En Corea del Sur los padres están comprando a sus hijos acciones de Tesla en vez de juguetes. El capital infantil es prioridad

Publicado el 08/05/2025 por Diario Tecnología
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En Corea del Sur los padres están comprando a sus hijos acciones de Tesla en vez de juguetes. El capital infantil es prioridad

En enero se dio una de las noticias más esperadas en tiempo en Corea del Sur. Un pequeño rayo de esperanza tras años de debacle demográfica al ver cómo la nación veía una cifra en aumento rompiendo así una racha de casi diez años. Luego supimos de ideas que buscaban potenciar aún más esa natalidad, como la oferta de carne “premium” a las nuevas mamás. Ahora sabemos también que los críos están recibiendo regalos de sus progenitores. Pero no son juguetes, son acciones.

Del peluche al portafolio. En Corea del Sur, los regalos tradicionales para niños (muñecos, consolas o juegos) están siendo reemplazados por acciones bursátiles, una tendencia cada vez más popular entre padres que buscan plantar las semillas de la educación financiera desde la infancia. Lo que antes era territorio exclusivo de adultos expertos, hoy, según los medios locales, se abre camino entre menores de edad que, con el consentimiento de sus progenitores, ya suman más de 1,2 millones de cuentas de inversión en el país.

Explicaba el Korean Times casos como el de Lee, un oficinista de 45 años que desde hace siete años regala acciones a su hijo en su cumpleaños y en el Día del Niño, encarnando así esa nueva filosofía: construir un patrimonio temprano y transmitir conocimientos económicos a través del ejemplo. Aunque el niño aún prefiere las cartas de Pokémon que le regala su madre, la intención del padre no es inmediata, sino a largo plazo: familiarizarlo con conceptos como dividendos, propiedad accionaria y crecimiento compuesto, incluso si por ahora no los comprende del todo (o nada).

Instrumentos y beneficios fiscales. Esta especie de distopía tiene mucho más, ya que los instrumentos favoritos de esta generación de inversores infantiles son los ETF de alto dividendo, los fondos que replican índices como el S&P 500, y acciones conocidas como las de Samsung Electronics, Tesla, Nvidia o Apple. Porque la estrategia no solo responde a un afán educativo, sino también a ventajas fiscales: los padres pueden transferir hasta 20 millones de won (unos 14.000 euros) libres de impuestos por hijo cada década, lo que convierte estos regalos en vehículos eficientes de transmisión patrimonial.

Según un ejemplo citado en el medio por un padre de familia, una inversión inicial de 20 millones de won con un rendimiento anual del 7% puede transformarse en 70 millones al cabo de 20 años, sin tributar un solo won. Esta previsión se alinea con una visión cada vez más arraigada de que el futuro económico comienza a edificarse no en la adultez, sino en los primeros años de vida.

Adolescencia y despertar bursátil. Al parecer, la tendencia ha comenzado a permear incluso entre los propios niños y adolescentes, particularmente en la franja de 17 a 19 años. En una encuesta reciente realizada por Samsung Securities, el 43% de los jóvenes afirmaron tener ya una cuenta de inversión a su nombre, y el 58% declaró que planeaba invertir en acciones próximamente.

Este interés juvenil contrasta con la tradicional falta de cultura financiera entre los más jóvenes en otros países, y revela una sociedad que, a través de la práctica y el acompañamiento parental, está reformulando su relación con el dinero desde las bases. Según Hwang Sei-woon, investigador del Korea Capital Market Institute, este fenómeno tiene bajo riesgo debido a las pequeñas cantidades iniciales y la guía adulta, pero puede tener alto impacto en la alfabetización financiera a largo plazo.

Seduciendo a la infancia. La última de las patas a tratar. Frente a esta eclosión de inversores precoces, las corredoras de bolsa están desplegando campañas dirigidas directamente al público infantil y adolescente. En el marco del Día del Niño, firmas como Mirae Asset Securities, Samsung Securities y Kiwoom Securities ofrecieron recompensas económicas, tarjetas regalo y comisiones reducidas para menores que abren sus primeras cuentas online.

Kiwoom, que concentra más de medio millón de estas cuentas infantiles, incluso ha lanzado un canal educativo en YouTube para enseñar finanzas básicas de forma didáctica. Todo un ecosistema que apunta a un objetivo estratégico: captar al inversor desde su etapa más temprana para consolidar una relación de largo plazo con el mercado.

Trascendiendo el dinero. Contaba el KT que, de fondo, y más allá de la acumulación de riqueza, este movimiento representa una transformación sociocultural: el dinero deja de ser un tema tabú entre padres e hijos y se convierte en parte del diálogo cotidiano. En una distopía que pocos pudieron adelantar, decirle a un niño pequeño que es accionista de Tesla o que posee una fracción del S&P 500 no solo lo introduce en el lenguaje del capital, sino que, al parecer, le ofrece una nueva forma de comprender su lugar en el mundo económico.

Si se quiere también, en una sociedad históricamente orientada al ahorro y al esfuerzo educativo, Corea del Sur parece estar encontrando nuevas maneras de traducir esos valores al siglo XXI. Lo que antes era un sobre con billetes hoy puede ser una fracción de empresa, y lo que antes era un juguete efímero, ahora se convierte en una herramienta de formación financiera.

La infancia, perdiendo por el camino parte de su carácter lúdico, se vincula así a una noción más amplia de previsión. Porque como insinúan estos padres “visionarios”, nunca es demasiado pronto para aprender a invertir en el futuro.

Imagen | Pexels

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