El asiento reclinable es la gran batalla entre los pasajeros de avión. Una aerolínea neozelandesa cree tener la solución
Publicado el 12/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Si vuelas con frecuencia es probable que te haya pasado más de una vez. Estás cómodamente sentado en tu asiento, cinturón abrochado, auriculares en las orejas y un buen libro entre las manos, y de repente (¡Plas!) el respaldo del pasajero que tienes delante se echa sobre ti. Tu espacio vital se achica. Ya no te mueves con la misma comodidad. Y lo peor es que poco puedes hacer para solucionarlo. Al fin y al cabo las butacas están diseñadas para eso mismo: reclinarse.
En Nueva Zelanda hay una aerolínea que ha tenido una idea para evitar esa clase de situaciones. Su propuesta es aún limitada (la aplica en la clase Premium), pero aporta al menos una solución a un problema que suele ser una fuente de infinitas discusiones (e incluso peleas) en los aviones.
La guerra de los asientos. Hace un año Heather Poole, azafata de una aerolínea estadounidense y autora de un libro en el que habla de sus 15 años de experiencia con "pasajeros locos a 35.000 pies de altura", publicó en la web de la CNN un artículo cargado de ironía sobre uno de los grandes problemas con los que lidia el personal de cabina durante los vuelos: las peleas desencadenadas por los asientos reclinables.
"Además de por la falta de wifi o un sistema de entretenimiento averiado, los auxiliares de vuelo escuchan más quejas sobre los asientos reclinados que sobre cualquier otra cosa", explica Poole antes de relatar el caso de una pasajera que llegó a amenazar con liarse a puñetazos si el viajero que tenía delante seguía bajando su asiento. "Un sillón reclinable puede reclinarse, y nadie puede hacer nada al respecto", advierte la azafata. "Si lo pateas o amenazas con golpear a alguien serás tú quien acabe expulsado".

Y llegó Air New Zealand. La aerolínea de bandera de Nueva Zelanda, Air New Zealand, ha decidido aprovechar la modernización de parte de su flota para probar una forma de acabar con las peleas por los asientos reclinables. La compañía, con sede en Auckland, ha aprovechado el primero "reacondicionamiento" de una aeronave 787-9 Dreamliner para replantarse el diseño de las cabinas, incluyendo entre otras cuestiones nuevos asientos. La aeronave incluye las categoría Business Premier, Business Premier Luxe, Premium Economy y Economy. Cada una tiene sus peculiaridades pero si hablamos del tema que preocupa a Poole (y el resto de azafatas del mundo) la interesante es la Premium Economy.
Además de añadir unas "alas" laterales al asiento para ofrecer una mayor privacidad a los pasajeros y ampliar el espacio de almacenamiento, la compañía neozelandesa ha buscado la forma de garantizar que si un viajero quiere inclinarse su nuca no acabe a unos centímetros del pecho del pasajero que tiene a sus espaldas. "Todos los asientos tienen una carcasa exterior fija, lo que significa que su reclinación no afecta a la persona situada detrás", añade.
¿Es la solución definitiva? Desde luego es una idea interesante para un problema que, aunque pueda parecer anecdótico, altera la experiencia de vuelo a muchos pasajeros y obliga a intervenir a menudo al personal de cabina.
El concepto de asiento reclinable con una carcasa exterior que evita que el respaldo se vaya hacia atrás no es nuevo (al menos en los trenes) y Air New Zealand lo limita a su clase Premium Economy. Los asientos clase turista de su 787-9 adaptado son más simples y la compañía no precisa que incorporen ninguna novedad relacionada con la inclinación.
Con todo la apuesta es interesante porque la aerolínea quiere seguir modernizando sus 787-9. El primero de sus aviones reacondicionados se estrenará en un vuelo Auckland-Brisbane el 19 de mayo, pero la compañía está trabajando ya en una segunda nave en Singapur y espera tener siete unidades listas para finales de año. “Los 14 Boeing 787-9 de la flota Air New Zealand se actualizarán a la nueva configuración de cabina para finales de 2026”, aclaran desde la empresa.
¿Tan grave es el problema? "El problema principal es que las aerolíneas están amontonando demasiados asientos en un espacio reducido. ¿Recuerdan el espacio para las pierna?", ironiza Poole. Su comentario desliza una idea clave: la optimización no responde solo a una cuestión de comodidad, es también (y sobre todo) una cuestión económica. Los aviones tienen una capacidad limitada y condicionada por el fabricante, pero en la medida en que sus plazas se rediseñen las aerolíneas pueden ganar espacio, viajeros… y dinero.
El tema es tan relevante que hay aerolíneas que han apostado por los asientos "prereclinados" y otras que han probado a reducir los grados de inclinación de sus butacas o limitar su rotación. En el sector incluso se maneja la idea de instalar directamente asientos inmóviles que impiden cualquier grado de ajuste. Eso sin contar con ideas aún más radicales, como la del emprendedor español Alejandro Núñez y su asiento de dos alturas, o las plazas para que los pasajeros vuelen de pie, planteada por algunas low cost.
¿Adiós a las peleas? Ese es el objetivo. Y una de las ventajas que a priori ofrecen los asientos de los nuevos aviones de Air New Zealand. No son los únicos que han buscado la forma de poner algo de "paz" entre las personas a las que les toca compartir horas de vuelo en un espacio limitado. Hay empresas que han llegado a diseñar kits que permite impedir que el asiento de delante se incline y hace no tanto circuló por TikTok un truco más que cuestionable para evitar que el pasajero de delante se inclinase hacia nuestro regazo: activar el aire acondicionado y orientarlo hacia él.
Imágenes | Air New Zealand
utm_campaign=12_May_2025"> Carlos Prego .