Estos conejos en un trampolín son graciosísimos. Y están desatando una de las mayores crisis de confianza en la IA
Publicado el 01/08/2025 por Diario Tecnología Artículo original
En algún momento tenía que suceder: una oleada de gente preguntándose, y la duda extendiéndose de forma viral, acerca de cuándo serán las imágenes y vídeos producidos por inteligencia artificial demasiado realistas para que no podamos distinguirlas de la realidad. Y sobre todo, a qué crisis de confianza en lo que vemos nos va a llevar eso. Y el vídeo que ha desatado la crisis es el más inocuo posible: un montón de conejos saltando en una cama elástica.
Conejos desatados. El vídeo es extremadamente sencillo (apenas ocho segundos): un grupo de conejos captados con una cámara seguridad que apunta, durante la noche, a una cama elástica, se divierten aprovechando la oscuridad, saltando sobre ella. Resultado: más de 180 millones de visualizaciones, y eso que el vídeo es evidentemente falso, con un conejo de dos cabezas al principio y dos roedores que se fusionan en uno hacia el final (aunque un análisis pormenorizado por parte de un experto dejará claros los muchos problemas del vídeo).
Movimiento en redes. El vídeo se movió por internet, y pronto saltó a otras redes sociales. Rápidamente su artificiosidad fue detectada (y por ejemplo, en X pronto fue marcado por las notas de la comunidad), pero sus adorables imágenes tenían más potencia que sus fallos. Por una parte, hay que tener el ojo entrenado para detectar sus problemas, por otra la mala calidad de imagen que añade verosimilitud y lo natural de los movimientos de los conejos hacen el resto. Y sobre todo, ahí está, como un enorme interrogante, su absoluta falta de objetivo: ¿por qué iba a querer alguien engañarte con esto? Y esa es la clave.
Animales en trampolines. Por supuesto, esto ha generado una ralea de imitadores (como este oso, aún más realista que los conejos, aunque con un problema extra: la pelota parece estar pegada a la lona) que no han hecho sino subrayar el drama original: nos reíamos de nuestros mayores porque la IA les estaba engañando, pero esto ya afecta a todo el mundo. Hay quien está respondiendo a los conejos de la cama elástica y su poder para hacer que dudemos de todo con canciones ("a veces tu amor se siente tan real como un conejo desconocido") o con la constatación de "soy viejo". Es cierto, el vídeo cuenta con mucho a favor para engañarnos (el fondo fijo hace que la IA no tenga que generar precisamente aquello en lo que más suelen fallar las IAs), pero el temor... es real.
La crisis de confianza existe. Según la IA se sofistica, estamos desarrollando, a modo de protección psicológica, una "crisis de confianza" que ya empieza a ser estudiada con cifras en la mano. Los consejos acerca de cómo combatir la desinformación se suceden y hay quien afirma que la confianza es, de hecho, el auténtico valor de la economía de la inteligencia artificial, por encima de otras capacidades. Ya no se trata de que la IA esté acabando con nuestra confianza en quienes tienen que contar la verdad, como los periodistas, sino que nos está haciendo dudar de nuestras mismas percepciones.
Según el uso cotidiano de la IA se dispara, también lo hace nuestra desconfianza. Es paradójico que la aparente intrascendencia de un vídeo de animales filmados con una cámara nocturna sea el primer aviso. Pero por algún sitio hay que empezar.
En Xataka | Tenemos un problema filosófico con las IA generativas: nos están dando la razón en todo lo que les pedimos
utm_campaign=01_Aug_2025"> John Tones .