El faraón Ramsés III se las prometía felices con sus artesanos. Hasta que le montaron la primera huelga laboral de la historia

Publicado el 19/09/2025 por Diario Tecnología
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El faraón Ramsés III se las prometía felices con sus artesanos. Hasta que le montaron la primera huelga laboral de la historia

En el Egipto del siglo XII a.C., el del reinado del gran Ramsés III, uno esperaría encontrarse con muchas cosas: tumbas portentosas, pirámides, ricos jeroglíficos y agricultores pendientes de la subida del Nilo para garantizar la prosperidad de sus cosechas. Imágenes que encajan bien en la idea que tenemos del antiguo Egipto. Si nos fijamos en el Deir el-Medina del año 1157 a.C, un poblado de artesanos situado cerca del Valle de las Reinas, veríamos sin embargo algo que parece ajustarse menos a aquel período: trabajadores impulsando una huelga laboral.

Y no cualquiera, la primera de la historia.

En un lugar remoto de Egipto… Set Maat (más conocido como Deir el-Medina, su nombre árabe) fue un próspero poblado de obreros y artesanos fundado por el faraón Tutmosis I. Se situaba en un lugar privilegiado, cerca del Valle de las Reinas y el de los Reyes, frente a lo que hoy es la ciudad de Luxor.

En un principio el asentamiento contaba con apenas unas decenas de casas rodeadas por una muralla, pero fue creciendo y ganando relevancia. Allí, en sus casas de adobe, vivían los obreros y artesanos que en un principio debían trabajar en la tumba de Tutmosis I, quien para evitar su lugar de descanso sufriera los saqueos de otras necrópolis había tenido una idea: cambiar las pirámides y mastabas por un sepulcro más protegido, excavado en la propia montaña.

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Protagonista inesperada. Deir el-Medina podría haber pasado a la historia simplemente por eso, ligado para siempre al nombre del faraón Tutmosis I, si no fuera porque a mediados del siglo XII a.C. se convirtió en protagonista inesperado de uno de los episodios más relevantes de la crónica laboral del mundo. 

¿El motivo? Un buen día del 1157 a.C. (año arriba, año abajo) esos mismos operarios que moraban en sus casas de adobe y se dedicaban a dar forma a los sepulcros reales decidieron plantarse. Y al hacerlo impulsaron la primera huelga laboral de la historia, un título que hoy le reconoce Guinness World Records.

¿Dónde diablos está mi salario? Los artesanos y obreros del Egipto de hace 3.200 años quizás fuesen distintos a los trabajadores de hoy. Sus motivaciones, no. Lo que acabó con la paciencia de los operarios de Deir el-Medina fue el retraso en el cobro de sus sueldos, que percibían en especies, como grano, cereales, pescado seco, cerveza, verduras o incluso el usufructo de ciertas parcelas cultivables. 

Como recuerda La Brújula Verde, sabemos que los trabajadores empezaron a protestar cuando llevaban algo más de una semana de retraso en el cobro. A los 20 días la cosa se agravó y bien entrado ya el segundo mes de demoras los artesanos decidieron dejar definitivamente sus herramientas y plantarse. Los problemas sin embargo no fueron puntuales. Se arrastraron a lo largo de varios años.

Las pistas de Amenenkaht. Si sabemos lo que ocurrió en aquella esquina de Egipto hace 3.200 años es en buena medida gracias a un escriba que se llamaba Amenenkaht, quien se encargó de tomar buena nota de todo para informar al visir. Por él sabemos que la huelga surgió durante el reinado de Ramsés III, quien llevó las riendas del reino aproximadamente entre el 1186 a.C. y 1155 a.C. Se cree que los problemas con los obreros de Deir el-Medina empezaron hacia el 1159 a.C. y fueron arrastrándose, sin solución, hasta que "el sistema de pagos de los trabajadores de la necrópolis colapsó por completo", comenta el egiptólogo Toby Wilkinson.  

"Año 20, segundo mes de la Inundación, día 10. Hoy el escuadrón de trabajo traspasó los muros de la necrópolis [el puesto de control] gritando: '¡Tenemos hambre!' Van 18 días de este mes que [los hombres] se sientan detrás del templo funerario de Tutmosis III", relató el escriba en un documento que hoy se conoce como Papiro de la Huelga. En él incluso se hace eco de las amargas quejas de los artesanos del poblado: "Si hemos llegado a este punto es por culpa del hambre y la sed; no hay ropa, no hay ungüentos, no hay pescado, no hay verduras…"

¿Y qué hicieron? Dijeron basta. Se negaron a esperar más por un pago que se iba retrasando y acudieron a la ciudad al grito de "¡Tenemos hambre!", dejando claras sus reivindicaciones en el templo de Ramsés III y en las inmediaciones del de Tutmosis III, donde llegaron a acampar. Incluso acudieron al almacén central de grano de Tebas y bloquearon los accesos al Valle de los Reyes, lo que complicó que los sacerdotes y familiares realizasen las ofrendas a los muertos. 

En un largo tira y afloja lograron que se les fuesen abonando los pagos atrasados y todo indica, desliza Worldhistory, que al final ambas partes llegaron a un acuerdo para que los obreros pudiesen cobrar sus salarios tal y como estaba acordado.

¿Por qué es importante? El primer motivo es la relevancia histórica de las protestas. No es descabellado pensar que antes, en Egipto o incluso Mesopotamia, se habían vivido situaciones parecidas. Y hay quien opina que la primera huelga real se vivió siglos después, en el 494 a.C, en Roma, con la secessio plebis. Lo cierto sin embargo es que oficialmente se considera que la movilización de los artesanos y obreros de Deir el-Medina fue la primera huelga laboral documentada hasta la fecha. Así figura de hecho en las páginas del Guinness World Records.

Más allá de ese 'título' el episodio es relevante por su impacto e Egipto. Como recuerda Joshua J. Mark en World History, en el antiguo Egipto había un concepto básico llamado ma´at, el equilibrio individual, social y universal que depositaba en el faraón una serie de responsabilidades, incluido el bienestar de la población, la seguridad de las fronteras y el cumplimiento de los ritos religiosos. 

Ramsés III destacó en lo segundo, pero su reinado estuvo marcado por turbulencias económicas que complicaron el pago a los artesanos. Con ello se encontró con una situación peculiar: unas protestas ante las que las autoridades no supieron muy bien cómo reaccionar y que, en cierto modo, "violaban el principio de ma´at". Un hito que hoy hace destacar Deir el-Medina en los libros de historia.

Imágenes | Wikipedia 1, 2 y 3

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