El famoso ataque del Día del Consumidor en China no iba sobre garantías insatisfechas. Era una gigantesca trama de reventa de iPhones "quemados"
Publicado el 25/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
A principios de la década de 2010, Apple se topó con un problema que dañaría su reputación: demasiada gente quería sus iPhone. Tantos, que no daban abasto. Tal era la fiebre que destaparon una economía paralela de revendedores dispuestos a cubrir y explotar esa insaciable demanda.
Pero el problema no era solo el contrabando, sino el ingenio que había en sus métodos. En su ambición por querer ganar más y más, los llamados "vacas amarillas" idearon un fraude tan sofisticado que acabó por colapsar la política de reparaciones de Apple. Un caso del que se hace eco Patrick McGee en el libro 'Apple in China' y que terminó alcanzando incluso al gobierno chino, obligando a Tim Cook a disculparse públicamente.
Así nació el contrabando de iPhone estadounidenses en China

Corría el año 2013 y el dominio de Apple en el sector de la telefonía era ya aplastante. Solamente en el último trimestre del año anterior había logrado vender casi 27 millones de iPhone. La fiebre se había extendido por todo el globo y especialmente en China.
La compañía no lograba satisfacer la altísima demanda de iPhone que recibía y eso es algo que supieron aprovechar los "vacas amarillas", que es como se denominó a todos los agentes que crearon un mercado paralelo de contrabando de iPhone en China. Incluso montaron una cadena de Apple Store falsas repartidas por las principales ciudades del país.
Con idea de escalar su negocio ilegal, los vacas amarillas decidieron comprar decenas de iPhone directamente en Estados Unidos con el fin de revenderlos en China a un mayor coste. Lo hicieron explotando los resquicios legales de operadoras de telefonía como T-Mobile o Verizon, las cuales no disponían de métodos de seguridad avanzados como ahora y aceptaban las identidades falsas de los traficantes.
Por si fuese poco, lo hacían comprándolos a plazos de hasta 24 meses, lo que les permitiría fraccionar los pagos en cuotas de menos de 100 dólares mensuales. Y como buenos delincuentes que eran, también omitían esa parte, pagando la primera cuota y dejando en deuda el monto restante. Al haberse identificado con una identidad falsa, la operadora no tendría forma de reclamar el pago. De ese modo, el beneficio que obtenían por la reventa era altísimo.
Sin embargo, había un problema: al venir de Estados Unidos, los iPhone estaban bloqueados para funcionar con las redes chinas. Esto les llevó a diseñar un plan que, a la postre, acabaría hundiendo la reputación de Apple en el país.
Los iPhone "quemados" que alucinaron a los genius de Apple

Independientemente del país en el que se compren, Apple ofrece siempre al menos un año de garantía. En ese periodo, el fabricante repara sin coste todas aquellas unidades que vengan defectuosas. Y en caso de no ser posible, entregan una unidad nueva o reacondicionada. Por supuesto, los vacas amarillas conocían esto y lo aprovecharon.
Disponían de algunas fábricas en las que tenían maquinaria para abrir los iPhone y sellarlos de nuevo sin que pareciese que se habían abierto. De ese modo, abrían todos aquellos iPhone bloqueados que venían de Estados Unidos y dañaban su chip principal en un proceso de "quemado" del que no se sabe a ciencia cierta cómo se lograba. Se cree que lograban cortocircuitar el SoC y dejarlo inservible, aunque también se teoriza con que usasen técnicas de manipulación del firmware. Sea como fuere, lograban también eliminar cualquier pista sobre el origen del dispositivo.
Con el iPhone "quemado" en mano, los vacas amarillas contrataban a otras personas para que se hiciesen pasar por clientes de Apple y acudiesen al soporte técnico de sus tiendas. Allí les contaban que habían adquirido su iPhone hacía poco tiempo (presentando una factura falsa para ello) y que no les funcionaba.
Los genius de Apple, que es como se llaman a los técnicos que atienden en las tiendas, no entendían qué estaba sucediendo. El proceso de "quemado" de los los vacas amarillas era tan sofisticado que ni los propios técnicos de Apple lograban detectar que habían sido manipulados deliberadamente y ni mucho menos que provenían de Estados Unidos.
Por tanto, acababan siguiendo el procedimiento habitual, que no era otro que el de entregar otro iPhone completamente nuevo al afectado. Un afectado que, recordamos, estaba plenamente compinchado con los vacas amarillas, a quienes les entregaba después los iPhone nuevos, los cuales sí que estaban preparados para acceder a las redes chinas y por tanto eran productos válidos para su venta en el mercado negro.
Apple cambió de idea y le llovieron las críticas

Los vacas amarillas estaban estirando tanto el plan de entregar iPhone "quemados" en tiendas para recibir uno nuevo, que Apple tuvo que tomar medidas. Dado el aluvión de unidades que estaban recibiendo, en un momento dado optaron por enviarlos a sus servicios técnicos y reacondicionarlos, entregando después al cliente el mismo dispositivo, pero reparado.
Este es un proceso que aún hoy sigue llevando a cabo Apple. Los iPhone reacondicionados son a efectos prácticos igual que nuevos, ya que han sido sustituidas sus piezas defectuosas, incluyendo el chasis si estuviese dañado. Pasan también pruebas de rendimiento y garantizan un idéntico funcionamiento a uno recién salido de fábrica. Sin embargo, esto ya perdía atractivo para la venta en el mercado negro a efectos de garantías. No les servía a los tráficantes.
Los vacas amarillas hicieron correr la voz de que Apple estaba vendiendo iPhone defectuosos en China y que en lugar de entregarles uno nuevo a sus clientes, lo que hacía era darles uno reacondicionado. Querían hacer ver que Apple les trataba como consumidores de segunda, lo cual empezó a generar un gran revuelo.
Tanto es así que enseguida se elevarían las quejas a diferentes canales políticos, viviendo el momento culmen cuando el portavoz del Partido Comunista de China apareció en la principal televisión del país atacando a Apple en pleno Día del Consumidor de 2013. Se trata de un día muy marcado en el país por ser la conmemoración de los derechos del consumidor, por lo que ser noticia negativa por un caso como el que se le acusaba a Apple causó estragos.
Tim Cook entró en escena

En Apple no entendían qué estaba sucediendo. Tim Cook, que apenas llevaba año y medio al frente de la compañía, rechazó inicialmente las acusaciones y no pidió disculpa alguna. No mientras trataban de esclarecer qué había sucedido con los iPhone "quemados", tarea para la que contrataron a una agencia de investigación. En sus conclusiones, se ponía en conocimiento de Apple la trama de los vacas amarillas y las más de 10.000 Apple Store falsas, aunque esa cifra fue discutida internamente por Apple por parecer desmesurada.
El caso es que, a medida que aumentaba la presión, Cook optó por una estrategia conciliadora, muy alineada con las expectativas culturales chinas. Fue así como publicó una carta pública en mandarín en la web de la compañía, además de viajar a Pekín para reforzar el compromiso de Apple con los consumidores del país.
Todo acabó resultando en una modificación de la política de garantía de Apple en China con la que se comprometían a ofrecer unidades completamente nuevas como reemplazo ante determinados casos como el de los iPhone "quemados". En paralelo, implementó un sistema de detección de IMEIs manipulados para así saber cuándo estaban ante un intento de estafa.
Sin embargo, Apple tardaría aún cinco años en frenar por completo el esquematizado sistema de fraude de los vacas amarillas en China. Dejó también daños colaterales como la dificultad de terceros para reparar sus dispositivos, algo que también generó criticas a la compañía, aunque mucho más asumibles que aquellas que se habían vertido dejando entrever que consideraba inferiores al consumidor chino respecto a los occidentales.
Imagen de portada | Nikkei Asia
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