La industria cosmética se está echando en manos de un ingrediente intrigante: esperma de salmón

Publicado el 05/06/2025 por Diario Tecnología
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La industria cosmética se está echando en manos de un ingrediente intrigante: esperma de salmón

En la era del culto a la piel perfecta, la industria de la estética parece no conocer límites. Mascarillas con veneno de abeja, sueros con baba de caracol, inyecciones que prometen reprogramar el envejecimiento… Cualquier compuesto que prometa juventud, elasticidad o luminosidad es una buena fórmula para que incluso celebrities estén detrás de ello, aunque estemos hablando de esperma de salmón.

¿Un nuevo elixir antiedad? Aunque hablar de esperma de salmón capta la atención (y levanta cejas), lo cierto es que no implica aplicar directamente células reproductoras sobre la piel. En declaraciones recogidas por El Español, la doctora Araceli González, especialista en Medicina Estética, ha aclarado: “Este producto se está popularizando porque permite obtener polinucleótidos, unos componentes con grandes cualidades para restaurar la piel sin dejar ningún residuo”. De esta manera, ayuda a apoyar la reparación, la regeneración y la producción de colágeno en la piel.

Para las famosas no es nuevo. Personalidades como Jennifer Aniston ya se habían sometido a este tipo de tratamientos en años anteriores, según relató en una entrevista al Wall Street Journal, donde incluso bromeó preguntándole a su esteticista: “¿En serio? ¿Cómo se consigue el esperma de salmón?”. Sin embargo, lo que antes era una curiosidad de lujo, hoy se ha convertido en una tendencia estética en auge que suma cada vez más adeptos, desde clínicas dermatológicas hasta influencers en redes sociales. El medio Telva lo ha incluido entre las siete grandes tendencias de cuidado de la piel para 2025.

Y la gran pregunta. ¿Cómo se obtiene? Pues la respuesta es más técnica que biológica. El PDRN se obtiene procesando y purificando el ADN de las gónadas (órganos sexuales) del salmón. No se utiliza el esperma como tal, sino que se rompe el material genético en fragmentos de polinucleótidos, que luego se integran en sueros, mascarillas, inyecciones o combinaciones con técnicas como la microaguja o el láser, según ha explicado la dermatóloga Mansha Sethi Thacker a Very Well Health. Una curiosidad es que en Asia suelen inyectárselo directamente, mientras que en EEUU se aplican tópicamente tras tratamientos como los exosomas o láser.

¿De verdad funciona? Los defensores del tratamiento aseguran que ofrece beneficios visibles y progresivos. Según el Dr. Adam Friedman, dermatólogo en la Universidad George Washington, para el mismo medio ha detallado que estimula la producción de colágeno, mejora la hidratación, acelera la regeneración celular y cicatrización, y disminuye la inflamación y mejor la pigmentación. Por su parte, la esteticista Adeela Crown, entrevistada por el Financial Times, lo ha resumido así: “Es un proceso más lento, pero los bioestimulantes como los polinucleótidos hacen que las células de la piel trabajen para producir y mantener los componentes básicos de una piel sana”.

Su uso en la medicina. Aunque el boom es reciente, viendo los beneficios da notas de que ya se usaba antes. Como ha explicado la doctora Araceli González a El Español, el uso de polinucleótidos ya se utilizaban en contextos médicos para tratar quemaduras, heridas graves o incluso úlceras. Además, investigaciones preliminares, mencionadas por Verywell Health, han indicado que pueden tener efectos antiinflamatorios y se ha comenzado a usar para frenar la caída del cabello y fortalecer el cuero cabelludo, con tratamientos repetidos cada pocas semanas.

¿Hay efectos secundarios? Como todo tratamiento estético, no está exento de precauciones. El Dr. Richard Westreich, cirujano plástico en Nueva York, ha señalado en The Guardian que los efectos secundarios son generalmente leves: pueden aparecer hematomas, hinchazón o enrojecimiento, sobre todo si se inyecta el producto. Además, como en todo proceso médico puede haber riesgo de reacción alérgica.

Por su parte, la dermatóloga Emma Craythorne ha advertido en FT que “ningún estudio actual es de alta calidad”, y aunque los resultados son prometedores, aún se requiere más investigación clínica robusta.

¿Una nueva revolución estética? Para muchos especialistas, el tratamiento con polinucleótidos representa un cambio de paradigma. No solo busca corregir signos visibles del envejecimiento, sino preservar y estimular las funciones naturales de la piel. “Es un bioestimulador que no cambia el volumen ni la forma del rostro”, ha explicado Araceli González. Por eso, es apto tanto para pieles jóvenes que buscan prevenir, como para pieles maduras con signos marcados de flacidez o elastosis.

Además, se está empezando a usar en zonas donde otros tratamientos no funcionan bien, como el párpado inferior, donde la toxina botulínica no tiene buenos resultados. La doctora Elizabeth Hawkes, especialista en oculoplastia en Londres, ha afirmado en FT que “los polinucleótidos han transformado su práctica” por la seguridad que ofrecen en zonas sensibles como el contorno de ojos.

¿Cuáles son las previsiones? Lo que empezó como una excentricidad digna de titulares, esperma de salmón en la cara, ha evolucionado hacia una tendencia respaldada por clínicas, dermatólogos y figuras públicas. Pero entre las promesas de regeneración celular y el brillo mediático, queda la pregunta: ¿estamos ante una revolución científica real o ante otro fenómeno cosmético de temporada, camuflado bajo un nombre disruptivo? Por ahora, la ciencia avanza más lenta que las redes sociales, pero si algo nos enseña la historia de la belleza es que, en la búsqueda de juventud eterna, ningún ingrediente —por inverosímil que parezca— está fuera de juego.

Imagen | Angela George y Unsplash

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