El Ebro se ha convertido en el hogar de un roedor voraz. Y eso le está costando decenas y decenas de árboles a Zaragoza
Publicado el 12/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
La ribera del Ebro a su paso por Zaragoza se está llenando de árboles mordisqueados. Decenas. Decenas de decenas. Lo ha confirmado el propio Ayuntamiento, que ha contabilizado alrededor de 70 ejemplares dañados en diferentes partes del tramo urbano del río. En realidad el fenómeno tiene poco de misterioso y hay menos dudas aún sobre quién es su responsable. Lo que no está tan claro es cómo evitarlo. En primavera Medio Ambiente ya lanzó un plan para proteger sus álamos y chopos, lo que no ha evitado que ya tenga que retirar uno.
La clave está en un roedor particularmente voraz.
¿Qué ha pasado? Que Zaragoza se ha encontrado con decenas y decenas de árboles mordisqueados. Literalmente. Los técnicos del Ayuntamiento aragonés han identificado ni más ni menos que con 70 árboles con marcas de dentelladas en varios tramos de la ribera del Ebro a su paso por la ciudad. Uno de ellos, un chopo negro (populus nigra) situado en el parque de Tenerías, está tan deteriorado que el Consistorio ha llegado a la conclusión que no le queda más remedio que retirarlo.

¿Tan grave es? No todos los árboles están igual de dañados, pero en el caso concreto del chopo del parque de Tenerías los técnicos municipales han llegado a la conclusión de que hay "riesgo de colapso". "Al estar en una zona de uso lúdico supone un considerable riesgo para los ciudadanos", apostilla el Ayuntamiento. Y como una imagen siempre dice más que mil palabras ha compartido una foto en la que se aprecia cómo el tronco está despojado de corteza y muestra un boquete en forma de media luna en un lateral. A su alrededor, el suelo está lleno de astillas.
¿Quién es el responsable? El Consistorio zaragozano tiene pocas dudas al respecto: los castores. Es más, su presencia en la zona y el daño que causan a los árboles no son ninguna novedad para los técnicos, que llevan meses intentando proteger los árboles de los parques más castigados por estos grandes roedores.
En marzo la Consejería de Medio Ambiente, mano a mano con la Unidad de Conservación del Medio Natural, puso en marcha una iniciativa para 'blindar' algunos ejemplares de la ribera del Ebro: colocó mallas para que los castores tuviesen más difícil alcanzar la corteza. Los trabajos empezaron en la margen izquierda del río, en el Blacón de San Lázaro, una de las zonas afectadas.
"Desde hace unos años se ha detectado en las orillas del río Ebro la presencia de castores, que estarían derribando árboles para usarlos en la construcción de sus madrigueras y presas, o bien como alimento. En los últimos meses los daños se han localizado en el arbolado de ambos márgenes de la ribera del Ebro y de sus afluentes" relata el Ayuntamiento, que ha contado más de 70 ejemplares afectados, sobre todo en el tramo entre el Azud del Ebro, el Club Náutico y el Balcón de San Lázaro. También se han visto rastros en las riberas del Huerva y Gállego.

¿Castores en Aragón? Exacto. Y esta no es la primera vez que saltan a los titulares. Hace un año los agricultores del entorno del río Jalón ya mostraron su recelo por el impacto de estos roedores en sus frutales, un tema que llegó incluso al Congreso y llevó al Ministerio para la Transición Ecológica a confirmar que hay indicios que apuntan a la presencia de castores en la región desde 2019. "Los resultados positivos se conocen tanto por técnicas de fototrampeo como por el hallazgo de rastros e indicios", corrobora en declaraciones al elDiario.es.
Pero... ¿De dónde vienen? La historia del castor europeo es bastante larga. Y compleja. Se sabe que el Castor fibre estuvo bien distribuidos por Europa y que a finales del siglo XIX llegó a quedar casi al borde de la extinción, con apenas 1.200 ejemplares, debido al hostigamiento humano. A medida en que alterábamos su hábitat o los perseguíamos para hacernos con sus pieles, carnes o incluso las glándulas (para la industria del perfume), fueron perdiendo terreno.
Se sabe también que vivieron en la península Ibérica, aunque hay diferentes opiniones sobre su historia y la fecha de su colapso aquí. Habitualmente se sitúa hacia los siglo XVII, XVIII o XIX, si bien hay quien cree que apenas hay pruebas sólidas que confirmen la presencia de los roedores en España en los últimos siglos.
Sobre lo que sí hay más consenso es cómo resurgieron en la península: suele apuntarse a una suelta no autorizada de 18 ejemplares en los ríos Ebro y Aragón hace más de dos décadas. Con el paso del tiempo la especie ha ido extendiéndose y los expertos lo han detectado en el río Tormes, a más de 300 km de las poblaciones que ya se habían identificado en el Ebro, o en la cuenca del Guadalquivir.
¿Qué hacemos con ellos? En el comunicado en el que informa de los árboles mordisqueados, el Ayuntamiento de Zaragoza desliza un dato clave. Casi casi una paradoja. Si bien la especie se reintrodujo sin permiso en los ríos de España, está blindada por Europa. "El castor fiber o castor europeo es, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, una especie nativa de España que se extinguió por causas antrópicas y cuya presencia actual es consecuencia de una reintroducción ilegal. Pese a ello, la normativa comunitaria obliga a su protección".
El tema es complejo porque la liberación sin permiso de castores, una práctica conocida como 'beaver bombing' y que suelen llevar a cabo activistas convencidos de los beneficios de la especie para el entorno, no se ajusta a las pautas que suelen seguir las reintroducciones de especies. "Tal como establece la UICN es necesario llevar a cabo una serie de estudios que son casi de sentido común", recalca en Climática Francisco José García, experto en mamíferos de la SECEM.
¿Por qué es importante? Más gráfico era aún el biólogo Jacinto Román en 2023, en una entrevista con El País: "No es que sean buenos ni malos, pero para saber cómo va a influir una especie que se había extinguido se necesitan estudios que, de momento, no existen. No se pueden tomar son decisiones viscerales".
Casos como el del año pasado en el entorno del río Jalón o en la ribera del Ebro a su paso por Zaragoza reflejan su impacto en la zona. En los sotos más urbanos de la capital aragonesa se sabe que siente predilección por el álamo y chopo, aunque en su dieta se incluye el sauce, fresno y olmo, entre otras especies. La ciudad ya recuerda que solo este año prevé plantar más de 1.700 árboles en los diferentes distritos y barrios de la ciudad que servirán para reponer ejemplares dañados.
Imágenes | Aivar Ruukel (Flickr), Ayuntamiento de Zaragoza y Wikipedia (NasserHalaweh)
En Xataka | El negocio de la pesca del siluro en el Ebro: la sorprendente industria del pez monstruoso
utm_campaign=12_Sep_2025"> Carlos Prego .