Hemos tardado dos años, pero al fin hemos resuelto uno de los misterios de 2023: por qué el Atlántico se calentó tanto

Publicado el 06/06/2025 por Diario Tecnología
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Hemos tardado dos años, pero al fin hemos resuelto uno de los misterios de 2023: por qué el Atlántico se calentó tanto

En marzo de 2023 la temperatura media del océano Atlántico comenzó a batir récords. Durante los siguientes meses, el promedio térmico de la superficie oceánica se mantuvo por encima de cualquier registro, pero sería en verano de ese año cuando la situación se volvería absolutamente anómala, con la temperatura media alcanzando los 25,37º Celsius.

Casi dos años. Han pasado casi dos años y ahora un nuevo estudio ha revelado cuáles fueron los ingredientes de aquella situación extraordinaria. Aunque el cambio climático habría desempeñado un papel importante, el estudio señala a una combinación entre vientos anómalos y una alta radiación solar.

31 de agosto. Para comprender la anomalía, podemos partir de una fecha: el 31 de agosto de 2023. Aquel día la temperatura media del Atlántico norte fue de 25,37º Celsius según la base de datos de Climate Reanalyzer de la Universidad de Maine. Esto es 1,15º por encima de la temperatura promedio en el mismo día durante el periodo 1991-2020; y 1,39º por encima de la media de los 31 de agosto entre 1982 y 2010.

El segundo agosto más cálido en este contexto sería 2024. Ese año la temperatura promedio máxima alcanzada por las aguas sería de 25,1º, el 27 de agosto. Aquel día la anomalía térmica fue de 0,88º o de 1,12º según la referencia utilizada.

Distintas capas. Para entender lo que ocurrió debemos tener en cuenta que el agua del océano no es uniforme en términos de temperatura, densidad y salinidad. En este sentido, podemos distinguir una capa superficial del resto del océano. Esta capa sería más cálida como consecuencia directa de la radiación solar, pero el grado en el que acumula temperatura depende de otros factores más allá de la energía que recibe de nuestra estrella.

Normalmente, esta capa se expande hasta profundidades de entre 20 y 40 metros, explica el equipo responsable del estudio. En 2023, la capa era muy fina, de unos 10 metros. A más fina la capa, menos agua para “repartir” la energía solar, y con ello, más calor.

Vale pero, ¿por qué la capa superficial mermó tanto? Aquí es donde entran en juego los vientos o, más bien, la ausencia de ellos. El viento es en parte responsable de mover las aguas del océano, removiéndolas y así favoreciendo la interacción entre las capas. En los meses de verano de 2023 los vientos en el Atlántico fueron, según destaca el equipo responsable del estudio, más débiles de lo habitual.

El peso del cambio climático. El equipo indica que, si bien esta “ola de calor marítima” fue un evento extraordinario, el cambio climático podría aumentar la frecuencia con la que se dan eventos de este tipo. Según explican, este fenómeno podría ralentizar los vientos, lo que facilitaría la acumulación de calor en la superficie oceánica.

Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Nature.

El azufre y su efecto. Hay otro factor que, si bien no fue central en el estudio, también debe ser incluido en la lista de factores que contribuyeron a esta anomalía térmica, y es el azufre o, de nuevo, su ausencia. En 2020 se produjo un cambio en las normativas para el transporte marítimo que limitaba las emisiones de azufre procedentes de este sector.

El problema se produjo porque, al reducirse la presencia de este contaminante en la atmósfera también se reduce el número de partículas alrededor de las cuales se puede condensar la humedad atmosférica, formándose así menos nubes y aumentando la radiación solar que alcanza la superficie de nuestro planeta.

Consecuencias más allá de la costa. La temperatura del Atlántico norte afecta a millones de personas. Una de las corrientes de esta región, la circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC) desempeña un papel fundamental en mantener los inviernos europeos frescos y no gélidos como en latitudes similares a otro lado del Atlántico.

Aunque es precisamente en el área norteamericana donde el efecto de un Atlántico cálido más preocupación genera, y es debido a los huracanes. Uno de los ingredientes clave de estas tormentas tropicales es una superficie oceánica cálida que los permita captar energía, lo que implica que eventos como el de 2023 pueden desembocar en temporadas de huracanes singularmente destructivas.

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Imagen | NOAA/VIIRS 

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