La nueva carrera espacial se está calentando: ahora la NASA ha vetado a los ciudadanos chinos hasta en Zoom

Publicado el 12/09/2025 por Diario Tecnología
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La nueva carrera espacial se está calentando: ahora la NASA ha vetado a los ciudadanos chinos hasta en Zoom

La tensión entre las dos mayores superpotencias espaciales ha alcanzado un nuevo pico. La medida sin precedentes de bloquear el acceso de ciudadanos chinos a todos los programas, las instalaciones y las redes de la NASA recuerda al siglo pasado, con algunos giros propios de los tiempos que corren: el veto es tan estricto que se extiende incluso a las reuniones por Zoom.

Más allá de la Enmienda Wolf. Las leyes estadounidenses ya prohibían la colaboración directa entre la NASA y las entidades chinas. La ley más famosa es la Enmienda Wolf, que impide el acceso de China a la Estación Espacial Internacional desde 2011, motivo por el que la agencia espacial china ha puesto en órbita su propia estación espacial permanentemente habitada.

El nuevo veto, que entró en vigor el pasado 5 de septiembre, afecta a todos los ciudadanos de nacionalidad china, aunque residan en Estados Unidos con visados en regla. La NASA no solo les impide trabajar en proyectos de la agencia como contratistas, sino también como estudiantes de posgrado o científicos universitarios. Todos los chinos tienen restringido el acceso físico a instalaciones, materiales y redes informáticas de la NASA por una cuestión de "ciberseguridad".

En plena carrera lunar. El veto se produce justo cuando el administrador en funciones de la NASA, Sean Duffy, ha adoptado una retórica agresiva contra China. "Estamos en una segunda carrera espacial", dijo en una reunión reciente con empleados de la NASA. "Vamos a ganar a los chinos en la Luna. Vamos a hacerlo de forma segura. Vamos a hacerlo rápido. Vamos a hacerlo bien".

No todos comparten su optimismo. El ex jefe de la NASA Jim Bridenstine, el impulsor original del programa Artemis, declaró lo contrario ante el Senado de Estados Unidos: "A menos que algo cambie, es muy poco probable que Estados Unidos supere el calendario previsto por China para llegar a la superficie de la Luna". ¿La respuesta de Duffy? "Que me condenen si esa es la historia que escribimos".

Una guerra fría por el control de la Luna. El trasfondo de esta nueva carrera lunar es tanto geopolítico como económico. Quien llegue primero al polo sur lunar y establezca una base permanente tendrá una ventaja decisiva para explotar recursos como el agua helada y las comunicaciones: el país que instale la primera antena en un lugar elevado será quien establezca los protocolos y estándares técnicos del espacio cislunar.

Pero el mayor temor en Washington es que China pueda declarar una "zona de exclusión" instalando un pequeño reactor nuclear en la Luna para sus sistemas eléctricos. Una preocupación que llevó al gobierno a ordenar a la NASA que acelere sus planes de instalar su propio reactor nuclear antes de que lo haga ILRS, la alianza sino-rusa para establecer un laboratorio en la Luna.

Una trama de espionaje. El clima de desconfianza también viene alimentado por un largo historial de acusaciones de espionaje industrial y tecnológico entre países. Este temor se ha reavivado con el auge de la inteligencia artificial, llevando a gigantes como Google y OpenAI a endurecer sus procesos de selección para evitar la filtración de secretos comerciales.

El sector de los semiconductores, pilar de la tecnología moderna, ha sido uno de los más afectados por los bloqueos entre ambos países. No sin motivo: compañías clave como la neerlandesa ASML y la taiwanesa TSMC han sufrido el robo de secretos comerciales por parte de empleados vinculados a empresas chinas. Estados Unidos extiende incluso su preocupación al sector de las energías renovables, donde asegura haber encontrado componentes de comunicación no documentados en dispositivos de fabricación china.

El veto a los ciudadanos chinos es el último movimiento. Una señal inequívoca de que, ante los problemas internos de su programa lunar, Estados Unidos está dispuesto a tomar medidas drásticas para proteger lo que considera su liderazgo tecnológico y su seguridad nacional. La nueva carrera espacial ha dejado de ser una competición de ingeniería para convertirse en un conflicto abierto, donde el talento y la colaboración científica ahora tienen pasaporte.

Imagen | NASA

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