Renfe quiso llevar el AVE al país más antitrenes del mundo: su paso por Estados Unidos ha sido un fracaso
Publicado el 24/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Se empezaba a vislumbrar desde que el pasado mes de abril se pusieran las cosas más feas que nunca. La aventura de Renfe en Estados Unidos ha terminado. Lo hace sin sacar adelante el gran proyecto que tenían en marcha y confirmando pérdidas millonarias pese a que ningún tren echó nunca a rodar.
El proyecto. Una línea de alta velocidad de 386 kilómetros entre Dallas y Houston. Ese era el gran proyecto que Renfe tenía en mente para entrar en el mercado estadounidense, un mercado que parecía perfecto porque carece de vías de alta velocidad entre las grandes ciudades.
Dallas y Houston son dos de las ciudades que más dinero generan en Estados Unidos por lo que a ojos europeos parecía un negocio redondo. La intención era poner en marcha un tren que alcanzara un máximo de 386 km/h y uniera ambas ciudades en menos de hora y media con una parada intermedia.
Una idea no tan buena. Pero aunque el negocio parece evidente a ojos europeos, la cosa no es tan sencilla visto desde la perspectiva americana. Por tener, en todo Estados Unidos no hay ni una sola línea de alta velocidad que conecten grandes ciudades tal y como entendemos en Europa o Asia.
De hecho, la mayor velocidad se alcanza en una línea en Florida (entre Orlando y Miami) que, durante apenas 32 kilómetros, se llega a viajar a un máximo de 201 km/h. Después, la velocidad vuelve a caer. Y aunque hay diversos proyectos en marcha, Estados Unidos sigue siendo un desierto para la alta velocidad.
Adiós. Después de más de un lustro persiguiendo el proyecto, Renfe ha dado por concluidas las operaciones de Renfe of America, señalan en elEconomista.es. La compañía había creado una filial en el país para tomar las riendas de un proyecto que, aseguraban, podía generar 5.300 millones de euros antes de 2042.
En abril, sin embargo, ya se adivinaba cuál iba a ser el final de la aventura americana de Renfe. Entonces, Sean Duffy, secretario de Transporte, confirmaba con un comunicado que negaba la ayuda de 63,9 millones de dólares que estaba pendiente de entregarse (ya estaba aprobada) porque "la financiación de este proyecto es un desperdicio de los fondos de los contribuyentes y una distracción de la misión principal de Amtrak de mejorar sus servicios deficientes existentes".
Esa ayuda era clave para seguir avanzando en el proyecto del Corredor Ferroviario de Alta Velocidad de Amtrak Texas al que Renfe había entrado de lleno en 2021.
Más y más implicación. El origen del desembarco de Renfe en Estados Unidos hay que buscarlo antes. En 2018, la compañía llega como asesora para sacar adelante el proyecto, imponiéndose a otras empresas en el concurso como Trenitalia.
El contrato inicial requería de la implicación de Renfe durante 18 meses y, posteriormente, se empezarían las obras. Sin embargo, con el proyecto en punto muerto, en 2021 se amplían las condiciones iniciales y Renfe abre su filial en el país para ganar presencia en el mismo, posicionándose como explotadora comercial de la línea.
No más dinero público. Sin embargo, el proyecto seguía necesitando de dinero público para la construcción, lo que no terminó de agradar al Departamento de Transportes del país. Para respaldar la retirada de los más de 60 millones de fondos públicos se recalcaba que el proyecto había nacido con una vocación exclusivamente privada pero que amenazaba con suponer al contribuyente un gasto de hasta 40.000 millones de dólares.
Ahora, Renfe ha terminado por dar carpetazo a sus operaciones, reflejando en sus cuentas de 2024 unas pérdidas extraordinarias de 4,5 millones de euros y un deterioro del 100% sobre las inversiones acometidas desde hacía más de un lustro, señalan en elEconomista.es.
Foto | Renfe y Aaron Burden
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