Tras los Sonny Angel, la locura de los Labubu llega a España. Están agotados en todas partes y ya hay estafas y falsificaciones

Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología
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Tras los Sonny Angel, la locura de los Labubu llega a España. Están agotados en todas partes y ya hay estafas y falsificaciones

Orejitas de conejo y una sonrisa muy siniestra. Así son los Labubu, unos pequeños muñecos de colección que, siguiendo la estela de éxitos como los Sonny Angel, están invadiéndolo todo. Tras su éxito en China, la fiebre por estos muñecos de colección ha salido de sus fronteras y ha llegado a España. Y con ella también está llegando lo inevitable: las falsificaciones.

Contexto. Los Labubu son una creación original del artista hongkonés Kaising Lung, comercializada por la empresa Pop Mart, que también comercializa otras líneas de juguetes de colección similares. Se trata de unos pequeños peluches con un enganche de llavero, que se suelen colgar del bolso o mochila. Cuando compramos uno, en el lateral de la caja aparecen varios diseños y nos puede tocar cualquiera de ellos. Este efecto sorpresa y la gamificación de la compra han hecho que se conviertan en un objeto de deseo para coleccionistas de todo el mundo, llegando a pagar auténticas fortunas por ellos.

Éxito viral. Aunque existían desde mucho antes, el boom de los Labubu se produjo en 2024. En China generaron la friolera de 3.000 millones de yuanes (unos 355 millones de euros). 2025 está siendo aún mejor para estos pequeños duendes. Sólo en China el crecimiento es del 100%, pero en el resto del mundo estaría ya en el 480%. Hay un factor clave en este éxito global: cada vez hay más famosos e influencers que muestran en público sus Labubus. La primera celebrity que los popularizó fue Lisa, del grupo de k-pop Blackpink. Ahora se ven colgando de los bolsos de Rihanna, Dua Lipa, Madonna o Kim Kardashian.

La fiebre llega a España. Decíamos que hay una invasión de Labubus y España no iba a ser menos. A finales del año pasado abrieron una tienda en Barcelona y las colas para comprar uno de estos muñecos eran kilométricas. En la tienda oficial están agotadísimos y, aunque hay otras tiendas que venden Labubus en España, pasa lo mismo: casi todas tienen colgado el cartel de 'fuera de stock'‘(sí, también Amazon). Con este panorama, las plataformas de compraventa se están llenando de Labubus, con un aumento en las búsquedas de un 856%.

Falsificaciones y estafas. Tiendas sin stock y demanda por las nubes son los ingredientes perfectos para que los falsificadores entren en acción. Según un informe de Kaspersky, ya está pasando. Se han creado sitios web fraudulentos que venden figuras falsificadas y, además, roban datos de los usuarios que compran. Recomiendan comprar siempre de distribuidores oficiales, pero dado que en Pop Mart España apenas hay stock, muchos usuarios acuden a Wallapop, Milanuncios o Vinted. Hay muchos disponibles, muchos de ellos originales, pero aquí se presenta otro problema: el precio. Normalmente un Labubu cuesta entre 15 y 30 euros. Aprovechando la escasez, muchos vendedores  hinchan los precios.

Precedentes. Coleccionar figuritas no es ninguna novedad. Hace unos años vivimos la fiebre de los Funko Pops. En 2019, la empresa norteamericana presumía de haber triplicado su valor, aunque hace un par de años supimos que sus finanzas no pasaban su mejor momento. La fiebre de los Labubu aprovecha la ola generada por un fenómeno más reciente: los Sonny Angels, esos muñecos japoneses que mucha gente llevaba pegados en sus smartphones y que también fueron un problema por la cantidad de falsificaciones que circulaban.

En la ambigüedad está el éxito. Aunque parecido a los Sonny Angels, los Labubu son pioneros en una cosa: es la primera vez que China  “coloniza” Europa con un fenómeno cultural y consumista de este tipo. Según esta periodista china, el secreto del éxito sería justamente que los Labubu no parecen algo chino. Su diseño ambiguo hace que sea más consumible por un público masivo. La imagen corporativa de su empresa matriz, Pop Mart, también es más ambigua o “menos china”, algo que según esta periodista es intencionado y tendría un objetivo: “hay menos probabilidades de que haya una reacción violenta si Beijing hace algo mal”.

Y China se hizo cool. Lo contaban en este artículo de The Economist, donde exploran el cambio de imagen que ha experimentado China desde occidente en los últimos años. Un claro indicador es el éxito de productos culturales chinos como la película Ne Zha 2, o videojuegos como ‘Genshin Impact’ y ‘Black Myth: Wukong’. El éxito de TikTok, su liderazgo en industrias como el coche eléctrico o los drones han contribuido a mejorar la imagen del país fuera de sus fronteras, algo que coincide con una creciente visión negativa de Estados Unidos bajo el mandato de Trump.

Imagen | Declan Sun en Unsplash

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