Hubo un día en el que Benidorm tuvo una de las mayores montañas rusas de Europa. Hoy es un fiasco clausurado y aún en pie

Publicado el 04/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original

Magnus Colossus lleva cerrada desde 2016. Considerada un icono de Terra Mítica, su clausura prácticamente definitiva es un buen símbolo de todo lo que ha acabado destrozando el parque: mala organización, desfalcos y una serie de tramas turbias que acabaron en juicios y condenas muy serias. Hoy, Magnus Colossus está muerta, pero su recorrido lleno de curvas deja unas cuantas lecciones sobre el parque.

Colossus mítico. Magnus Colossus fue una de las montañas rusas más importantes de Europa (y de las más grandes: longitud de 1.149,7 metros y velocidad máxima de 92 km/h) y uno de los iconos absolutos del ambicioso parque de atracciones. Sin embargo, una serie de tropiezos en la construcción, sumados a la propia decadencia económica y organizativa del parque, han llevado a que su grandeza acabe limitada a la de mero reclamo estético. 

Un coloso clausurado. Casi una década lleva clausurada esta espectacular montaña rusa de madera que aprovechaba el terreno natural de una cantera de caliza, a 180 metros sobre el nivel del mar. El culpable de su inutilización es el calor que ha inflamado la madera, lo que conlleva un mantenimiento demasiado costoso. Sin embargo, su presencia bajo el gigantesco cartel que preside las vistas del parque, en la montaña, le ha dado una personalidad única. La negligencia de los dueños de las instalaciones, que no han dedicado los recursos necesarios para el cuidado de Magnus Colossus, ha acabado con el gigante.

"Irregularidades en el mantenimiento". En 2016 se decidió cerrar Magnus Colossus, en principio temporalmente para acometer las renovaciones que solucionara problemas que existían entonces, como el excesivo traqueteo de los vagones. Sin embargo, nunca llegaron a emprenderse, ya que el parque tenía problemas más graves de los que ocuparse: polémicas, sospechas de corrupción y diversas negligencias en el mantenimiento, que culminaron cuando una investigación detectó que había utilizado creosota para tratar la madera, sustancia prohibida a nivel industrial por ser cancerígena.

Dramas antes de empezar. Las polémicas y las sospechas que siempre han rodeado al parque arrancaron incluso antes de su inauguración: en agosto de 1992, con España sumergida en la vorágine de la Expo y las Olimpiadas, un incendio forestal arrasó la zona conocida como “la mayor pinada del Mediterráneo”, en el área donde se construiría Terra Mítica. 450 hectáreas de terreno no urbanizable de especial protección forestal quedaron arrasadas, y aunque no se demostró judicialmente, asociaciones como Greenpeace sospecharon que el incendio pudo haber sido intencionado, buscando la recalificación.

Tras el incendio, de hecho, el terreno fue expropiado y recalificado, lo que permitió la construcción de Terra Mítica, una zona hotelera y dos campos de golf. La ley actual prohíbe el cambio de uso del suelo forestal durante 30 años tras un incendio, pero este caso se produjo antes de la entrada en vigor de la normativa.

Años noventa en estado puro. Terra Mítica es un caso paradigmático de la burbuja y la especulación que tanto se dio en España por esas fechas. Sobre el parque pendieron sospechas e investigaciones judiciales por malversación, fraude, blanqueo de capitales y tráfico de influencias. El juicio comenzó en 2015 y estuvieron imputados docenas de empresarios y directivos. Entre otras cosas, hubo una trama de facturas falsas por casi 4,5 millones de euros a empresas por servicios inexistentes en los años 2000 y 2001, además de sobrecostes de 150 millones de euros a empresas fantasma.

El veredicto salió a la luz en 2016: dos exdirectivos, incluyendo al excuñado del entonces presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana y 20 empresarios fueron condenados por corrupción, estafa, falsedad documental y delitos contra la Hacienda Pública con penas de entre 4 y 47 años de prisión.

Se vende Terra Mítica. En 2004, solo cuatro años después de su inauguración, Terra Mítica entró en suspensión de pagos: como tantos proyectos de la época, las previsiones de negocio habían estado muy por encima de sus resultados. La Generalitat Valenciana vendió su participación a la empresa Aqualandia en 2011 por 65 millones de euros, muy por debajo de la inversión inicial de 400 millones de euros.

Al fondo, la montaña rusa. Con estas cuentas, no es de extrañar que Terra Mítica se encuentre muy lejos de sus mejores tiempos (si es que llegaron a existir en algún momento). Con visitas muy escasas, casi exclusivamente de devotos de los parques, en 2021 Terra Mítica reportaba 6 millones de euros en pérdidas y 4,3 de ingresos (comparemos, por ejemplo, con Port Aventura, con 163 millones en ingresos). Magnus Colossus tiene pocas posibilidades de levantar cabeza en algún momento del futuro, y queda para la posteridad como el esqueleto de madera que nos recuerda la gran burbuja de los desfalcos en la construcción de la España de los noventa.

Cabecera | Jeremy Thompson

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