China ha ordenado a sus barcos que den media vuelta en Ormuz: lo que revela la retirada silenciosa de sus petroleros
Publicado el 23/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Estados Unidos lanzó el fin de semana una serie de bombardeos sobre instalaciones nucleares en Irán. La reacción de Teherán no tardó: el Parlamento planteó cerrar el estrecho de Ormuz, una vía por la que circula casi una quinta parte del petróleo y gas que se exporta por mar en el mundo. Aunque la decisión final está en manos del líder supremo, Alí Jamenei, la amenaza ya ha sacudido las rutas marítimas del golfo Pérsico.
Este lunes, al menos un petrolero chino comenzó a dar media vuelta, según reportó la cuenta especializada OilBandit. Otras embarcaciones estarían retrasando sus rutas o desviándose. Aunque el bloqueo aún no es oficial, el efecto dominó ya ha comenzado. Para China, principal socio energético de Irán y principal comprador de su crudo, el riesgo de una escalada no es solo económico, sino también diplomático.
La contundencia de China. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino ha instado a la comunidad internacional a “mantener la estabilidad en las rutas críticas del golfo Pérsico” y pidió esfuerzos para desescalar el conflicto, según The Wall Street Journal. El portavoz Guo Jiakun ha asegurado que Pekín mantiene comunicación con Irán y otros actores implicados.
Además, China ha calificado las aguas del golfo como “importantes canales de comercio internacional”, subrayando que su seguridad es un interés común, según Europa Press. Mientras tanto, Washington ha pedido explícitamente a Pekín que actúe como intermediario. “Dependen en gran medida del estrecho de Ormuz para su petróleo”, ha detallado el secretario de Estado Marco Rubio, quien instó a China a intervenir para evitar una catástrofe global en la misma agencia de prensa.
Una ruta de vital importancia. China es el principal comprador de crudo iraní, por lo que un eventual cierre pondría en jaque esa fuente estratégica. Además, debido a las sanciones estadounidenses, muchas de las exportaciones iraníes llegan a China a través de terceros países como Malasia, lo que complicada el seguimiento. Aun así, estimaciones citadas por The Wall Street Journal, China absorbería hasta el 90% del petróleo exportado por Irán, lo que representaría cerca del 10% de sus importaciones totales.
Un verdadero cuello de botella energética. El impacto va más allá. El estrecho de Ormuz transporta entre 17,8 y 20,8 millones de barriles de crudo al día, un 20% del gas natural licuado (GNL) mundial y un tercio del gas licuado del petróleo. De ese volumen, la Agencia de Información de Energía (EIA) ha estimado que el 84% del crudo y el 83% del GNL terminan en mercados asiáticos, con China como destino principal. También, los países vecinos como Qatar, EAU, Baréin, Kuwait e incluso Arabia Saudí dependen de este paso para exportar hidrocarburos. Cualquier cierre tendría repercusiones inmediatas.
Una posición incómoda. China ha intensificado sus llamados al diálodo, pero la situación la coloca en una posición incómoda pero estratégica: la de mediador. Pekín, que ha cultivado una “amistad inquebrantable” con Teherán y firmó en 2021 un acuerdo de cooperación económica por 400.000 millones de dólares, que le garantiza acceso preferente a petróleo y gas a precios competitivos, como ha detallado EFE.
Sin embargo, Estados Unidos espera que China dé un paso más. “Si alguien puede convencer a Irán, es China”, ha sentenciado Marco Rubio en sus declaraciones. La pregunta es si Pekín está dispuesto a asumir ese rol, o si prefiere que otros gestionen la presión.
¿Y ahora qué? El estrecho sigue abierto, pero los mercados ya han reaccionado. El crudo Brent superó los 80 dólares por barril, y según Lloyd’s List, citada por Reuters, las primas de seguro para navegar por la zona están aumentando, incluso sin un cierre formal. La tensión ya se traduce en costos adicionales y decisiones logísticas urgentes. El Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní aún debe pronunciarse sobre la recomendación del Parlamento.
Por su parte, China ha sido cauta. mientras tanto, observa con cautela. Como recuerda South China Morning Post, ya experimentó el impacto de interrupciones en el mar Rojo debido a los ataques de los hutíes de Yemen. Un bloqueo en Ormuz podría replicar —o incluso superar— ese nivel de disrupción.
Pero... ¿Puede salir reforzada? Cabe recordar que China cuenta con reservas estratégicas de petróleo y gas que le permitirían amortiguar temporalmente un corte del suministro. Y si otros países asiáticos quedan temporalmente sin suministro, podrían terminar comprando gas o petróleo a través de infraestructuras y canales comerciales controlados por China. Además, por no hablar de su diversificación energética, que le podrían darle margen.
Pero por ahora, el escenario es incierto. Los barcos chinos comienzan a virar. Las rutas se ajustan. Y en una franja de apenas nueve kilómetros de ancho, el equilibrio energético del planeta vuelve a tambalearse.
Imagen | European Space Agency (Flickr) y PXHere
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