Perseverance ha encontrado lo que, según el director de la NASA, es "el indicio más claro de vida que hemos visto en Marte"

Publicado el 10/09/2025 por Diario Tecnología
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Perseverance ha encontrado lo que, según el director de la NASA, es "el indicio más claro de vida que hemos visto en Marte"

Que la NASA convoque sin previo aviso una rueda de prensa relacionada con el rover Perseverance solo puede significar que ha encontrado algo interesante. Y efectivamente, eso es lo que el administrador en funciones de la NASA, Sean Duffy, ha anunciado hoy. Lo que, cito textualmente, "podría ser uno de los indicios más claros de vida que hemos visto en Marte".

En corto. La comunidad científica ha terminado de analizar una roca con un patrón de manchas de leopardo que el rover Perseverance de la NASA encontró en Marte en julio del año pasado. Un completo estudio publicado en la revista Nature confirma que la superficie de la roca tiene una combinación de características químicas, minerales y texturales que son difíciles de explicar sin, al menos, considerar la intervención de la biología.

Aunque los científicos no pueden confirmarlo sin acceso físico a la roca, podría ser la primera biofirma hallada en Marte. Es decir, una característica geoquímica que en la Tierra se asocia a la vida microbiana y que, casualmente, ha sido hallada en un lugar donde antiguamente corría agua.

Cheyava Falls. El epicentro de este hallazgo es una zona de los bordes del cráter marciano Jezero bautizada como Bright Angel, un antiguo lecho de río de unos 400 metros de ancho. Fue aquí donde, en julio de 2024, el rover Perseverance se topó con una roca con forma de punta de flecha de aproximadamente un metro de largo que fue bautizada por los científicos de la NASA como "Cheyava Falls".

El análisis de esta roca ha revelado unas diminutas estructuras a las que los investigadores se refieren, coloquialmente, como "semillas de amapola" y "manchas de leopardo". No son simples rocas con formas curiosas, son producto de reacciones químicas. Las semillas de amapola son nódulos de entre 100 y 200 micras, probablemente de un mineral llamado vivianita, y las manchas de leopardo son los frentes de reacción: estructuras más complejas de hasta 1 mm con un borde oscuro de vivianita y un núcleo más claro rico en sulfuro de hierro, probablemente de greigita.

Qué tiene de especial. Lo verdaderamente interesante de estas estructuras minerales es que se encuentran junto a carbono orgánico, detectado por el instrumento SHERLOC de Perseverance a través de su firma espectral en banda G. Aunque ya se había encontrado carbono orgánico en Marte, es la primera vez que aparece con minerales producidos por reacciones de óxido-reducción.

Para entender lo llamativo de este hallazgo, solo hay que ver qué causa estas estructuras en la Tierra. Y sí, la vida microbiana es una opción. "En la Tierra, a veces se forman cosas como estas en sedimentos donde los microbios comen materia orgánica y 'respiran' óxido y sulfato", explica el geobiólogo Michael Tice, profesor de la Universidad de Texas A&M y coautor del estudio.

Fueron los microbios. Las reacciones de óxido-reducción (más conocidas como redox) parten de una transferencia de electrones, que es un proceso fundamental para que los seres vivos obtengan energía. Por lo tanto, una opción es el escenario biológico: microorganismos que vivieron en el lodo de un antiguo lago marciano hace más de 3.000 millones de años causaron estas estructuras.

¿Cómo? Utilizaron la materia orgánica como alimento. Al "respirar", usaron el hierro oxidado y el sulfato del sedimento como aceptores de electrones, produciendo como desecho los minerales de hierro reducido que hoy vemos: la vivianita y la greigita. Este proceso ocurre a bajas temperaturas y explica perfectamente la combinación y disposición de los minerales y la materia orgánica.

No tan rápido. Procesos puramente geoquímicos, sin intervención biológica, también podrían haber creado estas estructuras. La materia orgánica (que puede tener un origen no biológico, como un meteorito) pudo reaccionar también con los minerales de la roca.

Pero en este escenario abiótico hay un problema. Las reacciones que forman la vivianita pueden ocurrir a bajas temperaturas, y los procesos geoquímicos conocidos para formar la greigita a partir de sulfato requieren temperaturas muy altas (superiores a 150-200 °C) o muy ácidas. Las rocas de Bright Angel no muestran evidencias de haber experimentado ninguna de las dos cosas.

¿La prueba definitiva? Ni de lejos, pero sí un primer paso prometedor. Los instrumentos de Perseverance son potentes, pero tiene sus límites. El rover perforó la roca "Cheyava Falls y almacenó un núcleo, apodado "Sapphire Canyon", en un tubo de muestras sellado. Es uno de los 27 tubos que el rover ha llenado hasta la fecha y una de las candidatas de más alta prioridad para ser traída a la Tierra, donde se podría hacer un análisis mucho más exhaustivo.

Aquí es donde la emoción choca con la realidad. La misión Mars Sample Return, diseñada para recoger estas muestras y traerlas a casa, está cancelada de facto después de que el presupuesto de la misión original se disparara hasta los 11.000 millones de dólares con retrasos hasta 2040. La situación ha obligado a la NASA a buscar alternativas más rápidas y baratas. Es decir, a pedir propuestas alternativas a la industria privada y al JPL. Pero todavía no hay un camino definido.

La guinda del pastel. Hay otro factor sorprendente que eleva la importancia de este descubrimiento. Hasta ahora, la hipótesis dominante sugería que las posibles señales de vida deberían buscarse en las rocas más antiguas de Marte. Sin embargo, las lodolitas de Bright Angel se encuentran entre las rocas sedimentarias más jóvenes que ha investigado la misión. Esto abre una nueva y fascinante posibilidad: que Marte pudo haber sido habitable durante un período de tiempo más largo o en una etapa más tardía de su historia de lo que se pensaba.

Imagen | NASA, JPL

Que la NASA convoque sin previo aviso una rueda de prensa relacionada con el rover Perseverance solo puede significar que ha encontrado algo interesante. Y efectivamente, eso es lo que el administrador en funciones de la NASA, Sean Duffy, ha anunciado hoy. Lo que, cito textualmente, "podría ser uno de los indicios más claros de vida que hemos visto en Marte".

En corto. La comunidad científica ha terminado de analizar una roca con un patrón de manchas de leopardo que el rover Perseverance de la NASA encontró en Marte en julio del año pasado. Un completo estudio publicado en la revista Nature confirma que la superficie de la roca tiene una combinación de características químicas, minerales y texturales que son difíciles de explicar sin, al menos, considerar la intervención de la biología.

Aunque los científicos no pueden confirmarlo sin acceso físico a la roca, podría ser la primera biofirma hallada en Marte. Es decir, una característica geoquímica que en la Tierra se asocia a la vida microbiana y que, casualmente, ha sido hallada en un lugar donde antiguamente corría agua.

Cheyava Falls. El epicentro de este hallazgo es una zona de los bordes del cráter marciano Jezero bautizada como Bright Angel, un antiguo lecho de río de unos 400 metros de ancho. Fue aquí donde, en julio de 2024, el rover Perseverance se topó con una roca con forma de punta de flecha de aproximadamente un metro de largo que fue bautizada por los científicos de la NASA como "Cheyava Falls".

El análisis de esta roca ha revelado unas diminutas estructuras a las que los investigadores se refieren, coloquialmente, como "semillas de amapola" y "manchas de leopardo". No son simples rocas con formas curiosas, son producto de reacciones químicas. Las semillas de amapola son nódulos de entre 100 y 200 micras, probablemente de un mineral llamado vivianita, y las manchas de leopardo son los frentes de reacción: estructuras más complejas de hasta 1 mm con un borde oscuro de vivianita y un núcleo más claro rico en sulfuro de hierro, probablemente de greigita.

Qué tiene de especial. Lo verdaderamente interesante de estas estructuras minerales es que se encuentran junto a carbono orgánico, detectado por el instrumento SHERLOC de Perseverance a través de su firma espectral en banda G. Aunque ya se había encontrado carbono orgánico en Marte, es la primera vez que aparece con minerales producidos por reacciones de óxido-reducción.

Para entender lo llamativo de este hallazgo, solo hay que ver qué causa estas estructuras en la Tierra. Y sí, la vida microbiana es una opción. "En la Tierra, a veces se forman cosas como estas en sedimentos donde los microbios comen materia orgánica y 'respiran' óxido y sulfato", explica el geobiólogo Michael Tice, profesor de la Universidad de Texas A&M y coautor del estudio.

Fueron los microbios. Las reacciones de óxido-reducción (más conocidas como redox) parten de una transferencia de electrones, que es un proceso fundamental para que los seres vivos obtengan energía. Por lo tanto, una opción es el escenario biológico: microorganismos que vivieron en el lodo de un antiguo lago marciano hace más de 3.000 millones de años causaron estas estructuras.

¿Cómo? Utilizaron la materia orgánica como alimento. Al "respirar", usaron el hierro oxidado y el sulfato del sedimento como aceptores de electrones, produciendo como desecho los minerales de hierro reducido que hoy vemos: la vivianita y la greigita. Este proceso ocurre a bajas temperaturas y explica perfectamente la combinación y disposición de los minerales y la materia orgánica.

No tan rápido. Procesos puramente geoquímicos, sin intervención biológica, también podrían haber creado estas estructuras. La materia orgánica (que puede tener un origen no biológico, como un meteorito) pudo reaccionar también con los minerales de la roca.

Pero en este escenario abiótico hay un problema. Las reacciones que forman la vivianita pueden ocurrir a bajas temperaturas, y los procesos geoquímicos conocidos para formar la greigita a partir de sulfato requieren temperaturas muy altas (superiores a 150-200 °C) o muy ácidas. Las rocas de Bright Angel no muestran evidencias de haber experimentado ninguna de las dos cosas.

¿La prueba definitiva? Ni de lejos, pero sí un primer paso prometedor. Los instrumentos de Perseverance son potentes, pero tiene sus límites. El rover perforó la roca "Cheyava Falls y almacenó un núcleo, apodado "Sapphire Canyon", en un tubo de muestras sellado. Es uno de los 27 tubos que el rover ha llenado hasta la fecha y una de las candidatas de más alta prioridad para ser traída a la Tierra, donde se podría hacer un análisis mucho más exhaustivo.

Aquí es donde la emoción choca con la realidad. La misión Mars Sample Return, diseñada para recoger estas muestras y traerlas a casa, está cancelada de facto después de que el presupuesto de la misión original se disparara hasta los 11.000 millones de dólares con retrasos hasta 2040. La situación ha obligado a la NASA a buscar alternativas más rápidas y baratas. Es decir, a pedir propuestas alternativas a la industria privada y al JPL. Pero todavía no hay un camino definido.

La guinda del pastel. Hay otro factor sorprendente que eleva la importancia de este descubrimiento. Hasta ahora, la hipótesis dominante sugería que las posibles señales de vida deberían buscarse en las rocas más antiguas de Marte. Sin embargo, las lodolitas de Bright Angel se encuentran entre las rocas sedimentarias más jóvenes que ha investigado la misión. Esto abre una nueva y fascinante posibilidad: que Marte fuera habitable durante un período de tiempo más largo o en una etapa más tardía de su historia de lo que se pensaba.

Imagen | NASA, JPL

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