He salido un fin de semana con el Renault 5. Esto es todo lo que le espera a quien se compre un coche eléctrico barato

Publicado el 07/06/2025 por Diario Tecnología
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He salido un fin de semana con el Renault 5. Esto es todo lo que le espera a quien se compre un coche eléctrico barato

El Renault 5 se ha convertido en uno de los coches eléctricos del momento. La actualización de sus líneas clásicas ha sido tan buena que lleva meses atrayendo las miradas de los que estamos en el día a día siguiendo la actualidad del motor pero, sorprendentemente, de quienes son ajenos a ella y solo se acercan cuando tienen que comprar un coche pasados ocho, diez o doce años.

De hecho, ya he contado que es uno de los coches con los que me he sentido más observado. No mentiría si dijera que me han preguntado más veces por el coche y más cuellos se han girado con este coche que conduciendo auténticas bestias de Lamborghini por el norte de Italia.

He tenido la sensación de que es el primer coche eléctrico en el que la gente me dice que estaría dispuesta a comprar por ser el coche que es, sin importar si es o no eléctrico.

Pero, ¿puede cubrir las necesidades como lo hacía, por ejemplo, un Renault Twingo (que también tendrá reedición eléctrica) o un Renault Clio? ¿Puede ser ese coche de uso casi exclusivo de ciudad pero con el que podamos movernos sin importar por dónde ni cuándo?

Vamos a analizarlo.

Un fin de semana con el Renault 5

Imaginemos, estamos pensando en comprarnos un Renault 5. Aceptamos que pueda ser un poco más caro que la competencia porque nos gusta su estética, valoramos lo bien terminado que está por dentro y queremos un coche con un tacto de dirección y freno superior a sus rivales.

Tenemos muy claro que el uso que le vamos a dar es movernos por ciudad y por su periferia en el día a día. Pero claro, tenemos un coche en casa y nos apetece salir un fin de semana con los amigos o con los niños. Tampoco nos queremos ir muy lejos, un viaje de dos o tres horas para salir de la rutina y volver el domingo con las pilas recargadas.

En nuestro caso, salimos de Madrid. Tenemos las pilas casi cargadas. Hemos estado haciendo algún recado a primera hora del día pero nos queda un 90% de batería. Es decir, de sus 52 kWh de capacidad tenemos disponibles unos 47 kWh. Llegamos a casa, montamos las maletas y ponemos rumbo a nuestro destino. En este caso: Trujillo (Extremadura).

He quedado con un par de amigos en el Metro de Cuatro Vientos. Iremos tres personas, con nuestro respectivo equipaje. Pronto descubrimos que de maletero no va sobrado pero metemos el equipaje sin mucha dificultad. Por delante tenemos 252 kilómetros y no pensamos hacerlos a 80 km/h con el aire acondicionado apagado.

Pronto salimos a la autopista y en cuanto dejamos Móstoles atrás, ponemos el control de crucero. Sin excedernos empezamos a comer kilómetros. A 120 km/h, el ordenador de viaje nos dice que no llegamos, que tenemos que parar antes.

Y comienzan los cálculos.

Echo un vistazo al consumo y la cifra es inamovible: 22 kWh/100 km.

Rápido, las cuentas.

Si 22 kWh nos dan para hacer 100 kilómetros... efectivamente, no llegamos. Los 47 kWh que nos quedan en las baterías no deberían dejarnos hacer más de 225 kilómetros. Es decir, nos quedarían 25 kilómetros por delante antes de llegar a Trujillo. Pero el navegador nos dice que paremos mucho antes. Unos 150 kilómetros después de emprender la marcha.

Comenzamos el juego matemático y sacamos Electromaps. Poco antes de llegar a Trujillo hay un cargador rápido. Pero está demasiado cerca de Trujillo, sería mucho confiar en que llegaríamos y más nos valdría reducir la velocidad. Otra opción está en un pueblo llamado Romangordo. Pero nos obliga a desviarnos y la carga es de 50 kW. Descartamos.

Almaraz está en el kilómetro 200 y eso nos convence más. En una vía de servicio junto a la carretera hay cargadores de Tesla y de Zunder. Los de Tesla cargan a 150 kW y los de Zunder a 350 kW. Obviamos los segundos porque el Renault 5 carga a un máximo de 100 kW. Utilizar un enchufe superior a esa potencia nos lleva a gastar más dinero (cuanto más potente el cargador, más cara la tarifa por norma general) pero seguiremos cargando a un máximo de 100 kW.

Hemos hecho bien los cálculos y nos quedaba muy poca carga en la batería. Llegamos con un 10% de la misma. Estábamos tranquilos porque unos 20 kilómetros antes de llegar a Alamaraz hay otro enchufe rápido de Wenea y otros dos enchufes rápidos. Teníamos una red bien cubierta.

Conscientes de que hay cargador en el destino, la parada va a ser cosa de poca cosa. De hecho, la alargamos. Estiramos un poco las piernas, tomamos un refresco y entre vacile y vacile de "con mi diésel me hago un Bilbao-Tarifa sin parar" se ha pasado media hora. El coche está al 80% de la carga. Es decir, tenemos en la recámara unos 42 kWh. Podríamos hace unos 170 kilómetros.

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Nos quedan 50 kilómetros por delante pero así podremos movernos con algo de soltura por los pueblos cercanos. De hecho, al día siguiente visitaremos el Parque Nacional del Monfragüe y allí decidiremos a dónde ir. Tenemos disponible un cargador de 50 kW en un par de pueblos cercanos y en Plasencia, una población de mayor tamaño, tenemos enchufes de todo tipo para cargar mientras comemos.

Volvemos a Trujillo en la noche del sábado y nos queda un 20% de batería. Aprovechamos para ver la ciudad. Dejamos el coche cargando y damos un paseo. Ahora el objetivo es cargarlo por completo para reemprender el camino de vuelta a Madrid con la batería llena.

Conscientes de que nos quedan horas por delante, ponemos el coche a cargar en un enchufe de 11 kW. Es más barato y vamos a pasar esa mañana sí o sí lejos del coche, lo mismo nos da. El coche tarda en cargarse unas cuatro horas. Llegamos al enchufe con unos 10 kWh disponibles y teníamos por delante alrededor de 42 kWh por rellenar.

Vuelta a Madrid ya sabíamos lo que nos esperaba, así que decidimos parar un poco antes. Esta vez nos detuvimos pasados unos 150 kilómetros. Sabíamos que teníamos que parar en algún momento antes de llegar con ese consumo de 22 kWh/100 km. Si nos lo propusiéramos, deberíamos llegar a la estación de Cuatro Vientos en Madrid exactamente con la batería agotada pero era tontería jugársela.

Mejor parar 15 minutos en un enchufe de Iberdrola que nos podía entregar 150 kW. Cargando al máximo de 100 kW que admite el coche, en 10-15 minutos recuperamos casi 25 kWh de autonomía. Eso nos dejaba el coche de nuevo en el 80% de capacidad. Como a partir de ahí íbamos a cargar más despacio, desenchufamos y llegamos a nuestro destino con un 38% de autonomía ya que en los 100 kilómetros restantes gastamos un poco menos de lo recargado.

Es decir, dejamos el coche con una autonomía de unos 80 kilómetros. Más que suficiente para llegar a casa y dejar el coche enchufado de nuevo para el día siguiente.

Captura De Pantalla 2025 06 06 A Las 17 44 56 P M Cargando en un pequeño pueblo de Extremadura

Qué jaleo

Bueno, no tanto realmente.

Creía interesante contar esta experiencia con el Renault 5 porque se puede extrapolar con cierta facilidad a un coche con una batería de unos 50 kWh. Es decir, un coche pensado por y para ser utilizado en la ciudad pero que nos podría interesar si nuestras escapadas de fin de semana son pocas a lo largo del año y, sobre todo, no sobrepasan los 300 kilómetros más o menos.

Si a lo largo del año haces un viaje muy largo, de 800 kilómetros, deberás pensarte si este coche (o cualquiera con esta capacidad de batería) es o no para ti. Porque en ese caso la primera parada la harás a los 200-220 kilómetros pero, después, acortarás las paradas y te verás detenido cada 150-170 kilómetros, dependiendo de cuántos cargadores tengas cerca.

Puede que esto sea una losa demasiado grande y que no estés dispuesto a alargar en la carretera dos días de tus vacaciones (uno del viaje de ida y otro el de vuelta). Quién somos nosotros para juzgar.

O puedes verlo desde otro prisma. Si tienes facilidad para cargar el coche a 0,10 euros/kWh en casa, el trabajo o allí donde acudas en tu rutina diaria y te mueves por ciudad, estarás gastando alrededor de 1,5o o 1,60 euros por cada 100 kilómetros recorridos, ya que el consumo será muy similar a 15-16 kWh/100 km.

Eso, comparado con un híbrido que consume unos 5 litros/100 km, hablamos de una diferencia en el día a día de unos 5,50 euros cada centenar de kilómetros si suponemos que la gasolina está a 1,50 euros/litro y, por tanto, vamos a gastar 7,50 euros con ese consumo de 5 litros/100 km.

¿Merece la pena?

Pues depende.

Depende del dinero que quieras gastar y, sobre todo, del tiempo que estás dispuesto a consumir en días concretos.

Si apuestas por lo primero y hacemos todos los días unos 50 kilómetros al día, estamos hablando de un ahorro de unos 13-14 euros cada cinco días, poniendo que vamos al trabajo de lunes a viernes y no volvemos a mover el coche, ya estamos hablando de entre 60 y 65 euros, como mínimo, al mes.

Mayor será el ahorro si conseguimos una tarifa específica para cargar el coche (las hay a 0,03 euros si lo hacemos por la noche). En ese caso es posible disparar el ahorro hasta los 7 euros por cada 100 km. Es decir, un ahorro semanal de unos 17,50 euros. Al mes, hablamos de unos 72 euros.

Todo ello sin contar beneficios fiscales a la hora de pagar impuesto de circulación, beneficios a la hora de aparcar en una zona de bajas emisiones o ahorro en mantenimiento. O si tenemos una segunda residencia a la que lleguemos sin hacer una parada intermedia y podamos cargar allí a bajo precio.

¿Te convence ese ahorro y estás dispuesto a sacrificar cierta incomodidad si cada año te ahorras como mínimo entre 720 y 900 euros sólo en combustible? De nuevo, dependerá de las particularidades de cada uno.

Habrá quien necesite el dinero y prefiera comprar un coche eléctrico con una batería similar y aventurarse. Habrá quien no necesite el dinero y prefiera moverse con mayor libertad y, sobre todo, desentenderse de mirar aplicaciones o calcular cada cuántos kilómetros tiene que hacer la siguiente parada.

No es cuestión en este caso de convencer a nadie, es cuestión de poner los números encima de la mesa y que cada uno valore.

Fotos | Xataka

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