"Con cabeza, todos iríamos en motos de 20 CV": hay un debate abierto sobre las motos deportivas y la DGT no se ha quedado al margen
Publicado el 26/08/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Las motos se han convertido en el último refugio de la máxima expresión de deportividad que podemos ver en las calles. Frente a coches cada vez más pesados y vigilados por la Unión Europea, las motos siguen manteniendo la máxima de bajo peso (relativamente), una aceleración estratosférica y velocidades punta que quitan el hipo.
Y, claro, hay un debate abierto.
"Con cabeza". La declaración es del reputado piloto y periodista italiano Nico Cereghini quien señalaba en el medio italiano Moto.it que "como moteros, si sólo pensáramos con cabeza, hoy todos estaríamos con 20 o 30 CV de potencia como máximo bajo el trasero". A continuación señala lo obvio: "pero toda pasión tiene poco de racional, como se sabe. Se buscan las emociones, se elige con el estómago y con el corazón".
En su columna, Cereghini asegura que no van a ser los usuarios los que opten por la racionalidad, así que se pregunta si los fabricantes no deberían "ocuparse de establecer límites, antes de que el legislador lo haga en su lugar". "Están muy ocupados en empaquetar sueños, engañando al consumidor de que pueden correr muy rápido, no se sabe ni dónde ni cuándo".
Un debate que no es nuevo. La reflexión de Cereghini es llamativa por su peso en el debate público del motociclismo pero no es nuevo. En los años 90, las motos deportivas se desmelenaron por completo con velocidades máximas de infarto que bien superaban los 300 km/h. Las más llamativas eran las motocicletas japonesas, de potencias desmedidas y una electrónica que casi brillaba por su ausencia.
Conscientes de que esto podía ser un problema y de que empezaban a entrar en una loca carrera por alcanzar los 400 km/h en una moto de calle, alguien decidió poner algo de cordura y se firmó un pacto de caballeros para limitar la potencia... a 299 km/h.
La DGT tiene su opinión. Y, por supuesto, no es muy cercana a la de los aficionados a la velocidad. Pere Navarro, director de la DGT, ya señalaba el pasado año que "una moto de 200 caballos con 200 kilos de peso está hecha para el circuito y en carretera tiene un especial peligro, todo el mundo tiene que ser consciente de ello".
A partir de ahí, los bulos se dispararon. Como viene siendo habitual con la DGT, las redes sociales se llenaron de comentarios asegurando que Tráfico iba a prohibir este tipo de motocicletas pero como recordaban en Motorpasión Moto, no había nada sobre la mesa y, de hecho, no pueden tomar esta decisión por sí mismos.
¿Se ha tomado alguna medida? Estas motos con una relación peso potencia propia de superdeportivos siempre han estado en el punto de mira pero casi sorprende que, viendo los esfuerzos que se han tomado por autolimitar los coches en Europa con un arsenal de sistemas ADAS, el enfoque sobre este tipo de máquinas haya sido mínimo.
Ya en 2008, Pere Navarro hizo declaraciones en las que se mostraba favorable a aplicar una limitación a 100 CV para las motocicletas. Esta propuesta se llegó a estudiar en el Parlamento Europeo a petición de Francia, que ya aplicaba la medida, pero no salió adelante.
La excepción francesa. En Francia, las motos han estado limitadas a 100 CV entre 1985 y 2016. En los años 80 se consideraba que esa barrera de los 100 CV no se debía superar, estableciendo una línea roja que consideraban como demasiado peligrosa. Entonces el mercado estaba saturado de motocicletas de entre 50 y 70 CV y la seguridad entre los motoristas era mínima.
En 1995, Europa decide que los países que quieran acogerse a esta limitación están en su derecho de hacerlo pero solo Francia sigue este camino. Tras muchos debates y recursos, la Unión Europea establece en 2012 un nuevo reglamento para las motocicletas y elimina la excepción francesa que se levanta en 2016 por mandato europeo.
Una situación anacrónica. El mundo del moticiclismo representa algo casi excepcional en estos momentos. Podríamos decir que casi parece anacrónico que un motorista pueda alcanzar velocidades de infarto cuando los daños suelen ser mucho más graves en un accidente de moto que en el de coche por cuestiones obvias. Eso sí, la Unión Europea ha hecho todo lo posible por limitar a estos últimos.
Pero no solo es una cuestión de reglamentaciones. Entre los fabricantes de coches también empiezan a ser habituales limitaciones a la velocidad cada vez más bajas. Bien por cuestiones técnicas (coche eléctrico) o alegando motivos de seguridad (como Volvo) pero es evidente que la velocidad se empieza a ver con malos ojos.
Con tan malos ojos que, incluso, en Alemania cada vez hay más voces favorables a la limitación de la velocidad en las míticas Autobahn.
Foto | Honda
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