China ha construido la palanca de poder económico más elegante de la historia moderna: las tierras raras

Publicado el 12/06/2025 por Diario Tecnología
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China ha construido la palanca de poder económico más elegante de la historia moderna: las tierras raras

El acuerdo de tierras raras anunciado anoche dice algo más que lo que aparenta ser una simple tregua comercial: China posee el arma geopolítica más sofisticada que hemos visto. Una que es capaz de paralizar sectores enteros de cualquier economía desarrollada. Y con la elegancia de quien cierra un grifo.

China controla todo el ecosistema de tierras raras:

  • Las minas de Ganzhou.
  • Las plantas de procesamiento.
  • El know-how técnico.
  • La mano de obra especializada.

Incluso la única mina estadounidense de Mountain Pass envía su material a China para refinarlo.

Es la misma diferencia que hay entre tener petróleo y controlar las refinerías del mundo. China ha construido un monopolio sobre elementos que son la sangre de la economía digital:

  • Sin neodimio no hay turbinas eólicas.
  • Sin disprosio no hay motores de Tesla.
  • Sin terbio no hay pantallas de iPhone.

Deng Xiaoping lo vio en 1992: "Oriente Medio tiene petróleo. China tiene tierras raras". Tres décadas después, esa profecía es una realidad y una definición del presente.

Y lo interesante es que Occidente ha financiado su propia vulnerabilidad. Durante décadas, empresas estadounidenses y europeas externalizaron la extracción y procesamiento de minerales "sucios" hacia China, celebrando los márgenes que les daba esa especialización. Esa dependencia ha tenido un coste estratégico.

Y ahora...

Las mismas empresas que construyeron las cadenas de suministro para maximizar su eficiencia ahora descubren que también optimizaron su vulnerabilidad.

Y China ejecuta de una forma que podríamos llamar "chantaje civilizado". No cierra del todo el grifo, pero sí ralentiza el suministro con burocracia. Pide formularios, fotos de las fábricas, listados de clientes, detalles de la producción.

Eso, además de un incordio burocrático, también es abrir una ventana a los secretos industriales de sus competidores. Espionaje industrial, pero institucionalizado, disfrazado de política comercial. Lo tomas o lo dejas.

Cuando negocia, lo hace desde una posición de fuerza. El acuerdo, de solo seis meses, funciona como un recordatorio constante. Cada empresa occidental sabe ahora que su producción depende de la benevolencia china. Y si surge una escalada geopolítica de cualquier tipo, el apagón industrial puede ser casi instantáneo.

Ahora Occidente descubre que la interdependencia económica puede convertirse en un arma letal, porque China ha demostrado que en la era tecnológica, quien controla los materiales críticos controla las reglas.

El acuerdo de anoche pospone el momento en que Occidente tendrá que decidir si está dispuesto a pagar el precio (económico y estratégico) de recuperar su soberanía mineral. China ha ganado este pulso y tiene fuerza de sobra para ganar todos los siguientes.

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Imagen destacada | Wikimedia Commons

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