Francia y Reino Unido han llegado a un curioso acuerdo: fusionar su arsenal nuclear si alguien amenaza a Europa

Publicado el 11/07/2025 por Diario Tecnología
Artículo original

Francia y Reino Unido han llegado a un curioso acuerdo: fusionar su arsenal nuclear si alguien amenaza a Europa

A finales de la década de 1950, Francia, en la figura de Charles de Gaulle, impulsó la idea de que la nación pudiera mantener cierta dependencia estratégica lanzando la política de disuasión nuclear soberana, una especie de paraguas nuclear argumentando que, si bien Estados Unidos era un aliado, sus intereses podrían no coincidir siempre con los de Europa. Medio siglo después, aquella idea vuelve a sonar con fuerza en el viejo continente con una alianza anglo-francesa inédita.

Un acuerdo sin precedentes. Reino Unido y Francia, las dos únicas potencias nucleares soberanas de Europa occidental, han anunciado por primera vez la decisión de coordinar el uso de sus arsenales atómicos en respuesta a cualquier amenaza extrema que ponga en peligro la seguridad del continente.

El acuerdo, presentado por el primer ministro británico Keir Starmer y el presidente francés Emmanuel Macron durante una visita de Estado a Londres, marca un giro significativo en la cooperación estratégica entre ambos países, especialmente frente al renovado temor por la agresividad de Rusia y la incertidumbre sobre el compromiso estadounidense con la defensa colectiva europea bajo el liderazgo de Trump.

El asterisco. Muy importante; aunque los arsenales británico y francés seguirán siendo técnicamente independientes, ahora podrán ser empleados de forma conjunta en caso de conflicto, una señal inequívoca tanto para aliados como adversarios de que cualquier agresión grave contra uno de los dos será respondida por ambos.

Diferencias superadas por una amenaza. El pacto representa una superación simbólica de las diferencias tradicionales entre Londres y París en materia de doctrina nuclear. Reino Unido ha integrado su arsenal en la estructura de planificación nuclear de la OTAN y depende técnicamente de misiles suministrados por Estados Unidos, aunque opera de forma autónoma.

Francia, por el contrario, siempre ha defendido con celo la soberanía total sobre sus fuerzas de disuasión, negándose a participar en el sistema de reparto nuclear de la OTAN, y manteniendo una doctrina independiente cuyo alcance estratégico (“intereses vitales con dimensión europea”) ha sido deliberadamente ambiguo. La decisión de actuar coordinadamente no supone fusionar capacidades, pero sí sincronizar potenciales respuestas y generar un frente unificado ante posibles agresiones, en especial en un escenario de debilidad en el compromiso transatlántico.

Kelly Michals Storm Shadow

Complemento y evolución. Ambos países poseen arsenales comparativamente pequeños en relación con las grandes potencias nucleares. Reino Unido basa su disuasión en misiles Trident lanzados desde submarinos, pero ha anunciado planes para incorporar una capacidad aérea mediante aviones F-35A de origen estadounidense capaces de portar armas nucleares. Francia, por su parte, mantiene una fuerza completamente nacional, que combina vectores marítimos y aéreos. Además, trabaja en el ASN4G, un misil aire-tierra hipersónico de próxima generación con capacidad nuclear (que Reino Unido estudia adoptar), lo que significaría disponer por primera vez en décadas de un sistema nuclear aéreo independiente del control estadounidense.

La nueva coordinación permitirá, entre otras opciones, sincronizar patrullas submarinas o escalonar períodos de mantenimiento para asegurar una presencia continua en el mar. Expertos como Camille Grand y Lawrence Freedman destacaban la trascendencia del anuncio, ya que Francia nunca había admitido públicamente ningún tipo de cooperación nuclear de este tipo, lo que implica un importante cambio doctrinal.

Trident Diagram Diagrama de los Trident

El paraguas estadounidense. Subrayaba el New York Times que la decisión de avanzar hacia una forma incipiente de disuasión nuclear coordinada responde, además de a la amenaza rusa, al vacío estratégico que ha dejado la actitud ambigua de Washington hacia la defensa europea. La tradicional dependencia del escudo nuclear de la OTAN, bajo liderazgo estadounidense, ha quedado en entredicho por el escepticismo de Trump respecto a la utilidad de proteger a los aliados del continente.

En este contexto, el tándem franco-británico asume la responsabilidad de proyectar una alternativa europea creíble, alineando sus respectivas doctrinas defensivas y enviando un mensaje claro a Moscú sobre las consecuencias de continuar su ofensiva en Ucrania. El pacto se articula dentro de una estrategia mayor para revitalizar la llamada “coalición de los dispuestos”, una alianza informal de países europeos que pretenden sostener el esfuerzo bélico ucraniano ante el repliegue norteamericano.

Retos: Ucrania y coalición. Plus: el acuerdo llega en un momento especialmente delicado en el conflicto de Ucrania, donde la promesa de un alto el fuego impulsado por Washington no se ha concretado y la ayuda militar occidental, especialmente desde Estados Unidos, se ha ralentizado. Starmer y Macron, que encabezan el núcleo duro de la coalición pro-ucraniana, buscan recuperar el impulso mediante una conferencia virtual con otros líderes aliados desde una base militar en las afueras de Londres.

Sin embargo, algunos países continúan mostrando reticencias a enviar medios materiales como aviones de combate, lo que subraya las dificultades para mantener la cohesión en una coalición fragmentada por intereses divergentes y agendas nacionales. La iniciativa nuclear conjunta se inscribe, así, en una lógica más amplia de presión diplomática para sostener el compromiso europeo ante el retroceso del paraguas transatlántico.

Amigos tras el Brexit. El pacto nuclear, además, simboliza un deshielo significativo en las relaciones entre Londres y París, deterioradas tras el referéndum del Brexit. Starmer y Macron han presentado este relanzamiento de vínculos como una etapa de entendimiento pragmático, cimentada no solo en la seguridad colectiva, sino también en áreas espinosas como la migración.

Ambos gobiernos negocian un nuevo acuerdo para frenar los cruces de migrantes en pequeñas embarcaciones desde las costas del norte de Francia, una problemática creciente que ha generado tensiones bilaterales. El objetivo es reducir los flujos sin renunciar a las obligaciones humanitarias, en medio de una presión política creciente por parte de partidos populistas como Reform UK.

El pacto Lancaster. La alianza franco-británica también se extiende al desarrollo conjunto de nuevas capacidades convencionales. En el marco del denominado “Lancaster House 2.0”, ambas potencias firmarán una actualización del tratado de defensa firmado en 2010. Este nuevo acuerdo prevé la creación de una nueva generación de misiles de largo alcance que reemplazarán a los exitosos Storm Shadow/Scalp, utilizados por Ucrania, además de una ampliación de la fuerza expedicionaria conjunta.

Asimismo, se contempla el desarrollo de misiles aire-aire de última generación, armas de microondas para interferir drones y misiles, sistemas de guerra electrónica y el uso intensivo de inteligencia artificial para coordinar ataques con precisión milimétrica. Estas iniciativas refuerzan la capacidad de proyección de ambos países y consolidan su papel como garantes centrales de la seguridad en Europa, en un momento de creciente inestabilidad global.

Imagen | Defence Imagery, Lockheed Martin, Kelly Michals

En Xataka | En plena Guerra Fría, Francia diseñó un plan de rearme nuclear para Europa. Ahora vuelve a sonar con fuerza

En Xataka | Europa rescata un viejo plan para defender a Ucrania sin una Tercera Guerra Mundial: Sky Shield y sus 120 aviones de combate

utm_campaign=11_Jul_2025"> Miguel Jorge .