Compró online un disco SSD y notó que algo iba mal: lo habían reprogramado para que engañase al ordenador

Publicado el 22/08/2025 por Diario Tecnología
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Compró online un disco SSD y notó que algo iba mal: lo habían reprogramado para que engañase al ordenador

En los últimos años, los discos de estado sólido (más conocidos como 'SSD') se han vuelto imprescindibles para quienes buscan velocidad y fiabilidad en sus ordenadores. Pero, como siempre ocurre en estos casos, el creciente interés por esta tecnología también ha dado lugar a un mercado paralelo de unidades falsas y/o manipuladas.

Hoy os traemos el caso de un usuario que, con toda la ilusión de modernizar un viejo iMac de 2006, terminó siendo víctima de una estafa sorprendentemente sofisticada.

Algo pasa con la velocidad

Todo comenzó con la sustitución del disco duro original del iMac por un SSD supuestamente de alta capacidad. A primera vista, el dispositivo parecía perfectamente legítimo: embalaje convincente, carcasa con el logotipo de Kingston grabado, incluso un sello de garantía en los tornillos. Nada hacía sospechar, en resumen, que se tratara de una falsificación.

Pero... la alarma saltó al comprobar el rendimiento. Las velocidades de transferencia apenas alcanzaban 600 KB/s, muy por debajo de lo esperado incluso para estándares antiguos como SATA II o USB 2.0. Tras varias pruebas y el uso de la herramienta de reparación de disco de macOS, la velocidad mejoró un poco, pero seguía siendo ridículamente baja: 2,6 MB/s. Algo no cuadraba.

Oye, ¿y si es falso?

Así, el usuario comenzó a darle vueltas a la idea de que el SSD pudiera ser fraudulento. Aunque adquirido en un portal de confianza (eMag, uno de los grandes minoristas en Rumanía), el detalle clave estaba en que el producto provenía de un vendedor externo y no de la propia tienda: el clásico truco del "vendido por X, gestionado por Y" al estilo de Amazon.

Para comprobar la autenticidad del dispositivo, el usuario recurrió a F3 (Fight Flash Fraud), una herramienta de software diseñada para verificar memorias falsas mediante pruebas de escritura y lectura. Ahí se reveló la verdad: el supuesto SSD de casi 1 TB se comportaba como una unidad de apenas 128 GB reales. Una vez alcanzado ese límite, las escrituras se volvían lentas, erráticas y corruptas.

Ingenio criminal: un SSD manipulado

La conclusión del usuario resulta tan inquietante como fascinante: todo indica que el dispositivo era un SSD genuino... de 128 GB, probablemente defectuoso o devuelto (RMA), al que alguien había reprogramado el firmware para que informara al sistema operativo de que disponía de mucha más capacidad de la que realmente tenía. En cierta forma, aunque el exterior era auténtico, el interior había sido "hackeado".

Incluso la etiqueta posterior del producto, de impresión descuidada y baja calidad, resultó ser una pista evidente… que había sido pasada por alto en un primer momento. Todo es fácil de ver a posteriori.

La batalla con el vendedor

Pero, claro, la frustración del usuario no iba a acabar con ese descubrimiento sobre el SSD de marras. Y es que, al intentar iniciar un proceso de devolución, el comprador descubrió que la página del producto en la tienda había sido modificada retroactivamente: lo que en su momento aparecía como un SSD Kingston ahora figuraba como un simple adaptador Bluetooth para coche de 5 euros. Un movimiento diseñado para borrar huellas y complicar las reclamaciones.

Por fortuna, el caso se resolvió de manera positiva: tras insistir con el servicio de atención al cliente, eMag abrió el proceso de reembolso y finalmente devolvió la totalidad del dinero.

Señales de alerta y lecciones aprendidas

La historia encierra varias enseñanzas clave para cualquier persona que compre hardware en línea:

  1. Verificar al vendedor: no basta con confiar en la reputación de la plataforma; es crucial comprobar si el producto lo vende directamente la tienda o un tercero.
  2. Revisar el embalaje y etiquetas: impresiones borrosas o de baja calidad pueden ser una señal de falsificación.
  3. Probar el dispositivo desde el primer día: herramientas como F3 (en macOS/Linux) o H2testw (en Windows) permiten comprobar si la capacidad real coincide con la anunciada.
  4. Documentar todo el proceso: capturas de pantalla, facturas y fotos ayudan en las reclamaciones.
  5. Desconfiar de precios demasiado buenos: si una oferta parece increíble, probablemente no debas creerla.

Vía | Andrei.xyz

Imagen | Andrei

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