Quién es Steve Ballmer: el amigo de Bill Gates que pronosticó el fracaso del iPhone y ahora está entre los diez hombres más ricos del mundo
Publicado el 10/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Julio de 2007. Steve Ballmer se ríe a carcajadas del iPhone en una entrevista con la BBC. "¿Quinientos dólares? No creo que vayan a vender muchos de esos". Dieciocho años después, ese mismo hombre ocupa el puesto número diez entre los más ricos del mundo, con una fortuna de 122.000 millones de dólares. Una cifra que, por cierto, supera la de Bill Gates.
¿Cómo es posible que alguien que se equivocó tan estrepitosamente en una de las predicciones más importantes de la era digital terminara siendo más rico que el fundador de Microsoft? La respuesta está en una historia que mezcla amistad, ambición, errores millonarios y, sobre todo, un negociación muy inteligente.
Los primeros años: cuando Harvard unió a dos genios
Steve Ballmer y Bill Gates se conocieron en Harvard a mediados de los años 70, cuando Gates era un estudiante de segundo año y Ballmer estaba terminando su licenciatura en matemáticas y economía. No eran solo compañeros de clase, se hicieron amigos íntimos unidos por una pasión compartida por la tecnología.
Mientras Gates abandonaba Harvard para fundar Microsoft junto a Paul Allen en 1975, Ballmer siguió el camino más tradicional. Se graduó, trabajó en Procter & Gamble, y luego se matriculó en la escuela de negocios de Stanford. Pero el destino tenía otros planes.
En 1980, cuando Microsoft era todavía una startup con menos de 30 empleados, Gates le hizo a su amigo una propuesta que cambiaría ambas vidas para siempre: "Ven a Microsoft. Serás el gerente de negocios." Ballmer dejó Stanford y se convirtió en el empleado número 30 de la empresa que un día dominaría el mundo.

Pero aquí está el detalle que marcaría la diferencia: Ballmer no solo negoció un salario anual de 50.000 dólares, sino que también consiguió algo que parecía insignificante en ese momento pero que se convertiría en su billete dorado: el 10% del crecimiento de las ganancias de la empresa. Era 1980, y nadie, ni siquiera el propio Ballmer, podía imaginar lo que Microsoft llegaría a ser.
El ascenso al poder: de amigo a CEO
Durante las siguientes dos décadas, Steve Ballmer se convirtió en el brazo derecho de Bill Gates. Mientras el cofundador se enfocaba en la visión técnica y estratégica, Ballmer se encargaba de las operaciones, las ventas y la gestión. Su personalidad explosiva y su capacidad para motivar equipos lo convirtieron en una figura clave dentro de Microsoft.
El año 2000 marcó un punto de inflexión. Microsoft enfrentaba múltiples desafíos: las acusaciones de prácticas monopolísticas por parte del gobierno estadounidense habían culminado en un juicio que amenazaba con dividir la empresa. Gates, bajo una presión inmensa, decidió que era momento de pasar el liderazgo operativo a alguien de confianza.

El 13 de enero de 2000, Steve Ballmer se convirtió en CEO de Microsoft. Bill Gates permanecería como presidente y arquitecto jefe de software, pero el día a día de la empresa más poderosa del mundo quedaba en manos de su amigo de Harvard.
Era el comienzo de un nuevo milenio, Internet estaba transformando el mundo, y Microsoft dominaba el mercado de sistemas operativos con una cuota de mercado del 95%. El futuro parecía brillante, pero nadie sabía que estaban a punto de llegar los smartphones, las tablets, las redes sociales...

La era Ballmer: entre el éxito y los errores históricos
Los primeros años de Ballmer como CEO fueron una montaña rusa de éxitos y fracasos. Logró expandir la división de servidores y herramientas empresariales de Microsoft, un negocio que se convertiría en una máquina de hacer dinero. También supervisó el lanzamiento de la Xbox, que posicionó a Microsoft como un referente en la industria de los videojuegos.
Pero su mandato estuvo marcado por algunos de los fracasos más sonados en la historia de la tecnología. Windows Vista, lanzado en 2006, fue un desastre que tardó años en corregirse. El reproductor Zune, la respuesta de Microsoft al iPod, nunca logró ganar mercado. Y luego llegó el error que lo definiría para siempre.
2007: el año que cambió todo
Enero de 2007. Steve Jobs sube al escenario del Moscone Center en San Francisco para presentar un dispositivo que, según él, cambiaría el mundo. Era el iPhone, y efectivamente, nada volvería a ser igual.
Pero mientras el mundo tecnológico celebraba la innovación de Apple, Steve Ballmer tenía una opinión diferente. En una entrevista con la BBC, su reacción fue tan memorable como errónea: se rió a carcajadas.

"¿Quinientos dólares? ¿Sin teclado? No creo que vayan a vender muchos de esos," declaró Ballmer con una seguridad que hoy resulta casi cómica. Su razonamiento parecía lógico en ese momento: el iPhone era demasiado caro para el consumidor promedio, prescindir de los botones era un error, y los clientes empresariales nunca adoptarían lo que él describió como una "máquina de correo electrónico no muy buena."
Tony Fadell, uno de los primeros miembros del equipo de desarrollo del iPhone, recordó años después la dura calificación de Ballmer: era un "juguete interesante" para algunos clientes, pero nada más. El CEO de Microsoft estaba convencido de que Steve Jobs estaba cometiendo un error garrafal que llevaría a Apple a la ruina.
Ballmer no fue el único ejecutivo tecnológico que subestimó el iPhone. Larry Ellison, CEO de Oracle, también predijo el fracaso de Apple si él no se encargaba "personalmente" de la empresa. Pero Ballmer fue mucho más allá en sus declaraciones y, como CEO de Microsoft, tenía mucho más que perder.

La profecía que no se cumplió
Ballmer se equivocaba, y lo hizo de manera espectacular. El iPhone no solo no fracasó, sino que se convirtió en el producto más exitoso de la historia de la tecnología. Hoy, 18 años después, Apple ha lanzado 15 generaciones de iPhone y más de 40 modelos diferentes. El dispositivo que Ballmer consideró demasiado caro para el mercado masivo ha generado más de un billón de dólares en ingresos y ha convertido a Apple en la empresa más valiosa del mundo durante años.
La lenta respuesta de Microsoft al éxito del iPhone le costó caro a la empresa. Cuando finalmente lanzaron Windows Mobile y luego Windows Phone, el mercado ya estaba dominado por iOS y Android. Ni siquiera la compra de Nokia por 7.200 millones de dólares en 2013 pudieron salvar a Microsoft de tener presencia en el mundo de los smartphone. Algo que sigue a día de hoy, en pleno 2025.

El reconocimiento del error
Años después, tanto Ballmer como Gates reconocieron la magnitud del error. En una entrevista, Gates admitió que "el mayor error jamás cometido" por Microsoft fue perder su posición frente al Android de Google. "Estamos hablando de 400.000 millones de dólares que habrían ido a Google," confesó el cofundador de Microsoft.
Ballmer también dio la cara: "Lamento aquel período a principios de la década de 2000 en el que estábamos tan concentrados en lo que teníamos que hacer con Windows Vista que no pudimos redistribuir el talento al nuevo dispositivo llamado teléfono."
La jugada maestra: cuando ser empleado es mejor que ser fundador
A pesar de sus errores como CEO, Ballmer demostró ser un negociador brillante. Su contrato original de 1980, que incluía el 10% del crecimiento de las ganancias de Microsoft, se había convertido en una mina de oro. Pero su verdadera genialidad se reveló después de dejar el cargo de CEO en 2014.
Cuando Ballmer se retiró del liderazgo ejecutivo, ya tenía un patrimonio estimado en 100.000 millones de dólares. Pero en lugar de diversificar sus inversiones, hizo algo que muchos consideraron arriesgado: siguió comprando más acciones de Microsoft.

Su razonamiento era que conocía la empresa mejor que nadie, sabía que Satya Nadella (su sucesor) tenía la visión correcta para la era de la nube, y creía que Microsoft estaba infravalorada. Tenía razón.
Bajo el liderazgo de Nadella, Microsoft se reinventó como una empresa de servicios en la nube. Azure compite directamente con Amazon Web Services, Microsoft 365 domina la productividad empresarial, y la empresa ha tenido un crecimiento exponencial en su valor de mercado.
Hoy, Steve Ballmer es oficialmente más rico que Bill Gates. Su fortuna de aproximadamente 122.000 millones de dólares lo coloca en el puesto número diez de la lista Forbes, superando a su antiguo jefe y amigo. Es un logro extraordinario, especialmente considerando que Ballmer nunca fundó una empresa.
Ballmer es uno de los pocos multimillonarios del top diez mundial que no fundaron la empresa que les dio su riqueza. Su fortuna proviene casi exclusivamente de sus acciones en Microsoft. Pero Ballmer no se ha limitado a ser un inversor pasivo.
En 2014, el mismo año que dejó Microsoft, compró Los Angeles Clippers por 2.000 millones de dólares, convirtiéndose en el propietario de la NBA que pagó más por una franquicia hasta ese momento. Su pasión por el baloncesto y su estilo explosivo lo han convertido en uno de los propietarios más carismáticos de la liga.
Hoy, mientras Apple domina el mercado de smartphones con el dispositivo que Ballmer despreció, Microsoft domina la computación en la nube con la visión que él ayudó a construir. Y Steve Ballmer, el hombre que se rió del iPhone, se ríe camino al banco con una fortuna que supera la de la mayoría de los fundadores de Silicon Valley.
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