Si crees que eres más pobre que tu entorno no estás solo. Es el sesgo de percepción de ingresos

Publicado el 20/05/2025 por Diario Tecnología
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Si crees que eres más pobre que tu entorno no estás solo. Es el sesgo de percepción de ingresos

El cerebro humano viene con un "bug" de serie: asumir como cierto lo que ven sus ojos. El problema es que lo que ven esos ojos y lo que realmente sucede no siempre coinciden. Ahí surgen los sesgos cognitivos.

Un reciente estudio realizado de forma conjunta por economistas de las universidades de Uppsala (Suecia), George Mason (EEUU) y Universidad de Toronto, revela que la mayoría de las personas tiende a creer que su situación económica es peor de lo que realmente muestran los datos.

Según los investigadores, esa percepción no solo afecta a nivel personal, sino que también influye en las decisiones colectivas y en la manera en que se diseñan las políticas públicas de distribución de riqueza y prestación de servicios.

La tendencia a verse más pobre de lo que se es

Independientemente del nivel de ingresos, la mayoría de las personas tiende a ubicarse en un estrato económico inmediatamente inferior al que realmente pertenece.

Los datos del estudio se basan en una muestra de más de 1.200 personas con distintos niveles de ingresos. Los resultados muestran un patrón común en todos ellos: la percepción de ingresos suele estar sistemáticamente por debajo de la realidad.

Actual And Perceived Relative Income Over The Income Distribution

Cada punto que se muestra en el gráfico superior representa el promedio de percepción de los distintos percentiles de ingreso, mientras que la línea diagonal representa cuando la percepción de ingresos coincide con la realidad. Es decir, aquellos puntos que se encuentren por debajo de esa diagonal, indican que la percepción de ingresos está subestimada.

Llama la atención que la gran mayoría de puntos se encuentran por debajo de esa "línea real" de percepción de ingresos, siendo la norma habitual a partir del percentil 50. Dicho de otro modo, la mayoría percibe que sus ingresos están por debajo de la media, lo cual, como destacan en El Blog Salmón, es estadísticamente imposible.

Curiosamente, en los percentiles más bajos, la percepción mayoritaria es la contraria, una percepción de ingresos mayor que la real.

Estoy peor que mi vecino

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Este fenómeno se explica, en buena parte, por la comparación social. Las personas no tienen una visión clara de la distribución de ingresos, por lo que evalúan su situación económica en función del entorno más cercano, como amigos, familiares o compañeros de trabajo.

En zonas urbanas, donde hay una mayor concentración de personas con ingresos medios-altos, es más fácil sentir que uno está por debajo de la media, aunque los datos estadísticos indiquen lo contrario.

Esa distorsión se amplifica con el efecto de redes sociales y medios de comunicación, que abren ventanas a personas con niveles de vida más acomodados, lo cual refuerza esa percepción subestimada de los ingresos propios.

El sesgo de percepción de ingresos es tan habitual que la OCDE ha creado una herramientaen la que, respondiendo a una serie de preguntas sobre cómo el usuario percibe su realidad económica, la herramienta muestra esa desviación basándose en los datos que el organismo económico anualmente recoge en sus informes económicos.

No obstante, un estudio realizado en Alemania, descubrió que ser consciente de que se sufre ese sesgo sobre los ingresos, no supone un cambio en su percepción.

Aunque el estudio proporcionó información precisa a los participantes sobre su verdadera posición en la escala global de ingresos, esta corrección no tuvo un efecto significativo en su apoyo a políticas que buscan reducir la desigualdad global. Es decir, incluso al saber que son más ricos de lo que pensaban, su disposición a respaldar políticas redistributivas globales no cambió de manera relevante.

Consecuencias en las políticas públicas

Cuando la percepción de ingresos está distorsionada, las políticas públicas pueden diseñarse sobre supuestos erróneos.

Si la mayoría de la población se considera parte de los tramos bajos, esto podría generar una presión social y fiscal excesiva sobre los más ricos, e implementar medidas redistributivas que pueden no estar dirigidas a las personas que realmente lo necesitan.

Tal y como indicaba un informe de la Fundación Carolina, no tener en cuenta las percepciones subjetivas de la distribución de los ingresos conduce a políticas económicas y sociales menos eficaces y a una asignación inadecuada de recursos.

Desde el punto de vista psicológico, esta percepción errónea provoca insatisfacción generalizada y desconfianza en las instituciones. Muchas personas sienten que no pueden progresar, aunque los datos muestren que su posición es mejor de lo que creen.

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