Beber cerveza fría, poner el ventilador o abrir todas las ventanas parecen recetas infalibles contra el calor. No es tan fácil
Publicado el 30/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
La ola de calor atraviesa su pico durante las jornadas de ayer y hoy, así que mantenerse frescos e hidratados se hace fundamental. Esto no siempre es fácil: a veces la intuición nos engaña, a veces quienes nos llevan al error son los mitos que escuchamos una y otra vez. Es por eso que conviene hacer un repaso de algunos errores en los que podemos caer con facilidad.
Agua fría, agua caliente. Para mantenernos hidratados es fundamental beber líquidos y, especialmente, agua. Pero, ¿a qué temperatura? Pues depende de qué queramos lograr y de las características del calor que estemos pasando.
Sabemos que consumir una bebida caliente puede hacer que nuestro cuerpo responda rompiendo a sudar. Es por ello que en determinadas circunstancias, beber una bebida caliente, como un café puede hacer que nos enfriemos. Pero hay una excepción: este fenómeno se basa en la capacidad del sudor para enfriarnos, pero esta capacidad se ve mermada en condiciones de alta humedad. Es decir: una bebida caliente nos puede enfriar solo si el calor es más bien seco.
¿Agua del tiempo? Si recurrimos a esta técnica debemos tener en cuenta también el hecho de que el sudor implica una pérdida de líquidos y por tanto un mayor riesgo de deshidratación. Si nuestro objetivo no es tanto refrescarnos como reponer líquidos, quizás la mejor idea sea consumir agua “del tiempo” o símplemente fresca (que no fría).
Es la conclusión de un estudio publicado en la revista International Journal of Clinical and Experimental Medicine en 2013. Este análisis, centrado en ver cómo afectaba la temperatura del agua al proceso de rehidratación, observó que consumir el agua a una temperatura de unos 16º podía facilitar el proceso de rehidratación.
La cerveza fresca. Tomarse una cerveza fresca en verano es algo habitual para combatir el calor. Un consumo moderado puede tener ese efecto, pero conforme vayamos añadiendo alcohol a nuestro cuerpo, las probabilidades de que nos salga el tiro por la culata van aumentando. Primero porque el alcohol funciona como vasodilatador, lo que puede alterar la distribución del calor en nuestro cuerpo. Este efecto hace más peligroso al alcohol en invierno, cuando puede trasmitirnos una falsa sensación de calidez, pero también puede afectar a cómo nos sentimos en verano.
Quizás el mayor riesgo de pasarnos con la cerveza en verano sea, sin embargo, la hidratación. Esta bebida tiene un efecto diurético que puede hacer que perdamos agua a un ritmo mayor que el de reposición, lo que puede acercarnos a la deshidratación.
Ventiladores, sí o no. El ventilador es una de las herramientas más útiles a la hora de combatir el calor, pero es una herramienta con sus limitaciones e incluso inconvenientes. A diferencia del aire acondicionado, los ventiladores no enfrían el aire. Lo que sí hacen es facilitar que nuestro calor corporal se difumine al enviarnos aire más frío que el que nos rodea.
El problema es que, pasada cierta temperatura (unos 35º), el aire que nos llega no está más frío que el que nos rodea, por lo que el ventilador no nos será de ayuda. La humedad es también importante ya que estos aparatos funcionan peor en ambientes muy secos. También pueden causarnos problemas cuando los utilizamos durante mucho tiempo, como cuando dormimos con ellos, diseminando alérgenos o secando el ambiente de nuestra estancia.
Ventilar espacios: no tan sencillo. Mantener nuestro hogar bien ventilado es importante durante todo el año, pero manejar correctamente la ventilación en verano puede ayudarnos también a refrescar nuestra vivienda, mejorando el confort térmico y ahorrando energía. Ahora bien, no vale simplemente con abrir las ventanas, hay importantes factores a tener en cuenta.
Por supuesto, la hora es una de las claves: si queremos refrescar nuestra casa lo mejor es que lo hagamos antes de la llegada del calor diurno o una vez este se haya disipado. También otimizaremos la ventilación si en lugar de abrir ventanas a diestro y siniestro abrimos ventanas en puntos opuestos de la casa para así aprovechar la diferencia térmica para generar corrientes más fuertes que se lleven consigo el calor y la humedad.
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Imagen | Lucas Sandor
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