Apple tiene dos opciones en Europa: regalar parte de su tecnología o que sus dispositivos pierdan parte de su magia
Publicado el 23/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Apple ha compartido más detalles sobre lo que hay detrás de su apelación contra las exigencias de interoperabilidad de la DMA europea. Pese a que pueda parecer una cuestión técnica por venir de Apple y contarlo en Xataka, esta no es una disputa técnica, sino ideológica.
- Apple defiende un modelo de tecnología integrada y privada "por diseño".
- La Unión Europea quiere obligarles a convertirlo en una plataforma abierta.
El núcleo del conflicto. La Comisión Europea está exigiendo a Apple abrir funciones que dan sentido a su ecosistema, como AirDrop o Handoff, a dispositivos de terceros. Quiere que cualquier fabricante pueda acceder a estas tecnologías como si fueran estándares públicos.
Apple responde que esto "amenaza la base" de su enfoque tecnológico. Que han invertido años desarrollando un ecosistema donde hardware y software funcionan de forma coordinada para garantizar no solo un buen funcionamiento, sino también privacidad y seguridad.
Y Apple va más allá: acusa a la UE de obligarles a "entregar información sensible" a "empresas ávidas de datos". Empresas que ya han pedido acceso al contenido de las notificaciones y al historial completo de redes WiFi almacenadas en los dispositivos.
Un trato desigual. Apple denuncia algo llamativo: "estas reglas profundamente defectuosas que solo atacan a Apple – y a ninguna otra empresa". Es un punto relevante.
- Samsung domina el mercado europeo de smartphones, pero no está sujeta a las mismas exigencias.
- Google controla Android y los servicios móviles, pero la UE no le pide que abra su tecnología propietaria.
Apple argumenta que les están obligando a "regalar su propiedad intelectual gratis a competidores" que no tienen que cumplir las mismas reglas.
El precedente peligroso. La UE no solo quiere acceso a las tecnologías actuales. Exige que Apple comparta sus innovaciones futuras en interoperabilidad incluso antes de anunciarlas públicamente. Para que la competencia pueda "adaptarse a ellas".
- Es como obligar a una farmacéutica a publicar sus investigaciones antes de patentar un medicamento.
- O forzar a Tesla a compartir los planos de su Autopilot con todos los fabricantes de coches.
Apple lo dice claramente:
"Nos ha costado mucho tiempo desarrollar estas funcionalidades entre productos que conocemos bien, y ahora se nos exige que funcionen también, por ejemplo, en Windows, sin tener la misma comprensión de esa plataforma".
Las consecuencias. Apple ya ha tomado medidas: iPhone Mirroring, por ejemplo, fue anunciada hace un año, pero sigue sin estar disponible en la UE.
En su momento se hipotetizó sobre si esa ausencia era una forma de presionar a la UE. Parece que es algo indefinido. Apple ha sido clara sobre el futuro, dice que estas regulaciones "limitarán severamente nuestra capacidad de ofrecer productos y características innovadores en Europa, llevando a una experiencia de usuario inferior para nuestros clientes europeos".
Antes podía sonar a amenaza, pero ahora es más bien una definición de lo que ya está pasando.
Dos caminos, ambos problemáticos. Si Apple pierde la apelación del pasado 2 de junio, tiene dos opciones para cumplir con las exigencias europeas:
- Hacer que todos los dispositivos de terceros sean tan capaces como los de Apple para comunicarse con iPhone y iPad. Técnicamente es complejo, y posiblemente es imposible sin comprometer la seguridad.
- Limitar los dispositivos en Europa a las capacidades disponibles para terceros a través de estándares abiertos básicos.
En el segundo escenario, veríamos consecuencias incluso de funciones ya presentes:
- AirDrop desaparecería.
- Los AirPods perderían su emparejamiento instantáneo.
- El Apple Watch se convertiría en un reloj más estándar, con menos funciones exclusivas.
Y Europa se quedaría con una versión empobrecida del ecosistema de Apple.
El trasfondo. Esta batalla la protagoniza Apple pero trasciende a su marca: va de cómo entendemos la innovación en el siglo XXI desde la Unión Europea.
- ¿Deben las empresas poder diferenciarse creando ecosistemas integrados, como hace Apple?
- ¿O toda innovación debe ser inmediatamente accesible para la competencia?
La UE ha elegido lo segundo. Apple defiende la primera. Los usuarios europeos acabaremos pagando el precio de esta disputa. Insistimos: más ideológica que técnica.
Hay una ironía sutil aquí: la región líder mundial en defensa de la privacidad está obligando a crear puntos ciegos de seguridad que no existen hoy. Todo en nombre de una competencia que puede destruir incentivos para innovar.
En Xataka | El ocaso de la "cultura Apple". La devoción ciega ha evolucionado hacia un entusiasmo crítico
Imagen destacada | Apple, Wikimedia Commons
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