El punto más corto entre dos puntos es la línea recta, menos cuando cargas una bomba nuclear
Publicado el 01/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Creo que ha pasado un tiempo prudencial para hablar más abiertamente sobre Deliver at all Cost, la loquísima aventura que salió a la venta el pasado 22 de mayo y que ha sido regalada de lanzamiento en Epic Game Store. Es cortita, pero intensa, y tiene algunas misiones que ponen a prueba tu temple.
Pero hay una misión en concreto que casi acaba con la poca cordura que me queda y me envía directo al manicomio, incluida camisa de fuerza. Se llama Operación: Fuera de Límites y es uno de mis momentos favoritos de la experiencia, por no decir que es el mejor. Si no has jugado y no quieres que te destripe la sorpresa, entonces te recomiendo que no sigas leyendo. Continúa bajo tu cuenta y riesgo.
Deliver at all Cost cumple su mejor promesa: bombas nucleares
Para mí, el principal reclamo de los tráilers de Deliver at all Cost es que ibas a llevar una bomba nuclear en la caja de tu camioneta. ¿Qué tiene de divertido exactamente? Pues más allá de que hablamos de una bomba y además nuclear, hay que añadir el pequeño detalle de que está activa y es muy sensible. Quiero recalcar esto último: muy, muy, muy sensible. Basta un roce para convertirte en Chocapic.
Lo cruel no es la misión en sí misma, que también, sino el contexto en el que se te presenta. Deliver at all Cost es un juego casi te exige hacer el energúmeno. No es una mera petición o sugerencia, todo está diseñado para que acabes atravesando edificios, derruyendo puentes y atropellando a personas. Y tras varias horas de locura... pedirte que conduzcas sin chocarte es cuanto menos cruel.
Operación: Fuera de Límites hace justamente eso: te pone una bomba nuclear en la caja de la camioneta y te insta a llegar hasta un punto alejado del mapa. Piensas: "bueno, debo de ir con un poquito más de cuidado porque es una bomba nuclear". Pero te das cuenta de que tampoco es para tanto después de chocar un par de veces contra otros coches y de llevarte por delante varias vallas.

Como diría el Almirante Ackbar de Star Wars: "¡Es una trampa!", una trampa diseñada con muy mala leche. Divertida, sí... pero cruel. Porque a mitad de misión cambian los planes y todo se descontrola por completo. Debes ir a otra localización y la bomba nuclear se vuelve inestable. El desvío implica pasar por el centro de la ciudad, mientras que el artefacto informa: "Advertencia. Detectado mal funcionamiento".
El dispositivo se activa en medio de la ciudad, que solo cuenta con dos carriles en dos sentidos, y te pide que evites los impactos. Literalmente utiliza la palabra "impacto", que suele estar asociada a un golpe fuerte. Impactan balas o bombas, pero no coches... los coches se chocan o rozan. Así que asumimos que la bomba explota si tienes un accidente a tener en cuenta, ¿verdad?
Impacto: Choque de un proyectil o de otro objeto contra algo o alguien. Efecto de una fuerza aplicada bruscamente. Causar un choque físico.
Pues te equivocas. Porque segundos después de recibir el aviso tuve un pequeño golpecito, un roce nimio, contra otro coche y la bomba explotó. Aprecio mucho a los desarrolladores de este juego, pero en ese momento tuvieron que pitarles los oídos porque me acordé de ellos y de todos sus árboles genealógicos. Porque no hay nada más cruel que darme rienda suelta para hacer el loco y repentinamente hacerme recobrar la cordura en un juego que está diseñado para que seas un demente. Es muy cruel.
La bomba pita cuando te acercas a otros coches y explota al menor roce con cualquier cosa. Y cuando te digo "cualquier cosa" es literalmente cualquier cosa: coches, personas, farolas, vallas... Todo esto mientras circulas por una ciudad con dos carriles muy estrechos y con tráfico. Y pensarás: "Piensa que podría ser peor..." ¡Pues sí, podría ponerse peor porque de hecho se pone peor!
El siguiente mapeado del viaje es una zona de ciudad que acaba de pasar por una nevada. La carretera tiene partes con nieve y charcos de agua, que afectan a la conducción. Por si el par de explosiones que llevaba hasta ahora no eran suficientes, ahora un peatón se tira a la carretera justo delante de un charco. Intento frenar, pero es obvio que este juego me odia... y explotamos.
La última zona es la peor de todas: rural con subidas y bajadas en dos carriles de tierra todavía más estrechos y con nieve. Vuelvo a comprobar que el más mínimo roce (no choque ni impacto) hace estallar la bomba. Me río cada vez que explota porque noto como voy perdiendo la poca cordura que me queda.

Quizás pienses que en realidad es muy fácil. Basta con ir tranquilo y todo lo lento que puedas. Puedes hacerlo. Podría haberlo hecho. Sin embargo, venía de hacer el mono cocainómano durante las últimas horas, así que mi cerebro drogado de locura quería acelerar, pasar cada curva lo más rápido posible y jugármela en cada cruce con otro coche o peatón, porque sino... ¡No sería divertido!
Llego a mi destino tras 14 minutos de tensión demente y lanzo la bomba nuclear a una mina, que puede contener su explosión por alguna razón que la física que no se explica. Ni quiero ni lo necesito, porque llegado a ese punto mi mente de mono cocainómano solo entiende una verdad absoluta: el punto más corto entre dos puntos es la línea recta.
utm_campaign=01_Jun_2025"> Alberto Martín .