El ataque de EEUU sobre Irán fue un mensaje contundente al desarrollo de armas nucleares. Menos para Corea del Norte
Publicado el 26/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Es muy posible que una nación haya estado pegada a la televisión observando con atención todo lo que ocurría en Irán. Hace unos 20 años, Corea del Norte comenzó a enviar ingenieros especializados en la excavación de túneles profundos a Teherán. Dos décadas después, lo aprendido se ponía a prueba a través del mayor ataque furtivo de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares subterráneas iraníes.
Una lección nuclear. Contaban varios analistas en la CNN que los recientes bombardeos de Estados Unidos mediante el despliegue de bombarderos B-2, han provocado una conmoción inmediata no solo en Oriente Medio, sino también en Asia Oriental. Para los expertos, este acto de fuerza lanza un mensaje claro (y peligroso) a Corea del Norte: sin armas nucleares, eres vulnerable. Para Kim Jong Un, que lleva años reforzando su programa atómico como pilar central de supervivencia del régimen, el ataque estadounidense confirma una narrativa largamente sostenida: la disuasión nuclear es el único escudo confiable contra un cambio de régimen impuesto desde fuera.
Así, lejos de disuadir la proliferación, la acción militar contra Irán podría acelerar la expansión armamentística de Pyongyang, además de afianzar su alianza estratégica con Rusia, que se ha convertido en un salvavidas militar, tecnológico y económico vital para el régimen norcoreano desde el inicio de la guerra en Ucrania.
El eje Moscú-Pyongyang. Lo hemos ido contando. Desde 2024, Corea del Norte y Rusia han institucionalizado su cooperación en un acuerdo estratégico de amplio alcance. Según un informe del Multilateral Sanctions Monitoring Team, Pyongyang ha enviado más de 14.000 soldados y millones de municiones, incluidos misiles y cohetes, para apoyar la invasión rusa de Ucrania. A cambio, ha recibido sistemas de defensa aérea, misiles antiaéreos, equipos de guerra electrónica, tecnología militar crítica y combustible refinado. Plus: la capacidad de construir Shaheds.
Este intercambio no solo financia el programa militar de Corea del Norte, sino que le permite acceder a tecnologías avanzadas, experiencia directa en guerra moderna y una fuente alternativa de recursos ante las sanciones occidentales. A ojos del régimen norcoreano, el pacto no solo es pragmático sino necesario ante el aislamiento internacional, y el ataque a Irán lo vuelve aún más indispensable.
Ejemplos alimentando la paranoia. Desde esa perspectiva, el mensaje estratégico no podría ser más claro para Kim: los países que no poseen armas nucleares están expuestos a la intervención estadounidense. Irak fue invadido sin tener armas de destrucción masiva. Libia abandonó su programa nuclear a cambio de normalización diplomática, solo para ver derrocado a Gadafi años después.
Irán firmó el acuerdo nuclear y mantuvo su enriquecimiento por debajo del umbral armamentístico, según el OIEA, pero aun así fue atacado.
Dos certezas. En contraste, Corea del Norte ya ha realizado seis pruebas nucleares, posee entre 40 y 50 cabezas activas y ha desarrollado misiles balísticos intercontinentales capaces de alcanzar Estados Unidos. Su arsenal, que incluye vectores de lanzamiento múltiples, convierte a Pyongyang en un actor con disuasión real y lo diferencia radicalmente de Irán.
Para Victor Cha, del CSIS, los bombardeos estadounidenses a Irán refuerzan en Kim dos certezas: Estados Unidos no tiene una opción militar viable contra el programa nuclear norcoreano, y su decisión de mantener y expandir su arsenal nuclear fue correcta.

Disuasión tripartita. Además, existe una diferencia frente a Irán: Corea del Norte dispone de un sistema de defensa triple que complica cualquier opción militar estadounidense. Primero, su propio arsenal nuclear, segundo, la alianza defensiva con Rusia, que permite a Moscú intervenir automáticamente en caso de ataque, y tercero, la necesidad legal y política de consulta previa con Corea del Sur, exigida por el tratado bilateral con Washington, lo que convierte cualquier acción en un asunto regional y diplomático de alto voltaje.
A este respecto, advertía el profesor Lim Eul-chul, de la Universidad Kyungnam, que atacar a Corea del Norte podría detonar una guerra nuclear total, dada su capacidad de respuesta. "No es Irán", subraya Leif-Eric Easley, de Ewha Womans University. Pyongyang puede atacar directamente a Estados Unidos y, además, Seúl está a tiro de la mayoría de sus sistemas de armas.
Disuasión al rearme. La consecuencia previsible del ataque a Irán es un endurecimiento de la posición norcoreana. El régimen podría acelerar sus pruebas balísticas, avanzar en nuevas ojivas, experimentar con propulsión de largo alcance y ampliar sus vectores de ataque. Lo haría, además, bajo el manto protector de Rusia y en abierta indiferencia a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos efectos coercitivos han quedado reducidos a una formalidad diplomática.
En términos estratégicos, la reacción de Corea del Norte probablemente no será defensiva sino expansiva: cooperación tecnológica con Moscú, ejercicios militares conjuntos, transferencia de conocimientos balísticos y nuevas formas de interdependencia económica y militar.
El TNP. Recordaban en The Conversation que el Tratado de No Proliferación, adoptado en 1968, fue un compromiso entre las cinco potencias nucleares reconocidas (Estados Unidos, Unión Soviética, Francia, Reino Unido y China) para no transferir armas nucleares y comprometerse, al menos formalmente, al desarme. A cambio, los demás países se comprometían a no desarrollar armas atómicas.
El tratado, reforzado luego con el Protocolo Adicional del OIEA, dotó a la agencia de inspección nuclear de amplios poderes para verificar el uso pacífico de la energía atómica. Fue el OIEA quien alertó por primera vez en 2003 sobre el enriquecimiento sospechoso de uranio en Irán. Y fue también esta organización la que, semanas antes de los recientes bombardeos, denunció el incumplimiento iraní por primera vez en veinte años.
Un pacto frágil. Sin embargo, la eficacia del TNP ha sido minada durante décadas. Las potencias nucleares nunca cumplieron sus compromisos de desarme. En el caso de Corea del Norte, se retiró del tratado en 2003, realizó su primera prueba nuclear en 2006 y hoy podría poseer hasta 50 ojivas.
Israel, por su parte, nunca se unió formalmente, y mantiene un arsenal no declarado. India, Pakistán y Corea del Norte se han mantenido fuera o se han desvinculado. Dicho de otra forma, el pacto se ha ido debilitando por su propia arquitectura que, aunque universal, es estructuralmente vulnerable.
Irán y Corea del Norte. A todo ello, subrayaba el profesor de Economía Anthony Burke que Irán dispone ahora de dos caminos. El primero sería reconstruir su capacidad de enriquecimiento de uranio y adquirir diseños de implosión nuclear altamente devastadores, potencialmente a través de Rusia o Corea del Norte.
El segundo, más inmediato, sería recibir directamente armamento nuclear ruso. La posibilidad no es remota, dado el abandono progresivo de tratados de control de armas por parte de Moscú en la última década y su creciente alianza con Teherán.
Disuasión o todo lo contrario. La intención declarada de la acción estadounidense era frenar el desarrollo nuclear iraní. Pero sus efectos podrían ser exactamente los opuestos en Asia Oriental. Lejos de reforzar la credibilidad de la no proliferación, el bombardeo convierte las armas nucleares en una especie de seguro de vida visible para los regímenes autoritarios que desconfían de Washington.
El profesor Lim concluía que la desconfianza de Corea del Norte hacia Estados Unidos no solo se profundizará, sino que servirá como justificación interna y externa para una nueva etapa de rearme y expansión militar. Así, en un giro geopolítico perverso, el ataque destinado a contener una proliferación podría ser el catalizador de otra aún más peligrosa.
Corea no necesitaba más excusas, pero Estados Unidos le acaba de dar la definitiva.
Imagen | driver Photographer, Korean Central News
utm_campaign=26_Jun_2025"> Miguel Jorge .