El caos de las entradas de Bad Bunny deja una pregunta: por qué la tecnología todavía no ha solucionado esto

Publicado el 08/05/2025 por Diario Tecnología
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El caos de las entradas de Bad Bunny deja una pregunta: por qué la tecnología todavía no ha solucionado esto

Hoy salían a la venta las entradas para los conciertos de Bad Bunny. Lo que debería haber sido un día feliz para los fans se ha convertido en una pesadilla. Muchos se quejaban en redes de los mensajes de error en el navegador, las colas virtuales interminables, las interrupciones forzadas del proceso o lo peor, los mensajes de "entradas agotadas" —o de error— cuando acariciaban el éxito en esa misión imposible. 

Estamos en 2025 y uno esperaría que la tecnología hubiera arreglado esto. Y sin embargo, no lo ha hecho. ¿Qué está pasando?

Venta por de orden de llegada = frustración. Los sistemas de ventas de entradas tradicionales funcionan bajo un viejo y teóricamente sencillo principio: el primero que llega es el primero que la compra. En informática esto se conoce como el sistema FIFO (First In, First Out) para la implementación y gestión de colas, y no tiene mayor misterio. O al menos, no hasta que intentas aplicarlo a la venta de entradas de macroeventos. Entonces, desastre.

Demasiada demanda. Lo hemos experimentado hoy cuando han salido a la venta las entradas para los conciertos de la gira mundial de Bad Bunny. La demanda ha sido colosal y ha superado la oferta, lo que ha provocado que el servicio que gestionaba la venta directa online haya colapsado. Los mensajes de error eran constantes, y muchos usuarios veían cómo tenían que esperar colas virtuales interminables y el proceso se interrumpía en momentos totalmente aleatorio sin que ellos pudieran hacer nada. Cuando las colas virtuales llegan a cifras de 15.000 usuarios —por poner un ejemplo, los hay mucho más disparatados— el sistema deja de tener sentido. No es útil ni operativo.

El "scalping" a la orden del día. Este término bursátil se aplica también en estos escenarios y se refiere a la técnica de comprar entradas con bots y otros sistemas que permiten evitar los límites impuestos a las adquisiciones de entradas para usuarios humanos. Ticketmaster hasta creó el sistema fan-to-fan como una polémica reventa oficial bendecida por el sistema de la que Tickemaster, por supuesto, se lleva su comisión. Se estima que TicketMaster y Live Nation controlan el 70% del negocio de la venta de entradas.

Y más problemas con la reventa. Hay toda una economía alrededor de páginas como Viagogo o StubHub, que compran entradas en masa y luego las intentan revender a mayor precio. El grupo alemán de heavy metal Rammstein acudió a los tribunales al demandar a Viagogo, empresa con la que llevan peleando desde 2018 por este tema.

Pasó con los billetes de Renfe. En abril de 2022 Renfe ofreció billetes de AVE a 15 euros. La promoción era llamativa, así que me lancé al navegador de mi PC a intentar aprovechar alguna de las opciones que me daban. Tras lograr acceso a la cola virtual para comprar uno de esos billetes, me encontré con 166.321 personas delante mía y una estimación de tiempo de espera de hora y media. Media hora después había 144.115 personas delante. La alternativa era usar la app móvil de Renfe, pero el proceso dejó claro que este tipo de problemas se presentan constantemente.

Los sorteos funcionan. En eventos populares como la Marcha Cicloturista QH (Quebrantahuesos) los aficionados que se quieren apuntar deben registrarse primero como usuarios de QH, algo que da acceso a un sorteo que otorga los dorsales. Es una solución muy razonable ante eventos con una demanda mayor que la oferta. Es el método que también usa desde hace años FIFA para vender las entradas para los partidos de los Mundiales de Fútbol.

La solución existe, solo que no se aplica (mucho). Es un buen ejemplo de un sistema relativamente sencillo para solucionar los problemas que han surgido con TicketMaster en numerosas ocasiones. El proceso sería el siguiente:

  1. Abrir un prerregistro para entrar en el sorteo de las entradas. Dejarlo abierto durante un tiempo prudencial de, por ejemplo, dos semanas. No habría carreras por entrar al prerregistro ni ser el primero, porque eso daría exactamente igual. Se minimizan por tanto los riesgos de sobrecarga de los servidores.
  2. Durante ese prerregistro el usuario debe superar desafíos CAPTCHA, doble verificación contra el correo electrónico y almacenamiento de algunos datos de la tarjeta de crédito. Con esto se previene en gran medida la participación de bots en el proceso.
  3. Pago de una comisión simbólica para el prerregistro. Otra medida muy potente para evitar la participación de bots. Debería haber además un límite para el número de registros que se pueden hacer por persona/correo/tarjeta de pago.
  4. A partir de ahí se celebra el sorteo, que concede X entradas a partir del registro número Y. Si hay 1000 entradas disponibles y hay 10.000 usuarios apuntados, un ejemplo sería que el sorteo saliese el número 6.713. Los registros desde el 6.713 al 7.712 obtendrían su entrada.
  5. Los ganadores podrían registrarse en su cuenta y comprar la entrada en un plazo determinado. De no ser así, esa entrada se ofrecería al siguiente que no pudo obtenerla tras el sorteo, y así sucesivamente.

No existiría frustración, solo mala suerte. El proceso de sorteo o lotería es mucho menos frustrante. Por supuesto existe la posibilidad de que no consigas la entrada, pero un sistema como este evitaría los grandes problemas del mecanismo actual de venta directa que ha demostrado no ser efectivo.

Pero no deciden lo susuarios. Hay otro gran problema adicional, y es que aunque hay soluciones como la propuesta, quienes deciden cómo se venden y compran las entradas son los artistas y los promotores, que pueden acudir a soluciones alternativas. 

Conciertos a demanda. Por ejemplo, anunciar fechas adicionales de conciertos por sorpresa. Es una idea peculiar: es así posible anunciar un número limitado de conciertos para medir la demanda, y a partir de ahí ajustar la oferta manteniendo el número de eventos (si es que se pueden replicar) programado o cambiándolo según dicha demanda.

En Xataka | Taylor Swift ha cancelado la venta de entradas con Ticketmaster. Es la confirmación de que el actual sistema está roto

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