Hace 30 años, instalar Windows 95 era tan complejo que Microsoft optó por hacer algo que nunca más volvió a repetir
Publicado el 15/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
En la actualidad, instalar un sistema operativo suele ser una experiencia bastante directa: insertas un medio de instalación (unidad USB, disco DVD, etc.), arrancas el equipo y sigues una serie de pasos guiados hasta tener tu entorno listo. Pero hace 30 años, en 1995, las cosas eran muy distintas.
De hecho, el proceso de instalación de Windows 95 era tan complejo que requirió el uso de tres sistemas operativos distintos, uno detrás de otro... una estrategia que Microsoft nunca volvió a repetir.
Alguien se hacía una pregunta
Windows 95 marcó un antes y un después: fue el primer sistema operativo de la empresa basado completamente en una interfaz de ventanas coherente, con la introducción del menú de inicio y la barra de tareas, elementos que aún perviven en los sistemas modernos.
Pero, hablando de interfaces... un usuario de X lanzó una pregunta: ¿por qué Windows 95 usaba tres interfaces diferentes durante su instalación?
La respuesta la ofreció Raymond Chen, veterano ingeniero de software de Microsoft, a través de su blog oficial The Old New Thing. Lo que parecía un mero caso de falta de coherencia visual (algo de lo que Microsoft adolece incluso en la actualidad) escondía una solución pragmática para lo que era, en el fondo, un problema técnico complejo.
Tres sistemas, una instalación
Durante la instalación de Windows 95, el usuario iba transitando por tres entornos distintos:
- MS-DOS: El instalador se ejecutaba inicialmente como una aplicación de MS-DOS (en modo texto). Esta fase era necesaria si el usuario comenzaba la instalación desde un sistema ya instalado sin interfaz gráfica. Desde aquí se iniciaba todo el proceso y se preparaba el terreno para la siguiente etapa.
- Windows 3.1 (versión mínima): La instalación continuaba con una versión "en miniatura" de Windows 3.1, apenas lo suficiente para cargar una aplicación de instalación con interfaz gráfica de 16 bits. Este entorno servía como puente entre el mundo de texto de MS-DOS y la experiencia gráfica que caracterizaría a Windows 95.
- Windows 95: Finalmente, tras copiar los archivos necesarios y configurar el hardware, el sistema arrancaba por primera vez en el nuevo entorno de 32 bits de Windows 95, donde una última aplicación se encargaba de instalar periféricos como impresoras y finalizar los ajustes.
¿Por qué tanto enredo? (Una solución elegante a un problema complejo)
Según Chen, Microsoft tenía que contemplar tres escenarios posibles para el inicio del proceso de instalación:
- Usuarios que partían de MS-DOS.
- Usuarios que ya venían usando el menos popular Windows 3.1.
- Usuarios que querían reinstalar o reparar su instalación de Windows 95.
La solución más obvia habría sido desarrollar tres instaladores diferentes, uno para cada caso. Pero esto habría triplicado el trabajo de programación y mantenimiento. En lugar de eso, los ingenieros optaron por una estrategia modular: escribir una única cadena de programas que pudieran ejecutarse en cualquiera de los entornos, cada uno llevando al usuario un paso más cerca de completar la instalación.
De este modo, se evitaba duplicar o triplicar código, se mantenía una interfaz gráfica razonablemente amigable desde el principio, y se garantizaba compatibilidad con diversas configuraciones de hardware y software existentes.
Pero la decisión de encadenar tres sistemas operativos en el proceso de instalación fue una medida tan ingeniosa como irrepetible: Microsoft nunca volvió a emplear una estrategia semejante, pues los avances en software y hardware pronto permitieron instalaciones 'más directas'.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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