacer sostenible el sistema de pensiones. Entre las medidas que se barajan está aumentar a 40 años cotizados el requisito para obtener el 100% de la pensión, o incluso elevar la edad mínima legal de jubilación, en función del aumento de la esperanza de vida. Todo esto, sumado al acceso laboral tardío, complica aún más el panorama.
A esto se suma una realidad económica precaria. La juventud española enfrenta mayores dificultades laborales, con contratos más temporales y salarios más bajos: los jóvenes de entre 16 y 29 años cobran un 34% menos que la media, y viven en hogares con una renta por unidad de consumo de 20.800 euros (en 2023), un 4,2% por debajo de la media nacional.
Con todo esto, la conclusión del informe es bastante clara:
"El panorama que se presenta para los actuales jóvenes en cuanto a las pensiones futuras es incierto, ya que, podría haber reformas futuras que afectaran a la tasa de reemplazo en función de la evaluación trienal del exceso de gasto que exige la normativa"
Pero no se quedan ahí. Apuntan también a que "jos jóvenes actuales van a tener que realizar un mayor esfuerzo contributivo y soportar una reducción de la tasa de reemplazo".
Imágenes | Devin Avery Alexis Brown
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José Alberto Lizana
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
Nunca pensé que tendría que hacer esto por un artículo, pero aquí estamos. Cuando empezaron a circular noticias sobre una supuesta función de FaceTime en iOS 26 que congela tu videollamada si detecta que alguien está desnudo, sabía que había que ir más allá de los titulares. Así que sí, me bajé los pantalones (y me quité la camiseta) frente a mi iPhone para descubrir qué hay de cierto en toda esta polémica. Porque una cosa es leer sobre el "detector de desnudos" de Apple y otra muy distinta es probarlo en tus propias carnes. Literalmente.
Todo empezó con un post en X que se viralizó rápidamente. Tal y como anunció Apple, FaceTime en iOS 26 congelaría automáticamente las videollamadas al detectar desnudez, mostrando una advertencia que básicamente te regañaba por enseñar de más. Los medios se hicieron eco y no tardaron en aparecer las teorías sobre Apple convertido en el policía digital de la moral. Pero cuando algo suena demasiado escandaloso para ser verdad, normalmente hay más historia detrás. Y efectivamente, la hay.
El experimento: todo queda en casa (nunca mejor dicho)
Para hacer la prueba completa, me armé de valor y preparé un FaceTime entre mi iPhone y mi iPad. Nada de involucrar a terceros en este experimento tan peculiar. Tengo dos cuentas de Apple diferentes precisamente para este tipo de pruebas, así que pude llamarme a mí mismo como si fuesen dos personas diferentes.
Inicié la llamada con normalidad y, después de unos segundos, procedí a hacer lo que dice el titular. ¿El resultado? Pues... no pasó absolutamente nada. La videollamada continuó sin inmutarse, sin alertas, sin censura automática. Y aquí está lo que quizás no han contado: la función viene desactivada por defecto para adultos.
Resulta que esta polémica función no es automática ni está activa por defecto. La encuentras en Ajustes > Aplicaciones > FaceTime > Aviso de contenido sensible. Y sí, hay varias opciones interesantes.
- Activar el aviso de contenido sensible, que es lo que tuve que activar manualmente para hacer la prueba.
- Ayudar a Apple a mejorar el reconocimiento: esta sí que debería preocupar algo más, porque aquí estarías enviando datos (de forma anónima) para mejorar el sistema.
Para menores de edad, la cosa cambia. La protección viene activada por defecto, lo cual tiene todo el sentido del mundo.
Activando el "detector de desnudos"
Una vez que activé la función en ambos dispositivos, repetí la prueba. Y ahí sí, tras unos cinco segundos, el sistema reconoció lo que estaba pasando.
En mi dispositivo (el emisor) apareció una alerta: "El audio y vídeo se ha pausado porque es posible que estés mostrando contenido sensible. Si no te sientes a gusto, deberías terminar la llamada." Con dos opciones: reanudar o finalizar.
En el dispositivo receptor, simplemente se pausó el vídeo. No hubo nada de información. Solo se detuvo la transmisión. Sin embargo, en otras pruebas fue al revés. El emisor pudo seguir enviando contenido mientras le aparecía una alerta al receptor. En cualquier caso, la videollamada se detiene.
Más allá del vídeo: también probé con mensajes
Para completar la investigación, también probé enviando una foto "caliente" a mi número alternativo (también uno específico para este tipo de pruebas). Con la protección activada, el receptor recibe una advertencia sobre contenido sensible. La persona que lo envía, obviamente, lo hace con normalidad.
Desmontando la polémica
Después de hacer las pruebas, creo que la polémica original puede explicarse por tres motivos:
- Error de beta: iOS 26 sigue en beta, y es posible que alguien experimentara un comportamiento donde la función se activó sin estar configurada. En septiembre, cuando llegue la versión final, esto probablemente no sucederá.
- Usuario menor de edad: si la persona que reportó el problema era menor de edad, la protección estaría activa por defecto. Esto explicaría por qué se activó "automáticamente" sin configuración previa.
- Activación manual para generar polémica: también existe la posibilidad de que alguien activara conscientemente la función para crear contenido viral. No juzgo las motivaciones, pero las pruebas son las pruebas.
El fondo de la cuestión
Apple insiste en que todo el procesamiento se hace en el dispositivo, y con Apple Intelligence hemos visto que esto es técnicamente posible. Lo curioso es que esta función es compatible incluso con dispositivos que no soportan Apple Intelligence, lo que significa que hay reconocimiento de imágenes y vídeo en tiempo real funcionando con IA más básica.
El procesamiento local significa que Apple no tiene acceso a lo que estás mostrando en tu videollamada. Aunque somos libres de sembrar la duda sobre esto. Aunque, bajo mi opinión, la realidad es que la privacidad real no está en riesgo por usar FaceTime, sino por exponerte ante otra persona.
Al final, toda esta polémica me recuerda a cuando Apple presentó por primera vez las protecciones para menores en fotos y mensajes. Siempre habrá debate sobre hasta qué punto es apropiado que una empresa "juzgue" contenido, pero la realidad es que vivimos en un mundo donde la protección de menores es una responsabilidad compartida.
Si esta función te hace pensar dos veces antes de hacer esa videollamada o enviar esa foto, quizá ya ha cumplido parte de su propósito. Porque al final, la regla número uno sigue siendo la misma: si no quieres que algo así suceda, no te hagas ese tipo de fotografías o videollamadas.
La función existe, es opcional para adultos y funciona como prometía. Si no quieres usarla, no la actives. Si la necesitas, ahí está. Y si quieres hacer videollamadas subidas de tono, puedes hacerlo con total normalidad... siempre y cuando seas mayor de edad y tengas la función desactivada. Y sí, mis pantalones ya están donde deben estar.
Imagen portada | Freepik
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Guille Lomener
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
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La primera operación documentada de buques lanzando al mar barriles con residuos radiactivos se ejecutó a 80 kilómetros de la costa de California en 1946. No era una práctica en discusión. Bien al contrario: el propio Organismo Internacional de Energía Atómica (International Atomic Energy Agency, IAEA) celebraría una década después un simposio del grupo de técnicos que asesoraban sobre estos vertidos. Se metía de todo en esos recipientes, forrados a veces en hormigón o alquitrán: restos de experimentos, guantes médicos, cristales, esferas luminizadas defectuosas... Hasta containers enteros (al menos 12) procedentes de universidades escocesas. Así lo refleja el último inventario de la IAEA, de 1999 (Inventory of radioactive waste disposals at sea), que plasma incluso cómo se tiraron bidones a sabiendas de que estaban perforados.
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
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El concepto tradicional de GTI se ha desvirtuado. Ya casi no existen opciones divertidas, económicas y válidas para el día a día. Insisto, casi. Porque es posible hacernos, por 199 euros al mes, con un "GTI" con 180 CV, buen equipamiento de serie y diversión y nostalgia a partes iguales.
No es un "GTI" al uso, pero sí un coche divertido y barato que trae de vuelta el concepto
- Aunque sea eléctrico cumple como utilitario deportivo.
- Ofrece 180 CV.
- Sus prestaciones son muy respetables.
Esto lo hacen posible marcas como Alpine y el Alpine A290. Sí, un utilitario 100% eléctrico pero que cumple perfectamente para ser considerado un "GTI" -salvo por la "I" de inyección-. A fin de cuentas, recurre a un motor que
desarrolla 180 CV y 285 Nm de par.
Declara una autonomía de 379 km, cifra que lo convierte también en un buen coche urbano

Son cifras que se envían al eje delantero y que permiten un 0 a 100 en 7,4 segundos y una velocidad punta de 160 km/h. Prestaciones más que respetables que se complementan con un consumo combinado de tan solo 15,9 kWh/100 km -el real en ciudad podrá estar en esas cifras o incluso menos-. Cuenta además con una batería de 52 kWh de capacidad que, bajo el ciclo
WLTP, declara
una autonomía de 379 km.
El acabado GT ya
ofrece de serie elementos como llantas de 19 pulgadas, faros Full LED, cámara de visión trasera, ayuda al aparcamiento delantero, lateral y trasero, control de crucero adaptativo, acceso y arranque sin llave, pinzas de freno Brembo, asientos delanteros calefactos y con ajuste en altura, climatizador, cuadro de mandos digital de 10,3 pulgadas y pantalla central de mismo tamaño con conexión con Apple CarPlay y Android Auto entre otros.
Valor
Dato
Versión
GT
Potencia
180 CV
Par
285 Nm
0 a 100
7,4 s
Velocidad máxima
160 km/h
Peso
1.479 kg
Capacidad batería
52 kWh
Autonomía WLTP
379 km
Carga C.C
100 kW
Tiempo 0 a 80%
30 min
El equipamiento con el acabado de acceso ya es sumamente generoso
¿Qué condiciones plantea Alpine?
- Se trata de un plan multi-opción.
- Si nos lo quedamos el precio es de algo más de 42.000 euros.
- Al contado y sin ayudas son 38.700 euros.
Ahora bien, debemos saber que para hacernos con el A290 por 199 euros al mes tenemos que acogernos al
plan multi-opción de Alpine. Esto implica afrontar una entrada de 10.895,41 euros, 48 cuotas de 199 euros y, en caso de querer quedárnoslo, una última de 21.118,61 euros.
De esta manera,
el precio total a plazos asciende hasta los 42.369,25 euros. Un Alpine A290 de igual configuración cuesta 38.700 euros, precio que, con la ayuda del Plan MOVES III, se puede reducir hasta los 31.700 euros.
Podemos elegir entre devolver el coche, cambiarlo por otro o quedárnoslo
Las alternativas del Alpine A290
Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
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El verano ha llegado con fuerza desmedida a España. Junio ha cerrado como el mes más caluroso del que se tenga registro, y no hay indicios de que las temperaturas vayan a dar tregua. Las calles se vacían, los parques públicos quedan desiertos, y los ventiladores resoplan día y noche como si intentara marcar el ritmo de estos días insoportables. Pero mientras la vida se adapta como puede a este nuevo calor, bajo la superficie —donde late la red invisible que sostiene la vida moderna— el calor también ha puesto a prueba los límites del sistema eléctrico.
Demanda al alza. Mientras millones de personas buscan refugio bajo el aire acondicionado, el sistema eléctrico español empieza a mostrar señales de saturación. El calor extremo dispara la demanda, reduce la eficiencia de algunas fuentes de generación renovable y genera desequilibrios en la red eléctrica.
Como recoge el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), el pasado 1 de julio el precio del megavatio hora alcanzó un pico de 167 euros a las 21:00, una cifra poco habitual para una franja nocturna. El aumento coincide con una demanda elevada y una producción renovable reducida al final del día, lo que obliga al sistema a apoyarse en tecnologías más caras como el gas natural, según datos de Red Eléctrica España (REE).
Más calor, más presión en la red. A todo esto se suma un fenómeno urbano que agrava la presión sobre la red: la isla de calor. En las ciudades, el asfalto, el hormigón y la falta de vegetación hacen que el calor acumulado durante el día se mantenga durante la noche, elevando varios grados la temperatura respecto a zonas rurales. Como resultado, el consumo energético no desciende tras la puesta de sol, sino que se mantiene alto durante más horas. Los hogares siguen encendiendo ventiladores y aparatos de aire acondicionado hasta bien entrada la madrugada, lo que tensiona el sistema cuando las renovables ya han caído del mix.
Pero con más sol… Lo lógico sería pensar que con más horas de sol, la energía solar bastaría para cubrir la creciente demanda. Y en parte, lo hace: según datos de REE, el 1 de julio las renovables aportaron el 50,6 % de la electricidad generada en España, frente al 49,4 % de las fuentes no renovables. Pero esa media diaria oculta lo que ocurre en las horas críticas.
A partir de las ocho o nueve de la tarde, la fotovoltaica desaparece del mix energético, justo cuando la demanda se mantiene elevada y la temperatura apenas cede. A esa hora, son los ciclos combinados —centrales que queman gas natural— los que sostienen el sistema, con más de 14.000 megavatios generados en algunos momentos de esa misma noche, según datos de REE.
Hay un problema añadido. La solar no siempre rinde como se espera: como ya hemos explicado, los paneles pueden tener pérdidas de eficiencia de entre un 10 y un 25% por culpa de las altas temperaturas. Por cada grado adicional, pueden perder hasta un 0,5 % de rendimiento. Tampoco la eólica ayuda demasiado: las olas de calor suelen venir acompañadas de situaciones de estabilidad atmosférica que reducen el viento, lo que también lastra la producción.
¿Habrá algún apagón? Hablar de apagones generalizados puede parecer exagerado, pero la comparación con otros países, como Estados Unidos, obliga a tomarse la amenaza en serio. Sin embargo, el sistema español ha demostrado tener cierto margen de maniobra. Tras el apagón del 28 de abril, se activaron los servicios de ajuste para equilibrar la red en caso de colapso del sistema en momento críticos. Aunque evita el colapso, estos mecanismos tienen un coste: han encarecido la parte regulada de la factura, sobre todo para quienes están en la tarifa PVPC.
A partir de ese momento, REE ha mantenido un margen de seguridad adicional, operando con centrales de respaldo activas incluso cuando no están en uso, lo que encarece de forma estructural el funcionamiento del sistema. Más allá del episodio puntual, ese apagón dejó al descubierto las carencias de un sistema que necesita más almacenamiento, microrredes y mayor capacidad de respuesta local ante perturbaciones.
Un sistema bajo estrés. Este verano no solo está rompiendo récords de temperatura: también está poniendo a prueba los márgenes del sistema eléctrico. La combinación de calor prolongado, picos de demanda nocturna y una generación renovable más vulnerable de lo esperado está tensionando la red en momentos críticos.
Las renovables son el presente y el futuro, pero no son infalibles. Su comportamiento también depende del clima. Y cuando las olas de calor se vuelven la norma y no la excepción, la resiliencia del sistema depende de otros factores: del refuerzo de las redes, del almacenamiento, de la gestión de la demanda y, sobre todo, de preparar a las ciudades para resistir sin que los más vulnerables paguen el precio.
Imagen | Unsplash
Xataka | En un intento desesperado por evitar el apagón, REE intentó arrancar una central de gas siete minutos antes del desastre
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Alba Otero
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
España es en estos momentos el mejor ejemplo de un problema mucho más profundo que llega con el calor infernal en gran parte del planeta: cómo combatir el fuego con la jornada laboral (y la vida en general). Cinco trabajadores fallecieron durante la primera ola de calor, y por eso se prioriza adaptar la jornada (o suspenderla) cuando llegan esas horas en las que sol no nos deja avanzar.
Y, mientras tanto, en India son las 10 de la mañana y ya tienen 40 grados. ¿Cómo demonios lo hacen?
El calor como ley. Contaba el New York Times en un reportaje cómo se combate el fuego en la urbe más sofocante. En Sri Ganganagar, una región semidesértica del estado indio de Rajastán, la vida cotidiana se ha adaptado a temperaturas que, en pleno junio, alcanzan los 49 °C. Allí, donde el amanecer ya comienza a 30 °C y para las 10 de la mañana el termómetro supera los 40 °C, el calor no es un fenómeno estacional: es una condición estructural que condiciona el trabajo, la salud, el descanso y las relaciones humanas.
La población, mayoritariamente agrícola y sin acceso a comodidades como el aire acondicionado, ha desarrollado una coreografía diaria que se pliega a los ritmos abrasadores del clima y el sol.
Seguir al sol. ¿La clave? Las jornadas laborales comienzan antes del amanecer: campesinos y obreros aprovechan las pocas horas frescas para trabajar en los campos y en las construcciones, antes de refugiarse donde pueden cuando el sol se vuelve insoportable.
Las casas se vacían al mediodía, los mercados se cierran, y los pocos servicios activos, como los carritos de comida callejera, funcionan bajo temperaturas que funden el asfalto. La escena se repite cada verano con una intensidad creciente, agravada por una humedad en ascenso que multiplica el sufrimiento físico.
Atardecer en Sri Ganganagar
El abismo térmico. Pasamos de Sri Ganganagar a otra región “extrema”. Explicaban en Bloomberg que en la ciudad occidental de Ahmedabad, donde los termómetros superan habitualmente los 45 °C a comienzos de mayo, la lucha contra el calor también ha dejado de ser una cuestión estacional para convertirse en una necesidad estructural. En este entorno, la exposición al sol ya no es solo un riesgo laboral: es una amenaza directa a la salud, la seguridad alimentaria y la estabilidad económica de millones de personas.
Para mujeres como Kunwar ben Chauhan, que vende carne en la calle y ha sufrido desmayos, deshidratación y pérdidas económicas por el deterioro de sus productos, el calor extremo impone dilemas imposibles: salir a trabajar y arriesgar la vida, o quedarse en casa y perder el sustento diario. Frente a esta realidad, colectivos como la Self-Employed Women’s Association (SEWA) despliegan soluciones pioneras como el seguro paramétrico, que otorga compensaciones económicas automáticas cuando la temperatura excede ciertos umbrales críticos. La medida, aunque modesta, representa un salvavidas vital en una economía informal donde muchas trabajadoras ganan apenas tres dólares diarios.
Ahmedabad
Adaptación desde abajo. En Ahmedabad, una metrópolis de más de 8,5 millones de habitantes, la resiliencia se construye desde el tejido comunitario. Además del seguro climático, iniciativas como el recubrimiento de techos con pintura reflectante y la instalación de sistemas de alerta temprana están transformando la manera en que se percibe y gestiona el calor. La ciudad, pionera en Asia del Sur, lanzó en 2013 su propio Plan de Acción contra el Calor tras la devastadora ola de 2010, en la que murieron más de 1.300 personas y hasta 400 murciélagos cayeron muertos por el aire ardiente.
Desde entonces, las acciones se han multiplicado: los hospitales ahora disponen de salas especiales para tratar golpes de calor, deshidratación y quemaduras, los centros comunitarios, templos y centros comerciales se convierten en refugios climáticos durante los días más extremos, y se han implementado campañas de concienciación a través de radio, líderes vecinales y educadores. El plan incluye un sistema de alertas codificado por colores que informa a la población, y cuya eficacia ha contribuido a reducir la mortalidad.
El calor y la salud. De vuelta a Ganganagar, subrayaba el Times otras estrategias. En la clínica de Chak Maharaj Ka, el flujo de pacientes aumenta conforme el calor se vuelve insoportable. Quienes padecen enfermedades previas como el asma o afecciones gastrointestinales ven cómo sus dolencias se intensifican, forzando al personal médico a recurrir a tratamientos rápidos y paliativos. La mayoría de los habitantes ha interiorizado estrategias básicas de supervivencia: evitar salir en las horas críticas, hidratarse con soluciones caseras, o reposar bajo los árboles cuando no queda otra opción.
Ocurre que estos métodos solo alivian parcialmente un problema que amenaza cada aspecto de la vida. En el epicentro del calor, en la ciudad misma, la actividad nunca se detiene del todo. Como en Ahmedabad, los trabajadores no pueden darse el lujo de descansar: si no trabajan, no comen.
Solidaridad bajo el sol. A pesar del entorno implacable, surgen gestos de humanidad cotidiana que se convierten en pilares de una ética compartida. A las 3 de la tarde, cuando la temperatura alcanza su punto máximo en Ganganagar, familias enteras salen a la carretera con cubos de agua para ofrecer alivio a motociclistas, camioneros y viajeros aturdidos por el calor.
El acto, aunque simple, encarna un sentido profundo de caridad en una sociedad donde hacer el bien es visto como camino hacia la salvación espiritual. Para muchos, dar agua a un extraño es el único legado duradero que puede ofrecerse en un mundo donde todo lo demás se evapora bajo el sol.
Laboratorio de innovación climática. Detrás del plan de acción pionero de la ciudad de Ahmedabad hay una comprensión creciente de que el calor no es un fenómeno anecdótico, sino un peligroso multiplicador de vulnerabilidades en un país donde las ciudades crecen desordenadamente, el cemento sustituye a la vegetación y las emisiones globales han elevado la temperatura promedio del planeta en 1,2 °C desde la era preindustrial.
Estudios recientes advierten que si el calentamiento global supera los 2 °C (una posibilidad cada vez más cercana) India experimentará un incremento seis veces mayor en la frecuencia de olas de calor. Ya hoy, más de 600 millones de indios viven bajo una amenaza térmica sin precedentes. En ese escenario, la urbe se ha convertido en un laboratorio de adaptación urbana, cuyas innovaciones (como el algoritmo de seguros que contempla variables como temperatura nocturna, nubosidad y polución) están siendo replicadas en otras ciudades. Organizaciones como Global Parametrics, en alianza con Mahila Housing Trust, están diseñando esquemas escalables para extender esta protección climática a escala nacional.
La cultura del calor. Recordaban también en Bloomberg que uno de los logros más significativos de Ahmedabad ha sido transformar la percepción del calor. En una cultura donde las altas temperaturas eran vistas como parte del paisaje natural, lograr que la ciudadanía (desde trabajadores hasta funcionarios de salud) reconozca el calor como una amenaza legítima ha sido un cambio cultural profundo.
A ese respecto, la educación popular, los entrenamientos vecinales y las estrategias en el boca a boca han sido esenciales. Las mujeres, tradicionalmente más expuestas por sus trabajos y roles domésticos, han sido las primeras en absorber y difundir conocimientos sobre ventilación, hidratación y peligros térmicos. Así, gracias a ese esfuerzo sostenido, el lenguaje del riesgo climático ya forma parte del vocabulario cotidiano de Ahmedabad.
Anochecer sin alivio. Pero incluso esa cultura se encuentra con una realidad cada vez más complicada en lugares tan extremos como Sri Ganganagar. Allí, al caer la tarde, el pueblo comienza a revivir. Los mercados reabren, los ancianos se sientan en círculo a conversar y los niños regresan al canal donde se bañaron más temprano. Ocurre que con la puesta de sol, el aire permanece caliente y pegajoso. Explicaba el Times casos de familias, como la de Gurmail Singh, que preparan sus camas en los patios al aire libre, intentando capturar alguna brisa que mitigue el bochorno.
Porque la noche no ofrece consuelo real: el sueño se vuelve esquivo y el descanso, un lujo. En la India que se calienta al doble del ritmo mundial, Sri Ganganagar o Ahmedabad no solo resisten: redefinen el significado de la adaptación humana, una adaptación que tarde o temprano nos llegará a todos según la ciencia.
Imagen | Hippox, Stalinjeet Brar, sandeepacheta, PXHere
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Miguel Jorge
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Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
Drones con escopetas de doble cañón, robots lanzallamas, embarcaciones no tripuladas con misiles, aviones con escopetas, dispositivos con cables kilométricos de fibra óptica buscando su objetivo a través de algoritmos… La guerra en Ucrania se convirtió en el mayor laboratorio bélico de las contiendas modernas, pero en los últimos meses esa transformación se ha hecho más palpable que nunca. Porque ya no se reclutan soldados, se reclutan directamente robots.
Lo modular combate. Contaban esta semana en Insider que entre los actores clave de esta experimentación sin precedentes de la robótica terrestre militar figura la empresa estonia Milrem Robotics, cuyo vehículo autónomo terrestre THeMIS ha sido desplegado por las fuerzas ucranianas en el frente. Lo llamativo, sin embargo, no es solo la presencia de estos sistemas, sino la manera en que los soldados ucranianos los están utilizando: de forma imprevista y altamente creativa.
Kuldar Väärsi, fundador de la compañía, ha destacado que las tropas han logrado expandir sus capacidades añadiendo modificaciones, adaptaciones e incluso empleándolos para tareas no previstas, como recogida de cadáveres, explosiones controladas, transporte de suministros o colocación de minas. En un contexto donde cada recurso puede significar la vida o la muerte, la innovación táctica nace directamente desde el frente.
Lego militar. El modelo THeMIS puede cargar hasta 1.200 kg, desplazarse a 20 km/h y portar armas como ametralladoras o lanzagranadas, además de actuar en tareas de evacuación, transporte o desactivación de explosivos. Sin embargo, su valor real radica en su modularidad: es un sistema adaptable, casi como un set de Lego bélico, según Oleksandr Yabchanka, responsable de sistemas robotizados del Batallón Da Vinci Wolves.
Sin disponer de modelos especializados para cada misión, las unidades ucranianas emplean un único tipo de robot como base común que modifican según sus necesidades operativas. Esta flexibilidad refleja una filosofía generalizada en el ejército ucraniano desde el inicio del conflicto: improvisar, adaptar, sobrevivir.
Themis de quinta generación
Reinvención militar. Desde el primer año de la guerra, Ucrania ha sido sinónimo de reaprovechamiento y creatividad técnica. Ha readaptado lanzamisiles occidentales a plataformas soviéticas, montado ametralladoras viejas en camionetas, modificado drones comerciales para misiones suicidas y creado ingenios como barcos no tripulados y torretas con inteligencia artificial.
Milrem no es la única empresa en juego: compañías locales como Roboneers o FRDM, junto con firmas europeas como ARX Robotics (Alemania) o Isolit-Bravo (Chequia), están colaborando activamente en el diseño y despliegue de nuevos modelos de robots terrestres. Esta confluencia entre industria extranjera, operadores locales y exigencias tácticas genera un ecosistema de innovación que no se había visto antes a esta escala.
La guerra del futuro. Sea como fuere, hay un nombre que se ha elevado por encima de los demás modelos. Bloomberg lo explicaba con una escena: en la ribera boscosa del río Dniéper, a las afueras de Kiev, dos pequeños vehículos robotizados descienden hacia la arena como si fueran cangrejos mecanizados. Uno transporta víveres, la otra siembra minas antitanque. Se trata del modelo TerMIT, símbolo tangible de cómo Ucrania, tras tres años y medio de guerra total contra Rusia, se ha convertido en la forja de un nuevo paradigma bélico: una guerra basada en tecnología modular, barata y rápida de producir.
En un contexto de escasez, urgencia e improvisación sistemática, el país ha logrado crear un ecosistema armamentístico que rivaliza (por su agilidad y eficacia) con las grandes potencias industriales. Ya el 40% del armamento que emplea proviene de fuentes nacionales, y según Zelenski, esta autonomía puede servir de modelo para los aliados de la OTAN que afrontan un futuro geopolítico cada vez más volátil y peligroso. La producción militar, como dice el experto Oleksandr Kamyshin, se ha convertido en el petróleo de Ucrania, el recurso sobre el cual se construye su supervivencia.
Modelos ucranianos de TerMIT
Robot e ingenieros reconvertidos. El caso de Maksym Vasylchenko encarna la metamorfosis del país. En 2022 trabajaba instalando maquinaria alimentaria para compañías internacionales; hoy dirige TenCore, una startup que ha desarrollado los TerMIT, esos robots modulares que ya emplean más de veinte unidades militares en el frente.
Con conectividad satelital vía Starlink y capacidad de transporte de carga, evacuación de heridos o despliegue de minas, estos vehículos han sustituido a soldados en zonas de máximo riesgo, no solo por ser más prescindibles, sino por su menor coste: un TerMIT básico cuesta 20.000 dólares, mientras que la muerte de un soldado le supone al Estado una compensación total cercana a los 380.000.
Una empresa diferente. De cinco empleados iniciales a principios de 2024, TenCore ha crecido a 175 trabajadores, seis sedes, y proyecciones de 80 millones de dólares en ingresos anuales. Todo ello impulsado por la colaboración directa con los combatientes: un chat con cuarenta usuarios activos sirve como canal de retroalimentación constante, donde cada cinco o diez minutos se aportan sugerencias de mejora.
Esta agilidad, imposible en los procesos de adquisición de gobiernos occidentales, es una de las claves del éxito del modelo ucraniano.
Un ejército de TerMIT listos para operativos
Una zona de muerte. Lo hemos venido contando: la guerra en Ucrania ha instaurado un nuevo entorno operacional dominado por drones de bajo coste. Aproximadamente el 70% del equipo ruso destruido ha caído por vehículos no tripulados, muchos de ellos adaptaciones comerciales reconvertidas. Estas unidades FPV operan ya en casi cualquier condición climática, entregan sangre en trincheras o atacan tanques con precisión quirúrgica.
El campo de batalla se ha vuelto constante, inmediato y tridimensional, expandiendo la llamada kill zone a cualquier hora y lugar. A principios de junio, Ucrania demostró su capacidad ofensiva coordinada al destruir bombarderos estratégicos en bases rusas que iban desde el norte del país hasta Siberia. La lógica tradicional del frente ha sido sustituida por una guerra descentralizada donde el riesgo humano directo se reduce al mínimo posible gracias a plataformas autónomas, rápidas y sacrificables.
La respuesta rusa. Por supuesto, Moscú no ha quedado rezagado. Como hemos hablado durante semanas, ha adaptado los drones iraníes Shahed a sus necesidades y ha comenzado a desplegar vehículos guiados por cable de fibra óptica, lo que los vuelve inmunes a las interferencias electrónicas.
En mayo, la producción rusa de drones de combate aumentó un 17% en un solo mes. La estrategia rusa es clara: estandarización, volumen y eficiencia industrial. Mientras Ucrania apuesta por la innovación y la versatilidad de soluciones ad hoc, Rusia multiplica las réplicas mediante economías de escala. Ambos modelos coexisten en un pulso tecnológico cuya supremacía podría definir no solo el resultado de la guerra, sino el modelo de conflicto del siglo XXI.
Inteligencia electrónica. Subrayaba Bloomberg casos como el de Yehor Dudinov, especialista en tecnología de la información, que también ha pivotado hacia el desarrollo militar. Al estallar la invasión, comprendió que Ucrania no tenía medios suficientes para defenderse en el ámbito de la guerra electrónica, y decidió actuar. En seis meses, junto a un pequeño equipo y con apoyo del Ministerio de Defensa, creó un dispositivo capaz de detectar la ubicación de radares, inhibidores y operadores de drones enemigos a una distancia de hasta 30 kilómetros.
Sin embargo, el principal obstáculo no es técnico, sino financiero. Los inversores exigen resultados inmediatos y, en muchos casos, la visibilidad viral de sus productos en redes sociales. Su empresa, Falcons, ha encontrado una solución poco convencional: las demostraciones en combate real, por las que pagan departamentos de defensa extranjeros interesados en validar nuevas tecnologías bajo fuego directo.
Tiempo como recurso bélico. La velocidad es un factor determinante. En palabras de Dudinov, el frente cambia más rápido que nunca, y las pruebas deben hacerse sobre el terreno de inmediato. La industria nacional tiene ya capacidad de producción tres veces superior al presupuesto anual de adquisiciones del país, que ronda los 12.000 millones de dólares.
Plus: el mercado potencial es enorme, especialmente en Europa, donde los gobiernos destinan cientos de miles de millones a defensa. El único “pero”: que las exportaciones de armas siguen prohibidas por ley mientras continúe la guerra, lo que genera tensiones entre empresas y gobierno. Desde 2022, la financiación ha disminuido a pesar del aumento exponencial en la capacidad productiva, y muchas firmas alertan de que no se está aprovechando el impulso.
Entre artesanía y disrupción. Pese a todo, el ecosistema tecnológico ucraniano hierve de actividad. La Liga de Empresas de Defensa señala que la calidad del material es alta, los costes bajos y los plazos de entrega cortos porque se desarrollan bajo condiciones extremas de combate real. Algunas startups están reduciendo el uso de componentes chinos y estadounidenses para blindarse ante futuros cambios geopolíticos.
Iniciativas como la de Roman Sulzhyk, un exbanquero reconvertido en inversor militar, buscan la próxima disrupción: desde misiles caseros en garajes hasta drones guiados por láser. Los prototipos no siempre funcionan, pero la convicción aquí es clara: lo importante es innovar y, sobre todo, hacerlo ya. En palabras de Sulzhyk, el potencial del sector tecnológico militar ucraniano es abrumador.
Y en su efervescencia se fragua, quizá, el futuro de la guerra en Europa.
Imagen | RawPixel, X, Milrem Robotics, Ukraine's Defense Ministry
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Miguel Jorge
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