Salvar la red tras el apagón ha tenido un efecto secundario: luz más cara y comercializadoras al límite
Publicado el 30/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Ha pasado un mes desde el gran apagón que dejó a oscuras a toda la península ibérica. Desde entonces, el sistema eléctrico nacional ha estado operando bajo un nuevo protocolo de vigilancia extrema: “operación reforzada”. Su objetivo es simple, pero ambicioso: evitar otro colapso total. Su efecto, sin embargo, empieza a sentirse en el bolsillo de empresas, comercializadoras y consumidores.
¿Operación reforzada? Red Eléctrica y el Gobierno han optado por contener las renovables y activar tecnologías de respaldo como el gas, la hidráulica o la nuclear para ganar estabilidad. Estas fuentes, aunque más previsibles, son también más caras. Pero este giro operativo tiene un precio: se está dejando fuera energía renovable, más barata, en favor de tecnologías convencionales más costosas. Como ha recogido Cinco Días, esta nueva estrategia ha disparado la participación de las centrales tradicionales en los llamados mercados de ajuste o restricciones técnicas.
Entonces, ¿hay una contradicción? Tras el apagón, muchos apuntaron a la baja inercia del sistema, asociada a la alta penetración de renovables, como la gran culpable. Sin embargo, como ha recogido este medio en un análisis de Matías Zavia, el sistema eléctrico peninsular contaba en los momentos previos al colapso con un nivel de inercia “acorde a las recomendaciones” europeas: 2,3 segundos, por encima del umbral mínimo de 2. Tanto la ministra Sara Aagesen como el secretario de Estado Joan Groizard han confirmado este dato en sede parlamentaria.
La explicación técnica que gana fuerza apunta a una cadena de fallos: oscilaciones anómalas, picos de sobretensión y desconexiones casi simultáneas de generación. Fue en ese momento crítico, con la península ya aislada de Francia, cuando la baja inercia agravó la caída final. No fue la causa, pero sí el acelerador del colapso. A falta del informe oficial, previsto para los próximos meses, el apagón se perfila como un fallo estructural complejo, no como un simple exceso de fotovoltaica.
El verdadero problema: un precio disparado. Desde que se activó esta operación reforzada, los costes del sistema eléctrico se han disparado. Según El Confidencial, las llamadas restricciones técnicas y servicios de ajuste—mecanismos necesarios para mantener la estabilidad de la red— se han encarecido de forma notable. El problema es que estos costes los asumen inicialmente las comercializadoras, especialmente las más pequeñas e independientes, que no cuentan con capacidad de generación propia y tienen que comprar esta energía en mercados gestionados por Red Eléctrica.
Según datos la Asociación de Comercializadores Independientes de Energía (ACIE), recogidos por El Confidencial, el coste medio de las restricciones técnicas ha pasado de 11 €/MWh en abril a 24 €/MWh en mayo, y en momentos puntuales supera los 30 €. Esta presión ha llevado a varias comercializadoras, como TotalEnergies, Moeve o Factorenergía, a enviar una carta a Red Eléctrica solicitando claridad y una previsión temporal de estas medidas extraordinarias.
Ya se ha visto en la factura de la luz. Empezando por los casi 10 millones de consumidores acogidos a la tarifa regulada (PVPC) que han visto cómo su recibo subía al menos cuatro euros en mayo. Y lo que empezó como un sobrecoste para las empresas, empieza a trasladarse también a los clientes particulares y empresas del mercado libre.
En los contratos B2B, algunas comercializadoras han comenzado a introducir una "tasa antiapagón". Tal y como recoge CincoDías, el cliente asume hasta 12 €/MWh en costes de ajuste, y lo que supere esa cifra se repercute a final de mes. En el caso de los hogares, donde no se pueden modificar contratos con facilidad, las compañías optan por subir el precio del megavatio en las renovaciones o nuevas ofertas. El dilema es claro: subir precios o asumir pérdidas.
Un mercado al límite. Las comercializadoras independientes denuncian que Red Eléctrica ha incrementado los costes sin ofrecer claridad sobre cómo se calculan ni hasta cuándo se mantendrán. Esta incertidumbre impide planificar y deja en desventaja a quienes no tienen músculo financiero para cubrirse frente a esta volatilidad, según El Confidencial.
La presión del sector también ha llegado al plano institucional. ACIE, que agrupa a un 20% del mercado, ha enviado cartas formales a Red Eléctrica y al Ministerio para la Transición Ecológica pidiendo explicaciones y colaboración, como ha explicado CincoDías. Hasta la fecha, no han recibido respuesta, lo que aumenta la tensión entre los operadores del sistema y los actores más vulnerables del mercado eléctrico.
Con un sistema encendido… El riesgo no es solo una factura más cara, sino un mercado más concentrado y menos competitivo. Si las comercializadoras independientes siguen cargando con costes sin certidumbre ni respaldo regulador, muchas no sobrevivirán. Y si desaparecen, los consumidores tendrán menos opciones, más dependencia de las grandes eléctricas y menos poder para negociar precios.
La operación reforzada mantiene el sistema encendido, sí. Pero también puede estar apagando una parte esencial del mercado: su diversidad. Con el informe técnico aún en el horizonte, lo que ocurra en los próximos meses marcará no solo la estabilidad de la red, sino también quién podrá seguir compitiendo en ella.
Imagen | Pixabay
utm_campaign=30_May_2025"> Alba Otero .