Llevaba usando Safari y Chrome toda la vida y me he pasado a Brave. He encontrado justo lo que buscaba

Publicado el 06/06/2025 por Diario Tecnología
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Llevaba usando Safari y Chrome toda la vida y me he pasado a Brave. He encontrado justo lo que buscaba

Elegir un navegador hoy en día es una decisión trascendental. En mi caso particular, siempre he estado ligado a Safari y Chrome: el primero más orientado a cuando uso Mac, y el segundo más centrado en el trabajo del día a día. Pero al final he decidido dar el salto a Brave, encontrando justo lo que estaba buscando: una experiencia de navegación limpia, privada y, sobre todo, eficiente.

El detonante para hacer este cambio no fue uno solo, sino una acumulación de pequeñas molestias. En Chrome, la gestión de la memoria RAM sigue siendo para mí una gran fricción, sobre todo porque suelo tener muchas pestañas abiertas de forma constante. Además, la protección en materia de privacidad también se ha convertido en un factor decisivo.

Brave como el navegador que me ha enamorado en mi ecosistema

En los últimos meses, he visto cómo Brave ganaba cada vez más reputación en foros y redes sociales especializadas, lo que me animó a instalarlo y comenzar a usarlo de manera habitual. Y la verdad es que ahora mismo estoy muy satisfecho con el cambio.

Brave Navegador

Una de las primeras mejoras que noté fue la privacidad: Brave bloquea por defecto muchos rastreadores en las páginas web, lo cual mejora notablemente la experiencia. Es cierto que hay que hacer una selección consciente de las webs donde se bloquean los anuncios, especialmente en aquellas que tienen una carga publicitaria razonable y necesaria para su sostenibilidad. Pero, en general, la navegación se vuelve mucho más fluida.

Otro punto clave es no tener que estar aceptando de manera constante los avisos de cookies. Para mí, esto es ya un imprescindible: entrar a una web y comenzar a usarla directamente, sin ventanas emergentes ni interrupciones. Y también con la opción de que se recuerde siempre la decisión sobre cookies sin tener que ver el molesto mensaje de tener que aceptarlas o rechazarlas (para mi algo imprescindible). Y lo mejor es que todo esto ocurre sin necesidad de instalar extensiones adicionales.

Este bloqueo automático de elementos innecesarios no solo mejora la privacidad, sino también el rendimiento. Brave carga más rápido que otros navegadores como Chrome, y eso se nota especialmente en sesiones de trabajo intensas. Además, al estar basado en Chromium, mantiene la compatibilidad con todas las extensiones de Chrome, por lo que no he echado en falta ninguna funcionalidad que antes utilizaba.

Pero lo que más valoro, por encima de todo, es la fluidez de su interfaz. Brave es más ágil que Chrome o Safari, y eso se traduce en una experiencia de uso mucho más agradable. Al final, lo que busco es un navegador que no entorpezca lo que estoy viendo ni interfiera en mi flujo de trabajo.

Además, Brave incluye funciones extra que, aunque no uso a diario, me parecen interesantes y añaden valor al navegador:

  • Brave Rewards: un sistema opcional que permite visualizar anuncios respetuosos con la privacidad (si así lo eliges) y ganar tokens BAT (Basic Attention Token). Estos tokens pueden donarse a creadores de contenido o canjearse en algunos países. Personalmente, lo tengo desactivado, porque no me interesan las criptomonedas y tampoco quiero tener que estar pensando en un tóken mientras estoy navegando por internet.
  • Integración con Tor: para momentos en los que necesito un extra de anonimato, Brave permite abrir pestañas privadas enrutadas por la red Tor. Una herramienta potente y accesible con un solo clic.
  • Playlist: una función curiosa que permite guardar contenido multimedia (vídeos o audios) para consumir más tarde, incluso sin conexión.

Obviamente, el navegador perfecto no existe. Cada uno tiene sus peculiaridades y fortalezas. Pero lo importante es que cada usuario encuentre el que se adapta mejor a sus prioridades. En mi caso, Brave ha conseguido posicionarse como la mejor opción: rápido, respetuoso con la privacidad y con una interfaz que, simplemente, no molesta. Y eso, en los tiempos que corren, es decir mucho.

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