La Gen Z española es más "sisi" que "nini": muchos estudian y trabajan. Al nivel de los jóvenes de los 90 que solo trabajaban
Publicado el 28/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Muchos son los jefes mayores que se quejan de la actitud de la generación Z hacia sus empresas, pero también son muchos los estudios que demuestran que sus quejas constantes no son infundadas. También en España. Hoy vamos a ver un estudio muy relevante, ya que es del Injuve que, al llevar muchos años trabajando con la juventud española maneja una gran cantidad de datos e información (este año cumple 40 años de historia analizando las transformaciones de la juventud a lo largo de cuatro décadas).
Un asunto que llama la atención del estudio es que, a pesar de que sigue haciendo muchos ninis (personas que ni estudian ni trabajan) como ya hubo en la era cuando los millennials eran jóvenes, hay muchísimos más "sisis" como los define el Instituto Nacional de la Juventud: que estudian y que trabajan y que quieren seguir aprendiendo.
En el informe que analiza la situación de las personas nacidas entre 1997 hasta 2012 afirman que "tomando los Informes de Juventud desde 1992 a la actualidad se observa que, las personas jóvenes que estudian y trabajan (denominados como “sisis”), están aumentando desde 2008, alcanzando los niveles que, en 1992, tenían las personas jóvenes que únicamente trabajaban".
Más "sisis" que "ninis"
En este gráfico se observa cómo la gente joven que estudia y trabaja alcanza a la tasa de gente que joven que trabajaba a comienzos de los 90:

Los expertos explican este fenómeno mediante dos posibles causas. Por un lado, por la necesidad de actualizar permanentemente educación y formación en un mercado laboral competitivo.
Por otro, por la creciente necesidad de que los propios jóvenes contribuyan a costearse los estudios y los procesos emancipatorios. Es decir, que ha aumentado sus obligaciones a la hora de pagarse su formación, con la subida del costo de vida.
De todos modos, aunque la tasa de los llamados "nini" se ha reducido sustancialmente en España en los últimos 10 años, desde un máximo de 22,5% en 2013 al actual 12,3%, sigue siendo algo superior a la media de la UE (11,2%).
Según el informe, las diferentes mejoras que han llegado (subida del salario mínimo, reforma laboral de 2022...), no parecen haber convencido a aquellos que no trabajan ni estudian. Dice el informe del Injuve que las reformas no han servido para atraer más personas jóvenes al mercado laboral, sino para dar una salida profesional a aquellas que ya estaban buscando trabajo con anterioridad.
Qué panorama laboral ofrece España a su juventud
La reforma laboral del 2022 supuso un antes y un después en los modelos de contratación, favoreciendo la contratación indefinida (y, de hecho, explica el informe que subió en 20 puntos porcentuales entre el 2021 y el 2024 según la EPA), como explica el informe.
Sin embargo, a pesar de estos avances, las personas jóvenes están aún inmersas en un modelo de empleo precario (dificultad de acceso, temporalidad y parcialidad involuntarias, sobrecualificación y bajos salarios) que comenzó en los años ochenta y que se ha agravado en los últimos años.
Tres crisis consecutivas han ido permitiendo a las empresas ofrecer condiciones laborales cada vez peores: la financiera de 2008, la sanitaria por COVID-19 de 2020 y la inflacionaria ligada a guerra de Ucrania.
"Debido a ello, su futuro, incluso habiendo alcanzado mayores niveles educativos, ofrece menores oportunidades que a las generaciones precedentes en términos de estabilidad económica y laboral, condicionando su posibilidad de desarrollar sus proyectos vitales".
Pero no todo son malas noticias. Lo bueno es que frente a este panorama general, en 2023 las cifras de desempleo juvenil han mejorado situándose en el valor más bajo de la última década. Estos cambios podrían explicar que el miedo a perder el empleo se haya reducido desde 1984, pasando del 50,9% al 14,4% actual.
La reforma laboral, junto con la creación de empleo experimentada en 2023 y 2024, han paliado por primera vez, desde 2008, dos de las características de la precariedad laboral juvenil: la temporalidad y el paro.
Otro tema importante, el dinero: los salarios de las personas jóvenes trabajadoras han subido en los últimos años como consecuencia de los sucesivos aumentos del
Salario Mínimo Interprofesional: en la última década el salario neto de las personas jóvenes se ha incrementado en más de 500 euros al mes. De todos modos, comparativamente con el resto de la población asalariada, las personas jóvenes, incluso las de 30 a 34 años, siguen percibiendo unos salarios inferiores a los del resto de la población.
Además, la precariedad sigue siendo muy elevada en el primer empleo: en 2023 un 20% de jóvenes se incorporó sin contrato o con remuneraciones muy escasas, especialmente en negocios familiares, en investigación y en los trabajos informales.
Ya hemos visto varios informes que la sobrecualificación es un problema persistente en el mercado laboral español y el último informe del Injuve lo corrobora. "En términos de sobrecualificación, los datos de la Encuesta de Juventud constatan constata que la mitad de las personas jóvenes que trabajan consideran que su trabajo está relacionado con los estudios que han realizado". Por ejemplo, el 26 % con estudios de grado y el 16 % con máster y doctorado tienen la percepción que su trabajo está poco o nada relacionado con sus estudios.
Imagen | Foto de Limbo Hu en Unsplash
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