No todos los contraataques se hacen ya con misiles: tras ser bombardeados, los iraníes han puesto en marcha una estrategia 'low cost'

Publicado el 26/06/2025 por Diario Tecnología
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No todos los contraataques se hacen ya con misiles: tras ser bombardeados, los iraníes han puesto en marcha una estrategia 'low cost'

Durante décadas, el imaginario colectivo ha asociado los conflictos geopolíticos con imágenes de misiles, soldados, bombarderos furtivos y explosiones de objetivo estratégicos. Sin embargo, los últimos acontecimientos en Oriente Medio y sus repercusiones internacionales, si bien nos ha proporcionado cientos de ejemplos de todo eso, parece que van a obligarnos a ampliar nuestro repertorio de conceptos bélicos.

Y es que, frente a los últimos ataques de Israel y (sobre todo) de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes, la respuesta de Teherán no ha sido sólo un aluvión de proyectiles, sino un arma mucho más sutil, silenciosa y asequible: una oleada de ciberataques.

De misiles a teclados

El pasado 24 de junio de 2025 marcó un punto de inflexión en la respuesta iraní a las agresiones occidentales. En lugar de emprender acciones militares convencionales, grupos de hackers afines al régimen comenzaron una ofensiva cibernética dirigida contra bancos, empresas petroleras y contratistas de defensa estadounidenses. Esta estrategia, aunque menos vistosa que una represalia armada, bien ejecutada, puede llegar a representar una amenaza más sofisticada, económica y psicológicamente efectiva.

Los ataques se han concentrado en el uso de técnicas de denegación de servicio (DDoS), lo que ha provocado el colapso de páginas web y de servicios digitales, aunque sin llegar —por ahora— a afectar infraestructuras críticas. El objetivo parece claro: generar caos, temor e incertidumbre tanto entre la población general como en los centros de poder económico.

Una infraestructura digital vulnerable

Los expertos en seguridad han advertido que, aunque Estados Unidos mantiene su superioridad en capacidades militares tradicionales, su dependencia de sistemas digitales lo convierte en un blanco expuesto. Arnie Bellini, empresario tecnológico, lo resume así:

"Le hemos mostrado al mundo por qué no van a querer meterse con nosotros en lo militar [...] pero digitalmente hablando estamos abiertos como un queso suizo".

La vulnerabilidad se ha acentuado tras las últimas decisiones políticas: la administración Trump ha recortado fondos y personal destinados a programas clave de ciberseguridad, incluyendo aquellos enfocados en la protección electoral y la defensa de infraestructuras públicas, lo cual ha dejado a agencias como la CISA (Cybersecurity and Infrastructure Security Agency) en una situación de debilidad justo en un momento en que las amenazas se multiplican.

El frente del espionaje

Además del sabotaje, Irán ha demostrado interés en el ciberespionaje: se sabe que ha intentado espiar a líderes políticos, y que incluso llegó a planificar su infiltración en la campaña presidencial de Donald Trump. Estas operaciones no necesariamente tienen como finalidad un ataque inmediato, sino una recolección de inteligencia para anticipar movimientos estratégicos de EE.UU. o Israel.

La amenaza persistente de los 'grupos no estatales'

Aunque Teherán podría optar por reducir sus acciones si el frágil alto el fuego con Israel se mantiene, los grupos de hackers proiraníes —algunos vinculados con agencias de inteligencia y otros completamente autónomos— podrían seguir actuando por cuenta propia.

Así, organizaciones como 'Mysterious Team' ya han llamado a ampliar los ataques, animando a otros ciberactivistas a sumarse a una especie de guerra descentralizada.

Más de 60 grupos de este tipo han sido identificados por firmas de ciberseguridad como Trustwave. Su capacidad para infligir daño es significativa, y su carácter no estatal los hace aún más difíciles de rastrear y neutralizar.

Una carrera armamentística digital

Más allá de la interrupción de servicios, los ciberataques tienen un potencial devastador en el ámbito psicológico. Ejemplos recientes ilustran este poder: en 2023, un grupo de hackers logró infiltrarse en el sistema de alertas israelí, enviando una falsa notificación de ataque nuclear. Aunque el hecho no tuvo consecuencias físicas, el impacto en la moral y el miedo colectivo fue inmenso.

Ziv Mador, investigador de seguridad en Trustwave, explica a FastCompany que la finalidad de estos ataques no es solo el sabotaje económico, sino la generación de miedo y desinformación.

Lo que está ocurriendo, en definitiva, es una nueva carrera armamentística, pero esta vez en el terreno del ciberespacio. Países como Rusia, China y Corea del Norte observan con atención y probablemente terminen reforzando sus propias estrategias digitales inspirándose en los éxitos de la estrategia iraní.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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