Siempre que ha habido guerra en Oriente Medio el precio del petróleo se ha disparado. Ahora está pasando algo distinto
Publicado el 25/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Una tregua entre Irán e Israel anunciada por el presidente Donald Trump tuvo un impacto inmediato en los mercados energéticos. Según Financial Times, el crudo de Brent cayó hasta un 5,6 % en la mañana del martes 24 de junio—alcanzando los 67,50 dólares por barril— tras la noticia del alto al fuego.
Sin embargo, la volatilidad del mercado no ha cesado durante el día. Los precios han repuntado parcialmente luego de que Israel acusara a Irán de violar la tregua y amenazara con una “respuesta contundente”. Al cierre del día, según los datos de OilPrice, el precio de Brent se mantiene en torno a los 67 dólares. Este vaivén refleja cómo el mercado del petróleo sigue siendo extremadamente sensible a los titulares geopolíticos.
¿No se habían disparado? Hace menos de dos meses, una tormenta perfecta hundía el precio del petróleo por debajo de los 60 dólares, por los aranceles, el cierre de refinerías y la sobreproducción. Con el estallido del conflicto entre Irán e Israel, los precios del petróleo se habían disparado. Como ha explicado Bloomberg, la ofensiva militar reavivó uno de los mayores temores del mercado petrolero: una interrupción del suministro desde Irán, el tercer mayor productor de la región.
No obstante, esa subida duró poco, superando la cotización del Brent los 80 dólares por barril solo por unas horas. Los operadores no detectaron daños concretos en infraestructuras críticas ni interrupciones en el flujo de crudo, lo que enfrió rápidamente las expectativas.
Una amenaza persistente. Pese a la contención inicial, el Estrecho de Ormuz sigue siendo el gran punto de fricción. Por este estrecho —de apenas 9 kilómetros en su punto más estrecho— circula alrededor del 20 % del crudo mundial. Irán ha amenazado repetidamente con cerrarlo si la situación escala, lo que activaría uno de los peores escenarios para los mercados globales.
La tensión ha generado reacciones concretas. Varios buques petroleros chinos han recibido instrucciones de evitar la zona. Este gesto sugiere que, aunque aún no hay conflicto abierto, los riesgos de navegación son reales y afectan decisiones logísticas de actores clave como China.
Hay una diferencia superlativa. A pesar de las tensiones, los precios no han escalado como en crisis pasadas. Esto se debe a varios factores estructurales como la producción elevada y reservas suficientes. Gracias al auge del shale oil en EEUU y al incremento de producción en Canadá, Guyana y Brasil, el mercado global cuenta con un colchón amplio. Incluso si se detuvieran las exportaciones iraníes —unos 2 millones de barriles diarios— la OPEP+ podría suplir el vacío sin grandes sobresaltos, según Bloomberg.
Por otro lado, en el mismo medio, han destacado que incluso China, el mayor consumidor de petróleo de las últimas décadas, muestra signos de haber alcanzado un techo en su demanda, sumado a su propia producción nacional.
Un equilibrio frágil. El futuro inmediato del mercado petrolero dependerá de tres grandes factores. El primero, y más crítico, es el Estrecho de Ormuz: si Irán decide cerrar —o amenaza de forma creíble con hacerlo— esta vía estratégica, los precios podrían dispararse. En segundo lugar, está la respuesta de Estados Unidos e Israel. Si la tregua se rompe oficialmente o se intensifican las represalias militares, se abriría un nuevo ciclo de incertidumbre y volatilidad en los mercados. por último, la posición de China, el principal comprador de crudo iraní. Cualquier decisión de Pekín —ya sea una retirada táctica, mayor cautela en el transporte o presión diplomática— podría alterar el equilibrio actual.
Por ahora, los operadores parecen asumir que la situación seguirá contenida, sin una interrupción real del suministro. Pero con el ambiente tan cargado, una sola chispa podría devolver al petróleo al centro del huracán.
Imagen | Pexels
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